CAPÍTULO SEIS

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Salirse de la rutina es encontrarse a sí mismo.

Dos meses había pasado, dos meses en el que no podía decir que todo había mejorado, estaba el trabajo en lo que me esforzaba a tiempo completo, me mantenía ocupada con tal de no verme obligada a pensar en nada, o más bien en ella

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Dos meses había pasado, dos meses en el que no podía decir que todo había mejorado, estaba el trabajo en lo que me esforzaba a tiempo completo, me mantenía ocupada con tal de no verme obligada a pensar en nada, o más bien en ella.

En este momento salía una hora más tarde de la oficina, me encontraba ingresando la llave en la ranura y tirando mi bolso a un lado de la puerta, sin importarme que luego tendría que recogerlo.

—Decidí ordenar comida.

Keegan se encontraba sacando unos platos de una funda, supongo que no hacía mucho que la comida había llegado.

—Bien.

Me saqué la chaqueta caminando en dirección al baño para tomar una ducha.

—Lesley —me llama y yo me doy la vuelta para verle—. ¿Estás bien? —asiento.

—Solo tomaré un baño.

Me había cambiado con mi piyama habitual, y había bajado para comer, a pesar de no tener deseos de probar bocado, a pesar de solo querer cerrar los ojos porque estaba muy cansada.

—Cariño —su dulce apelativo me desconcierta, no le había escuchado llamarme así, no desde lo sucedido—. Sé que estas deprimida, pero te has cerrado demasiado.

—Eso no es cierto.

—Lesley, te levantas excesivamente temprano a correr, luego vas al trabajo y cuando llegas a casa es a cocinar y limpiar, no me diriges la palabra, hasta has marcado territorio a la hora de dormir —se pasa la mano por el cabello—. Intento abrazarte y te alejas de mí, si cuando llegaba por esa puerta lo primero que hacías era darme un beso, aunque fuera el peor día, aunque todo haya sido una Mierda.

Mis ojos se llenan de lágrimas.

» Sé que es duro, yo lo sufro también, pero no me cierro, no ignoro la realidad, no he creado un muro para alejarme de ti, debemos de estar más cerca en estos días, apoyarnos.

—No comprendes...

—¡Y una mierda que no comprendo! —alza la voz y golpea con sus puños la mesa saliéndose de control, dejando la calma a un lado y dejando que la furia forme parte de él.

—Keegan...

—No, Lesley, no, te he dado espacio, he estado junto a ti en todo momento sin reprocharte nada, me has rechazado y he intentado entenderte, pero no puedo.

—Yo...

—¿Dime qué es lo que necesitas, qué quieres? —pregunta sentándose de nuevo junto a mí.

—Quiero que todo sea como antes —sollozo, no puedo con esto, es muy fuerte, es muy doloroso, es como si un vacío creciera en mi pecho cada vez más, cada vez que pienso en ella y lo que pudo haber pasado si no hubiera sido por mí negligencia—. Quiero sentirla entre mis brazos para protegerla, quiero sacrificar todo lo que tengo para poder volver a ella.
Veo los niños afuera y pienso que podría ver a mi niña columpiarse, sentarme a jugar muñecas, darle todas las golosinas que quiera, yo quiero tenerla, eso es lo que quiero Keegan y no puedes hacer nada al respecto, no podemos hacer nada -grito esto último y dejo la habitación.

Corro hasta el baño y me tranco en el, recuesto mi espalda contra la pared y lloro mientras pienso en cómo afrontar esto, si es que se puede afrontar.


Pendiendo De Un Hilo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora