Maratón, Capítulo 4.

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Capítulo 4. Nueva vida. ¿Verdadera familia?

Estaba en el copiloto del coche de Louis. Pensando en todo lo que me había ocurrido en estos últimos días, con tantas preguntas sin respuesta… de pronto la mirada de alguien me hizo reaccionar y me fijé en un chico alto, pelinegro y con unos ojos miel que me hipnotizaban. Intentaba con todas mis fuerzas dejar de mirarlo, pero debido a un semáforo el coche se vio obligado a parar. Maldecía mi suerte. Solo quería aclararme un poco las cosas, pero mi subconsciente quería seguir hechizado en él. Antes de separar nuestras miradas, sonreí sutilmente cuando me di cuenta de que él también lo hacía. Pero ahora no podía pensar en eso, además me voy a Nueva York, no creo que lo vuelva a ver. Pero bueno, así me centraría en encontrar a mis verdaderos padres y saber lo que soy, saber toda esa mierda de las fotos, de las cartas y el porque me dieron a otra familia.

Una hora después, ya me encontraba en el avión. Tardaría un par de horas en llegar, así que decidí echarme un rato. Cuando desperté, avisaron de que nos fuéramos preparando para aterrizar, y que nos pusiéramos el cinturón. Salí del avión y cogí un papelito en el que Louis me entregó con la dirección de la casa de mis <tíos>. Llamé a un taxi, que 5 minutos después ya me esperaba en la puerta del aeropuerto. Le di la dirección, y se dispuso a conducir.

Me encontraba en la ''entrada´´ de la casa- bueno más bien mansión- cuando una sombra apareció detrás de la puerta.

-          Buenas, ¿Selena verdad?- es un hombre alto, con un vistoso bigote y muy bien vestido. ¿Será él mi tío? Cuando reaccioné, asentí cuando el señor con un gesto me avisó de que entrara.

Todo estaba perfectamente colocado, se respiraba frescor. Tenían un buen gusto para la decoración, todo era hermoso.

Estaba muy nerviosa, no sólo por el hecho de conocer a mis tíos, si no el saber de si lo son de verdad, si ellos me pudieran ayudar a descubrir mi pasado. Entré a la habitación. Para mi sorpresa, me encontré a un matrimonio de mediana edad. La mujer era alta, su pelo era rubio recogido, en un perfecto moño. Llevaba un traje muy formal, fucsia y negro. A primera vista se veía simpática, aunque ¿Quién sabe? Las apariencias engañan. Al contrario, el hombre que se encontraba a su lado, parecía arisco y malhumorado, tenía los ojos perdidos y sin brillo, poco pelo y grisáceo y muy bien vestido con un traje negro y lo que parecían unos zapatos italianos.

 Me presenté y ellos se mostraron muy cariñosos conmigo, pero algo me decía que no iba a durar mucho.

jugando con mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora