Dos mochilas sobrevolaron la valla que delimitaba los terrenos del instituto. Tras ellas saltaron una pareja de viejos amigos. Un chico rubio, delgaducho y con el pelo largo, a su lado una muchacha, algo más bajita, su cabello era castaño claro. Ambos tenían los ojos de color claro. Él azules, ella verdes. Ambos llevaban una desaliñada melena por los hombros y vestían con ropa desgastada. No le daban importancia al aspecto físico, mas bien les daba totalmente igual lo que la gente pudiera pensar o comentar.
El joven recogió las mochilas y le acercó a la chica su correspondiente, acto seguido los dos empezaron a caminar en silencio, dejando atrás el edificio casi en ruinas donde pretendían domarlos. No hablaron durante todo el trayecto. No hacía falta, los dos sabían a donde ir.
Al fin llegaron a su destino, que era debajo de un puente, donde solían saltarse las clases, charlar y fumar despreocupadamente. Aquel lugar era perfecto para quien buscaba algo de intimidad. Dejaron caer las mochilas, que apenas estaban llenas, y se sentaron sobre estas.
-¿Qué te cuentas? -rompió el silencio la chica, ahora que se sentía segura de que nadie les molestaría. La castaña agitó la cabeza, dejando que su rizado cabello ocultara parte de su rostro.
-Nada especial -le contestó el rubio, de nombre Kurt, mientras le dedicaba una dulce sonrisa y descubría la cara de la chica, pasando un mechon del pelo de esta tras su oreja.- La misma mierda de siempre. ¿Y tú?
-Bueno, la mierda ya no apesta tanto -contestó con sinceridad.- Últimamente todo pinta bien.
-Me alegra oír eso, Kat -El joven sacó un paquete de tabaco, que ya estaba a medias, de su bolsillo y le brindó un cigarro a Katherine. Ella le prestó su mechero y cuando él prendió su cigarro le imitó.-
-Mi padre me ha regalado un casette de los Sex Pistols. Pásate esta tarde por casa y lo escuchamos juntos. -Le invitó Kat, mientras acortaba su vida y la del cigarro entre calada y calada.-
-A las siete estoy allí. -Contestó Kurt, sonriendo entusiasmado por la idea. Ella asintió satisfecha con su respuesta y lanzó la colilla al suelo para pisarla. Cuando su amigo terminó el cigarro continuaron charlando animadamente, hasta que ella se pusó en pie.
-Volvamos ya -ordenó, ya que si por él fuera se quedaban allí hasta Dios sabe cuando.
-Está bien -suspiró algo fastidiado por la interrupción mientras se levantaba. Los dos recogieron sus pertenencias y se marcharon cada uno a su casa, no sin antes despedirse. A pesar de que en unas horas se volverían a ver les apenaba la idea de separarse, ya que la compañía que se ofrecían era lo más valioso para ellos dos.
-Continuará.-
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Drain you
ФанфикDos viejos amigos, leales, jóvenes, inquietos y curiosos viven en el pequeño pueblo de Aberdeen, cerca de Seattle. Así empieza la historia de Kat Lexington, una chica con una vida de todo menos aburrida.