Cuando las vacaciones acabaron, Lila se puso muy feliz. Comenzaría su cuarto año escolar y volvería a ver a sus amigos. Volvería a ver al señor Anthon.
Además, llevaría un pastel para el primer día de clases.
-Lila, ya nos vamos -comentó su madre mientras abría un poco la puerta de su habitación. La niña asintió, tomó la pequeña mochila verde, la colgó en sus hombros y bajó corriendo hasta llegar al auto despidiéndose de su familia con un «Nos vemos luego».
Sentada en el asiento de atrás, con el cinturón de seguridad, Lila miraba por la ventana admirando el paisaje veraniego, los árboles con hojas verdes y los pájaros haciendo sus nidos. Ella amaba a esos animales alados y libres.
-Mami, ¿crees que algún día pueda volar como un pajarito?
-Lila, -su madre la miró por unos segundos en el espejo luego volvió su vista a la calle- los humanos solo vuelan en aviones, no como los pájaros.
Su hermana le hubiera dicho que ella podría hacer lo que quisiera mientras creyera en sí misma, por eso siempre prefería a su hermana mayor. Siempre era ella.
Cuando se despidió de su madre, Lila entró en la escuela con la caja que contenía el pastel sobre los brazos. Había encontrado rápidamente su salón de clases en el tablero en la puerta de entrada. Soltó un suspiro y, con confianza, entró con seguridad.
Se encontró con todos sus compañeros del año pasado, tan alegres y amigables como siempre, todos con todos siendo amigos. Pero cuando vio a su nueva profesora, y no al sr. Anthon sintió que su corazón se rompía en mil, y pequeños, pedazos
Dejó la caja con el pastel sobre la mesa de la profesora y se sentó al lado de Rita, su mejor amiga, comentando sobre la nueva encargada de ellos.
-¿Crees qué algo le pasó al maestro Anthon? -cuestionó Rita, mientras saludaba a Lila.
-No lo sé, tal vez sea una bruja y quiso tomar el lugar del sr. Anthon.
-Sí, -miró hacia la ventana con tristeza- puede que sea así.
-Dime, Rita.
-¿Qué sucede? -volvió la mirada hacia la de ojos verdes.
-¿Cómo fueron tus vacaciones?
Y las amigas comenzaron a hablar un poco hasta que la mujer mayor comenzó a explicar lo que sucedía con su antiguo profesor.
-El señor Anthon no está en su grado este año pero lo tendrán el que viene. Es algo que suele suceder, no se molesten con eso.
Todos sonrieron y gritaron de felicidad.
-Bien niños, quiero que me hagan un dibujo de lo que hicieron en sus vacaciones, si fue algo que lo recuerden en su mayoría y quieran compartirlo con el grupo me fascinaría. Además, quiero que me digan cómo llamarían a ese día.
Lila con rapidez sacó una hoja con cuadrículas y comenzó a dibujar lo que le había sucedido hace unas semanas, ella en la camilla con la bata junto a su hermana, sonriendo, a un lado de la cama. Frente a la niña estaba el doctor Park, mirándola fijamente, con cuencas completamente negras y con una especie de líquido negro, tal vez petróleo o alguna otra sustancia. A cada uno de los que estaba ahí los señalaba una flecha diciendo que personaje representaba a quien.
"El día que me golpee la cabeza" fue como llamó al dibujo.
Cuando terminó su obra de arte se lo entregó a la maestra, quien tuvo que fingir una sonrisa para no mostrar el miedo que tenía ante el dibujo. Contuvo la respiración y siguió recibiendo las otras hojas con dibujos que se titulaban "El día en que mi familia y yo fuimos a pescar" o "Mamá me regala una bicicleta". Lila era diferente.
-¿Crees que pueda tener algún problema?
-Lila siempre fue diferente, pero es una buena niña.
-Anthon, mira el dibujo que hizo hoy, -le pasó el dibujo que la pequeña había hecho en clase. El hombre tuvo que refregarse los ojos para confirmar si era real- ¿ves lo que te digo? Hay algo raro con ella.
-Amanda, no hay nada raro con Lila, su familia es completamente normal.
-¿De verdad? Porque solo su hermana aparece en este dibujo junto a un macabro doctor.
-Tal vez estaban afuera.
-¡No intentes encubrirla, Anthon! Ella no es normal. -Amanda recalcó la palabra "no".
La mujer ya se estaba alterando, desde que vio a la niña de ojos verdes pisar su salón de clases fijó su vista en ella. Pero todo se fue a la mierda cuando vio el dibujo, había dibujado un monstruo y solo quería saber si eso podía darse otra vez. Otra vez en donde la niña dibuje un demonio con ojos negros.
[...]
Cuando la pequeña volvió de la escuela su humor era diferente, estaba más callada, observaba las cosas con menos atención que antes, movía más sus manos y su pierna ya se estaba acalambrando de tanto moverla, era un tic que la molestaba pero no podía dejar de hacerlo.
-Lila, para de una vez -la niña no prestó atención-. ¡Lila!
Alterada miró a su madre, preocupada, luego se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se detuvo bajando la mirada.
-Lo siento, mamá -miró su plato y jugó un poco más con su comida, su madre la miró disgustada por la acción.
-Si no comes...-se detuvo, Lawrence había entrado a la sala junto a su hijastra, a quien miró mal.
-¡Lila! -la saludó, la pequeña copió el gesto con una sonrisa.
El almuerzo cambió de ambiente mientras la niña contaba lo que le había pasado en el día con energía. Su padre le prestaba suma atención y de vez en cuando le sonreía para que siguiera con su anécdota.
Para cuando terminó todos finalizaron el almuerzo y comenzaron a juntar la menor marchó a su habitación para comenzar a jugar con sus peluches armando una gran escena romántica.
Se imaginaba que la muñeca era ella y el muñeco era su novio, novia o lo que sea. Se imaginaba que eran felices en una linda casa y que tenían una familia perfecta, eso era lo único que deseaba la niña.
Y lo que ella deseara a su familia no parecía importarle.
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Pastel.
Mystery / ThrillerLila es disléxica. Lila tienes un problema en la cabeza. Lila arma fiestas de té y juega con sus peluches. Lila ama lo extraño. Lila ama los pasteles raros. ×=×=×=×=×=×=×=×=×=×=×=×=×=×=× Historia publicada, originalmente, el día: 06/10/17