blind

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Jennie amaba la fotografía desde que era pequeña.

Para ella todo lo que veía era una fotografía de un momento que quería guardar para siempre. Le gustaba apreciar cada pequeño detalle que la vida le daba y cuándo lo veía intentaba guardarlo en su memoria capturando momentos, sonrisas y personas, que después intentaría plasmar cuando tuviera un lápiz y un papel delante.

Y aquel día, Chaeyoung había sido el paisaje más bonito que había visto. La morena de cabello largo había estado sentada en aquel banco durante más de una hora, con sus ojos cerrados, sintiendo el viento fresco darle directamente en su cara, para después levantarse, y agarrar la correa con la que llevaba a su perro y comenzar a andar alejándose de allí.

Jennie no pudo creer que la mayor pieza de arte que había visto en toda su vida se estuviera yendo, y ni siquiera la había tenido a su lado, y la mayor de las dos comenzó a ir a aquel parque todos los días, a esperar a aquella chica que había asignado como su ángel, como perfeción entre tanto desastre en su vida.

Y la había vuelto a ver, y se había animado a hablarle y habría descubierto que aquella chica de pelo oscuro al igual que sus ojos se llamaba Park Chaeyoung.

Y que era ciega.

Y para la sorpresa de la menor, a la mayor aquello no le había importado nada, había hecho que tuviera ganas de vivir junto a la pequeña, para enseñarle lo colorido que era el mundo aunque Chaeyoung no pudiera verlo.

Y aquello a Chaeyoung le encantaba.

Jennie le dijo que amaba la fotografía y la pequeña siempre le decía que daría lo que fuera por ver las cosas que fotografiaba, pero lo que no sabía Chaeyoung es que para Jennie, su mejor fotografía había sido ella.

Había sido descubrir la belleza en una mirada pérdida y en unas manos temblorosas, para ponerlas firmes y enseñarle un camino distinto del cual Jennie no pensaba salirse nunca.

Y así, con el paso del tiempo, ambas había encontrado un extraño sentimiento al que Chaeyoung había denominado como amor, y la pequeña se había entregado tanto, que le había confiado cada parte de ella, y no se había equivocado en absoluto en dárselo a la mayor.

Jennie era tan diferente con ella, y eso era notable incluso para ella, aunque no pudiera verla. Y no era mentira, la mayor se sentía en calma a su lado, oler su perfume, entrelazar sus manos o simplemente abrazarla se había vuelto adictivo, y ninguna de las dos queria parar, ninguna de las dos iba a hacerlo.

Chaeyoung disfrutaba con el tacto de sus manos en la cara de Jennie. Sentía cuando esta sonreía y como su nariz se encogía de una manera que en la cabeza de Chaeyoung se veía muy tierna.

La menor le contó que cuando era mas pequeña si podía ver, pero que su vista desapareció de un momento a otro. No recordaba bien como era su cara y mucho menos las de sus padres y su hermana mayor y eso en cierta parte a Jennie le rompía el corazón.

Chaeyoung quería creerse todas las palabras que Jennie le decía, pero no podía verse, y tampoco podía verla a ella, asi que Jennie tuvo la idea de hacerle un retrato un tanto extraño.

La mayor en tan poco tiempo le había mostrado tanta seguridad y confianza que le asustaba, nunca se había sentido así de atraida por nadie, pero todo con Jennie era un mundo completamente nuevo.

Jennie cogió hilo y comenzó a ponerlo encima de todas las trazos que había dado en aquel dibujo, comenzó a coserlo encima para que Chaeyoung al tocarlo se sorprendiera de aquel tacto que si podía diferenciar, y para sorpresa de la mas bajita, funcionó.

Mientras que la menor con los ojos cerrados y lagrimosos iba palpando el regalo de Jennie, está no dejaba de mirarla y de describirle que para ella, era las cosas mas bonita que había visto, y que en su dibujo la había pintado tal y como era.

chaennie ✧ [os]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora