Tarde, tarde, tarde. Era la palabra que rondaba por la cabeza del castaño sin cesar. Se había quedado dormido el primer día de clases, ¿qué puede ser más penoso?
—¡No se te vaya olvidar comprar la comida cuando vengas de...!
—¡Claro, mamá! —Jean interrumpió a la mujer mientras azotaba la puerta con algo de fuerza y corría hacia la escuela, acomodándose la hebilla del cinturón.
¡Jodidamente genial! La mañana había sido una tortura y no dudaba que el camino hacia la escuela sería lo mismo. Sus piernas corrían solas mientras pasaba sus manos por su desordenado cabello hacia atrás, peinándolo de una manera bastante improvisada.
Pasaron pocos minutos y llegó a la escuela, todo estaba normal y veía a varios compañeros caminar despreocupados.
—¡Wow, Jean! ¡Llegaste temprano!
—¿Ah? ¿De qué hablas? ¡Son las ocho, Marco! ¡Estamos tarde!
—¿Ocho? —el pecoso reviso su reloj—. Recien son las siete con veinticinco —dijo riendo—. Creo que tu reloj está un poquito adelantando, ¿no crees?
—... Me perdí mi desayuno ¿¡Por nada!?
El pecoso rió, ver a su mejor amigo enojado era mejor que escuchar tres mil chistes buenos juntos sin parar.
—Mi mamá me hizo la merienda —comentó sacando un sándwich con doble queso—. Ten.
Jean arqueó ligeramente una ceja viendo con determinación el emparedado que su amigo le estaba extendiendo.
—¿Hablas en serio? Es tu comida, puedo comprar algo en la cafetería sin problema —despeinó su cabello, que por cierto, no sabía por qué se lo intentó arreglar si iba a terminar despeinándolo.
—Pero tenemos el almuerzo dentro de cuatro horas, conociéndote no vas a soportarlo —meneó un poco su mano, llamando más la atención del chico.
—... Te compraré algo en el almuerzo —juró a la par que tomaba el sándwich y comenzaba a comerlo, haciendo que una sonrisa en sus labios se formara.
Marco rió al ver el rostro de su amigo, siquiera se había salvado de escuchar sus quejas en las clases de su estómago hambriento.
—Vayamos a clase—sugirió Marco—. No me quiero sentar ni tan atrás, ni tan adelante.
Jean asintió de acuerdo mientras seguía intentabdo arreglarse el cabello.
—Claro, sólo déjame ir al baño a arreglar... —mientras volteaba sintió cómo se chocaba con alguien—. Lo siento.
—No, fue mi culpa...
Ambos chicos, al reconocerse, fruncieron el ceño de inmediato fulminándose mutuamente.
—Tienes razón, fue tu culpa —dijo Jean con una sonrisa maliciosa.
—Deberias fijarte mejor por dónde caminas.
—Mira quien lo dice ¿Por qué no te vas a valer mierda a otro lado?
—¡Jean! —regañó Marco.
—Si me voy a valer mierda, significa que estaría contigo. Y no, no me gusta estar con perdedores.
—¡Eren!—regañó, ahora, Armin.
—¿Ah, sí? —se acercó amenazante hacia el bajito mientras se cruzaba de brazos.
—Por supuesto que sí —comentó serio sin dejar mostrar intimidación, lo que quería causar Jean en Jaeger.
—¿Sabes quién va a lucir como un perdedor? —ante eso, el castaño recorrió sus mangas.
—Ya fue suficiente —sonó una voz demandante, la voz de la azabache. Se hizo paso entre ambos y alejó a Eren de Jean—. Basta, se comportan como unos niños.
Jean, al ver a Mikasa cerca de él, sintió un vuelco en el pecho y retrocedió algunos pasos, sonrojándose.
—C-Claro, lo siento, Mikasa...
Mikasa Ackerman había sido el gran amor de Jean desde que tenía memoria. Realmente estaba enamorado de ella y tenía todo para conquistarla.
De no ser...
Que la azabache paraba pegada a Eren como caracol a hoja. Obviamente jamás admitiría que le tenía celos a Eren, por eso ambos siempre paraban peleando.
—Lamento este mal momento, Jean no es mala persona. De seguro está así porque tiene hambre.
—¡M-Marco!
Eren sonrió de lado alzando un poco la frente.
—Entiendo... ¿Jean-Bo no puede vivir sin su comida?—preguntó sarcástico.
—¡Ahora sí te voy a matar, Jaeger!
—¡Pues intentaló, Kirstein!
Ambos soltaron un grito y empezaron a correr hacia ellos listos para golpearse. Mikasa viró los ojos y se colocó al centro, agarró a ambos chicos de la camiseta e hizo que se golpearan la frente entre ambos.
—¡Ah! ¡Mikasa!
—¡Duele, duele, duele, duele!
—Con eso tiene suficiente —dijo la chica y empujó al más alto para llevarse a su acompañante a rastras.
—¡Oye! ¡Mikasa! ¡Yo puedo caminar solo! —se oía a lo lejos los gritos de Eren mientras la chica seguía tirando de él—. ¡Mikasa!
Jean miró la escena y sonrió de lado.
—Ella es genial...
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war of hearts. ❥『snk pairings』
Fanfiction❝No puedo evitar amarte, aunque intente no hacerlo. No puedo evitar quererte, sé que moriría sin ti.❞ ¿Por qué el amor se vuelve complicado? ¿Por qué el amor no es fácil de encontrar? ¿Por qué el amor nos hace sufrir? ¿Por qué el amor nos hace lucha...