I don't want miss a thing

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Recostó la cabeza en la suave almohada, cerrando los ojos antes de conseguir ver parte del techo. Le dolía el cuerpo, pues había pasado toda la tarde y parte de la noche entrenando con el primate, asegurándose que fuera lo mejor para Lua. Porque para llegar a ella se tenía que ser fuerte y él conseguiría que ese macho lo fuera.

Ella era frágil, como un diente de león, y él era tan peligroso como el fuego.

¿Estaba bien lo que hacía? ¿Qué sabía él de delicadeza?

Sujeto con fuerza las caderas de Lua, alzándolas para poder llegar ahí. Ahí donde con un golpe la gatita perdía la cabeza, mientras ronroneaba y se aferraba a la almohada con uñas y dientes. Que linda era ella.

Ver la silueta, la delicada piel y tan resplandeciente cuello por culpa del sudor, le hicieron cosquillear los colmillos. Necesitaba morderla.

Ahora entendía a los machos de la Reserva. Cuando era pequeño no era raro escuchar a los Especie Salvajes decir: "Marcarlas es la mejor parte." Y era verdad.

Pasó sus manos al pecho de Lua, ayudándola a colocarse de rodillas y colocarse en su regazo, sin salir de su interior. Ella grito, ronroneo y busco a ciegas su cabeza, atrayéndolo al cuello. ¿Acaso ella también quería eso?

El día le regalo la luz para verse en el espejo, ver el erótico cuerpo de la felina y lo grande que él se veía a comparación. También el color de su piel resaltaba y sus manos aprisionando aquellos redondos pechos. La imagen le hizo sonreír antes de morder y sentirla temblar de pies a cabeza, apretándolo con sus paredes internas. Obligándolo a llenarla.

Idiota, puede quedar embarazada. ¿Y? ¿Qué importaba? Él se haría cargo y la haría feliz, jamás la haría llorar ni lamentar el haberlo conocido.

Deo, duele. – esa palabra le hizo abrir los ojos de golpe, Lua tenía el cuello chorreando de rojo y las finas gotas llegaban a sus pechos.

Mierda, mierda. – sin poder salir de su interior, alcanzo su camisa y comenzó a limpiarla, lamiendo de vez en cuando para aliviar un poco el dolor. – Lo siento mucho, Lua.

Tranquilo, siempre pasa.

No, no debe de ser así. – le abrazo. – No debes pasar por esto.

Me crearon para resistir, Deo; lo que has hecho es normal, viene en tus genes. Al igual que viene en los míos el soportarlo.

¿Cómo podía ella pensar así? Está loca. Negó con la cabeza, triste por lo que ella había pasado. Si al menos hubiera nacido antes o hubiera una máquina del futuro, él iría y la salvaría. No importándole nada más que ella.

¿Será que te amo? Bueno, amor era una palabra muy fuerte, pero al igual que su padre y madre, él supo que sería de Lua desde que abrió los ojos y se encontró con los de ella.

Mas debía admitir que había cometido un error y eso le hizo caer muy bajo.

La piel le quemaba, las manos manchadas de sangre le asustaron y vio sin comprender a su alrededor, ¿qué había pasado? ¿Por qué había tanta sangre? Había cuerpos de humanos en el suelo, pero seguían vivos y eso le hizo calmarse un poco.

Piso con cuidado, queriendo salir de ahí lo más rápido. ¿Cómo había llegado ahí? Recordaba haber estado en la Reserva, intentado hablar con Lua y ella se había negado, incluso le había ignorado... Ese recuerdo le hizo llevarse una mano al pecho, le había dolido igual o peor en ese momento. El rechazo.

Deo (Fanfic Nuevas Especies #13 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora