❀『O7;』❀

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Jean bebió de su milkshake viendo de lejos a la azabache. Se veía tan guapa jugando voley junto a las demás chicas.

—No sé como invitarla, siempre para al lado del idiota de Jaeger.

Marco hizo una pequeña mueca y bebió de su bebida también.

—¿Y no has pensado ir solo?

—¿Solo? —el castaño soltó una gran carcajada—. ¿Qué clase de estúpido iría solo?

El pecoso alzó su mano derecha.

—Yo soy ese estúpido —sonrió dulcemente.

—¿Por qué quieres ir solo? —arrugó la nariz—. Es penoso, viejo, mejor no vayas.

—Es que no quiero invitar a ninguna chica —se encogió de hombros—. Así que... pues... iré solo.

—Si Mikasa me rechaza, iremos los dos solos —aseguró.

Eso ocasiono que saliera una risa de los labios del chico con pecas.

—Sabemos que vas a insistir hasta que diga que sí o te golpeé.

—En eso tienes razón —aseguró—. No me daré por vencido por lo menos esta semana.

Siguieron comiendo y tomando lo que habían comprado y Marco se percató de que el chico se levantaba de su lugar.

—Voy a ir ahora, que no está Eren molestandola.

El castaño se levantó e infló las mejillas para tomar valor y se acercó a la pelinegra que se estaba secando la cara con una toalla.

—¡Mikasa! —exclamó el chico corriendo hacia ella—. H-Hola.

—Hola, Jean.

—¡O-Oye! —la chica alzó la mirada—. Me preguntaba si... alguien ya te había invitado para el baile.

—La verdad es que... —un pelotazo en la cabeza interrumpió— ... —la azabache respiró profundo y volteó lentamente para ver quién le había golpeado.

—Oops~ ¿Te dolió?

—Leonhardt...

—Ackerman...

Ambas chicas se fulminaron, nadie sabía el porqué pero ellas tenían una gran rivalidad. Lo que hacía una, la otra lo tenía que hacer mejor.

—Noté que quedamos empatadas en el partido de hoy y sabes que eso es inaceptable.

—Tienes razón.

Jean veía expectante la discusión que comenzaba a formarse entre ambas chicas serias. Rió un poco nervioso volviendo a captar la atención de la azabache.

—Q-Quería saber si tú...

—Te reto a un desempate —Jean frunció los labios al oír la demandante voz de la rubia—. Quiero comprobar con autenticidad que soy mejor que tú.

Los chismosos observadores no pudieron evitar soltar un: "Uuuhh", que iba de la mano con apuestas sobre la vencedora y ademanes acusatorios.

—Sólo espero que no te sientas mal cuando te gane en menos de siete minutos —Annie entrecerró los ojos, sabía de qué se burlaba.

En una competencia de voleyball el equipo de Ackerman venció al de Leonhardt debido a que a los primeros siete minutos de juego la rubia se había quedado como una principiante ante toda Shiganshina.

—Cierra la boca —siseó y tomó la pelota con la que había golpeado a la chica hace unos segundos y había vuelto hasta ella.

La rubia caminó hacia su parte de la cancha al igual que la pelinegra.

—¡Dios mío! ¡La batalla del siglo! —dijo Sasha asombrada.

—Apuesto 20 dólares a Annie —dijo Connie.

—¿¡Estás loco!? ¡Apuesto toda mi mesada a que Mikasa gana! —exclamó Jean.

—¡Eso no va a suceder! —se escuchó de parte de la rubia, quien giraba el balón en su mano—. ¿Lista, Ackerman?

—¿Tú estás lista, Leonhardt?

Ambas se fulminaron con la mirada y así inició el partido de desempate.



—Annie eso se ve...

—Cállate —empujó el brazo del chico groseramente mientras se ponía hielo en su ojo morado.

—¿Quieres que le dé una paliza? —Reiner hizo tronar sus dedos viendo de lejos cómo la azabache se iba con sus amigos.

—No. Estoy bien, no se metan.

—¡No estás bien! —sin consultárselo, el moreno puso su dedo índice en el mentón de la rubia para inspeccionar su ojo—. Realmente se ve muy mal, déjame curarte.

—¡El hielo hará todo! ¡Gracias! —la chica se paró y sin decir más se fue de la escena.

—Será mejor que la dejes en paz, sabes cómo es Annie cuando se molesta.

El moreno volteó a ver como la chica en coleta se iba pisando fuerte el piso, miró al cielo y vio como este estaba nublado.

—Yo nunca la dejaré sola.

Dicho esto corrió detrás de la chica.

Annie se sentía devastada y humillada. No había perdido ante Mikasa, quedaron empate de nuevo pero fue porque la azabache le había soltado un pelotazo en la cara que la había hecho caer de espaldas noqueándola. Su ojo le punzaba y había decidido irse sin cambiarse.

O sea, se moría de frío.

—Maldita sea... a mala hora decidió hacer viento —sus dientes tiritaron pero sintió como una chaqueta se posaba en sus hombros haciendo que estos se detuvieran.

No tuvo que voltear para saber quién era, tenía guardado el olor de esa chaqueta en su memoria.

—¿Crees que soy una perdedora?

—¿Annie y perdedora en una misma frase? Eso es imposible.

Annie agachó la cabeza a la par que aferraba la cálida chaqueta de Bertholdt en sus hombros a su cuerpo. Avergonzada era la palabra para definir como se sentía Annie en estos momentos. Avergonzada de haber perdido la victoria contra Ackerman. Avergonzada de no haber sido más precavida y no perder de vista la pelota. Avergonzada por dejar que la amabilidad de Bertholdt la hiciera sentir débil.

—Soy una debilucha perdedora.

—No, no lo eres —murmuró el alto intentando buscar la fría mirada de la rubia tomándola de la mejilla—. Ni debilucha, ni perdedora.

La calidez de la mano de Bertholdt hizo estremecer a la chica, ¿qué es lo que pretende? La más baja retiró lentamente la mano del chico y suspiró.

—Eso me hace sentir bien de alguna forma, gracias, Bertholdt —él simplemente inclinó la cabeza y besó la frente de su amiga, haciéndola ruborizar.

—No tienes nada que agradecer, Annie —separó sus labios de la frente de la chica lentamente y la vio a los ojos sonriendo—. Has de estar agotada, te invito a comer algo, campeona.

Annie rió a secas y asintió.

—Me gustaría mucho.

—Me gustaría mucho

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⏰ Última actualización: Mar 02, 2018 ⏰

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war of hearts. ❥『snk pairings』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora