-Buena mano Drystan- dijo Calem con una risa ebria.
-¡Te lo dije! Te dije que iba a ganar.
Los dos chicos, ebrios y despreocupados estaban jugando a las cartas en una de las innumerables habitaciones del castillo. Se despreciaban el uno al otro; Calem quería la posición de Drystan, príncipe de Sapphire, como heredero del reino y Drystan, por encima de todo, amaba a su hermana y no la quería ver casada con Calem.
Drystan hizo una señal a uno de los sirvientes para que se llevara la comida y las cartas de la mesa.
-Ahora que te he vencido..., vamos a hablar sobre lo que hemos venido a hablar. ¿Qué vamos a hacer con Dyanne? ¿Cuándo vamos a ir a Carraigshine? ¿Y cómo pretende que entremos allí?
-Estoy trabajando en el plan, déjame un poco más de tiempo, es muy difícil, casi imposible entra en esa fortaleza.
-Mes estoy quedando sin paciencia Calem; quiero a Dyanne ¡y la quiero ya!- Drystan se levantó golpeando la mesa y casi tumbándola. Los criados dieron un paso atrás y aunque nunca lo reconocería en público, Calem se había acojonado con su explosión de ira- Ella me pertenece y te he ordenado a ti que me la traigas. Podrás ser mi futuro cuñado, pero yo sigo siendo el príncipe heredero y si no haces lo que te ordeno perderás la cabeza.
Calem se levantó y se acercó despacio a Drystan. Lo conocía y sabía que si no decía las palabras correctas iba a acabar la noche con la curandera.
-Tranquilízate Drystan. Te la traeré, tendrás a Dyanne, no te preocupes, aprecio demasiado mi cabeza como para perderla. Ahora, por favor, siéntate para que te cuente lo que tenía pensado hacer.
Mientras ellos dos hacían planes, uno de los guardias de la muralla divisó un jinete con los colores de Emerald acercándose llevando una bandera blanca en la mano. Cuando llegó a la puerta desmontó.
-¿Quién anda ahí?
-Soy un emisario de Emerald, traigo un mensaje para el rey Biast.
-No creo que eso sea posible muchacho.
-Tengo órdenes de entregarlo en mano.
-Y yo de no dejar entra a ninguna rata de Emerald.
En ese momento otros dos guardias se acercaron al oír el alboroto.
-¿Qué está pasando aquí Balgaire?-preguntó uno de ellos asomándose por las almenas.
-Nada, este mérdal quiere entregar un mensaje en mano a nuestro rey.
-Lleva una bandera blanca, ¿no crees que deberíamos dejarlo entrar?
-No, no podemos dejar entrar a nadie, son las órdenes.
-Ya, pero podríamos escoltarlo, hacerlo esperar en el patio y entregar nosotros el mensaje. No creo que hayan enviado a alguien en persona si no se tratara de algo importante.
Balgaire sopesó la posibilidad que le estaba exponiendo el otro centinela y dio la orden de que el mensajero fuera escoltado dentro del castillo.
Nombre despectivo que utilizan los habitantes de Saphire para referirse a los de Emerald.
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Reinos de Traición
FantasyDos reinos enfrentados desde tiempos immemoriables. Un escape. Un rapto. Una guerra inminente. Y muy pocas posibilidades de encontrar una solución.