Prologo

8.3K 489 11
                                    

Por mucho que él quisiera olvidar aquel día, su cerebro se hacía cargo de que fuera una misión imposible de realizar, pues cada vez que bajaba la guardia, las fuertes imágenes le golpeaban con fuerza. Era en las noches, cuando dormía, que más débil estaba.

Respiro hondo, soltando un largo bostezo después y observo atento el techo, estaba solo en una de las habitaciones de residencia de Machos y agradecía eso. No es como si él fuera igual de sociable y amigable que su hermana, ¿algo estaba mal en él acaso?

Siempre fue rebelde, un poco desbocado y demasiado desarrollado, pero su madre y padre lo atribuían al ADN de león tan cargado en su sistema, sin embargo él no estaba tan seguro de eso. Soltó un suspiro fastidiado, no podía creer que estuviera pensando en semejantes tonterías solo por no dormir.

Con el paso de las horas los parpados le comenzaron a pesar, maldijo e intento levantarse, pero su cuerpo se sentía tan pesado y las cobijas tan cómodas que llevar acabo aquello le resulto totalmente imposible.

No estaba seguro dónde estaba, tampoco porque el aire a su alrededor olía tan bien ni menos porque su cuerpo le estaba quemando. Con mucho esfuerzo logro abrir los ojos y se encontró con el mismo cielo, uno hermoso y lleno de sorpresa.

Entonces todo vino a él: el incidente, la pelea, la persecución y no lo dudo, sólo se lanzó contra ella, furioso. Logró derribarla con facilidad, fue aún más fácil el haberla sujetado de las muñecas y colocarla bajo su cuerpo, pero cuando volvió a ver aquellos ojos... Gruño.

¿Quién mierda eres? – cuestiono sin ningún tacto, ella tembló y por alguna extraña razón él se quiso disculpar.

No soy humana. – ¿Acaso eso ayudaba?

¿Qué eres?

No soy...

¡Sólo responde!

No sé cómo llamarme a mí misma, pero me dicen Lua.

¡Cómo mierdas se suponía que iba a ser el chico rudo si ella se comportaba así! Le soltó, alejándose de ella con un gruñido y entonces rugió, él debía volver a con su hermana. Sus padres le habían pedido cuidarla y él tenía la obligación y deseo de hacerlo, pero ahí encerrado sería imposible.

Escucho algo arrastrarse y se percató que era la chica, no, no era una chica. No era humana, pero tampoco parecía ser una especie o una voraz, pero fuera lo que fuera, cuando toco el vendaje que cubría su pecho fue muy suave.

Era pequeña, dulce y ambos estaban en ese maldito y asqueroso lugar, entonces él...

No eres Especie ni Voraz, – susurró, un poco apenado por lo que diría pues jamás se lo había dicho nadie que no fuese su hermana. Respiró hondo y tomo la mano de ella con delicadeza, sintiéndola pequeña. – pero te protegeré.

Entonces había quedado inconsciente. Aunque su cerebro no iba a respetar eso, pues lo siguiente que le hizo recordar fue cuando Lua fue abusada sexualmente frente de él y ella rogaba por más, él observo todo. La sangre, el dolor y el placer entrelazándose para crear algo que le hizo vomitar.

No quería ver más, estaba harto. Quería matar a ese sujeto.

Despertó cansado, con el cuerpo adolorido y con la alarma de su celular sonando como sirena de emergencia, soltó un suspiro y lo cogió a ciegas. Apago la alarma, observo el techo y supo que el día iba a estar de la mierda.

*'*'*'*

Cedrix soltó un suspiro cansado, viéndola con reproche, pero ella sólo se cubrió aún más con las mantas. No quería salir. No quería verlo.

Mentirosa.

— Lua, por favor, debes salir tan siquiera por un poco de vitamina E.

— ¿Es la que te da el sol? – cuestionó.

— Sí.

— Abre las cortinas entonces.

— Ay, por favor, no puedes estar hablando enserio.

— Lo hago, no quiero salir.

— Debes dejar eso ya, no va contigo, bebé. – Cedrix se volvió, abriendo la puerta de la habitación, dejando entrar más luz. – ¡Magali! ¡Necesito ayuda!

— ¿Por qué no puedes dejarme aquí? – pregunto en susurro, sabedora que aquel lince de ojos violas la iba a escuchar fuerte y claro. – ¿Por qué te aferras a que salga?

— Porque no puedes seguir huyendo de él ni él de ti.

— ¿Él hace eso? – retiró ligeramente la manta, viendo a Cedrix con adoración. – ¿En verdad?

— No te lo voy a decir, sal y descúbrelo por ti misma.

¿Y si ni se acuerda de mí?

— Deo y yo sólo compartimos cama. – dijo fría, bajando la mirada y volviéndose a cubrir con las mantas. – Cuando él quiera sexo sabrá dónde encontrar, siempre lo hace.

Y ella siempre lo recibía, ¿por qué? Porque adoraba sentir las fuertes manos del león en su piel como aquel primer día.

**Autora**

ZAAAS! Ya sé, ya sé. "Dijiste primero Salvation" "¿Dónde está mi epilogo de Breeze?" ¡Lo sé! Pero mi cerebro maquina a su manera y valió madre. En fin, mañana (dentro de unas horas) les tengo lo último de Breeze.

Primero haré la historia de Deo porque una lectora bella lo pidió y me hizo darme cuenta que la llevo recorriendo mucho y pues ya es hora, porque créanme que ese machito tiene muuucho que demostrar y la bella Lua tiene muuuucho por lo que sentir 7w7r.

Buenas noches y descansen mis personitas del cielo.

Deo (Fanfic Nuevas Especies #13 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora