El periódico del viernes no aparece no sabe que es martes, sigue en sus trece y otra vez la misma tarta que acontece a la vela del 40 que ha soplado 30 veces... Lo peor de celebrar su cumpleaños es tener que oír "mamá" de la boca de un extraño... Su hijo dolido intenta no mostrarse huraño, pretende olvidar su olvido pero nadie olvida el daño. Se emborracha el sentimiento con lamentos que se estrellan. Porque cada pensamiento tiene cuello de botella Es como estar en la arena jugando a dejar tus huellas con la pena de girarte y no encontrar ninguna de ellas. Siente que la oscuridad comparte su mismo idioma y que la luz de verdad tan sólo es parte de un croma. Revisando sus fotos no recuerda estar en Roma... pero si en Milán... porque su tiempo es como una goma. Y no hay forma de poder salir de esa prisión y en la hoja de su latir se dibuja una oración. Dime, ¿Qué queda de ti si tu propio corazón dice olvidate de mi en su máxima expresión? En el cajón de su aliento solo hay lágrimas selladas y su risa es un fragmento de una página arrancada. Sólo conoce el asiento de la estación de la nada donde ve pasar los metros de recuerdos sin parada. Se van y no regresarán instantes temerarios muriendo en los labios de algún Peter Pan. Iran debajo del diván donde se para el tiempo y el espacio en el garfio de un capitán. Sabrán que nunca volverán y todos para uno y uno para todos se repetirán. Serán, dime de quien serán cuando al final del cuento se halle solo y sin aliento D' artagnan. Recorre los jardines de su infancia y solo ve confines de amapolas sin sustancia. El ocaso de ha llevado su fragancia dejando tras su paso aroma de ausencia y distancia. No existe un plan B en su calendario porque cada minuto es un luto en su abecedario. Se prende la mecha de su latido incendiario mientras se reabre la brecha en su fecha de aniversario. Pero esta vez ninguna tarta reaparece con la vela del 40 que sopló 50 veces. Tan solo hay un cristal que se humedece en un gris hospital donde su signo vital se desvanece y acercándose al final en plena señal de muerte ¡mamá! Suspira aquel fantasma entre la gente y en su calvario estira el brazo lentamente para llegar a su oído y susurrarle lo siguente: Te recuerdo...