Hice algún trabajo con ella hace unos años. Era algo inexperta, pero era evidente que tenía un gran potencial. Sin embargo, muchas veces era demasiado positiva y alegre, siempre pensé que hasta que no cambiara esa faceta suya no podría llegar a hacerse realmente fuerte.
- No deberías perdonarle la vida.
- Es solo un niño. No tiene nada que ver con esto.
Cuanto tiempo había pasado desde entonces, ¿5, 6 años? Normalmente trabajaba solo pero en aquella ocasión su habilidad me resultaba muy útil.
- Ese niño es el hijo directo del hombre al que acabamos de asesinar. Desde que nació, ha sido inculcado para ser como su padre. Si lo dejas vivir ahora, dentro de unos años habrá crecido para ser igual de cruel que él y lo más seguro es que envíen a alguien a matarlo. Solo le darías unos años más de vida.
- ¿Y qué? Puede cambiar.
- No va a cambiar.
- Yo creo en la gente.
Se veía seria cuando me lo dijo. Realmente creía que la gente podía cambiar. Era demasiado ingenua. Había matado a cientos de personas, visto escenas horribles y aun así creía que realmente había algo más.
Desde entonces no volví a verla, es más, olvidé su nombre por completo. Sin embargo, nunca olvidé sus ojos cuando dijo aquello de "creo en la gente". Tenían un brillo único. Y debo decir, que si alguna vez pensé en la posibilidad de verla de nuevo, nunca pensé en que estas iban a ser las circunstancias.
Llevaba varias semanas fuera, en un trabajo bastante agotador pero bien pagado. Volví cansado, esperando poder descansar nada más llegar, pero me interrumpieron.
- Illumi, cariño, hay alguien que quiero que conozcas.
Padre y madre habían estado hablando del tema durante unos meses, pero siempre pensé que era algo que realmente nunca iba a ocurrir.
- Esta es (T/N)-chan, la prometida de Milluki.
Sip, era ella. Solo que ahora tenía cuantos... ¿21, 22 años? Me miró y sonrió.
- Ha pasado tiempo, Illumi.
Eran los mismos ojos de entonces, pero esta vez parecían haber perdido aquel brillo de inocencia. Había madurado, no se si para bien o para mal.
- ¿Ya os conocíais? ¡Oh, cierto! Hicisteis algún trabajo junto, lo olvidé. Siendo así, ¿Por qué no le enseñas la casa, querido?
- Claro, madre.
Toda la situación se me hacía extraña. El hecho en sí de que Milluki esté prometido es anormal y antinatural. ¿Está él realmente de acuerdo con todo esto del matrimonio? Lo más seguro es que dijera que sí para que dejaran de molestarle mientras jugaba con su ordenador.
- Oye, (T/N).
- ¿Hmn?
- ¿Te parece bien esto de casarte por conveniencia?
Ambos andábamos por los pasillos de la casa mientras le enseñaba las diferentes instalaciones.
- Sí, ¿por qué no? el apellido Zoldyck es muy reconocido, aporta nivel y riqueza. Esta es una de las mejores cosas que podrían haberme pasado.
Lo decía sonriendo, pero su voz era apagada y monótona. Parecía que no quería si quiera molestarse en ocultar que estaba mintiendo.
- No se, supongo que la imagen que tenía de ti era de alguien mas... ¿Tradicional? No se, pensé que querrías encontrar a alguien "especial", salir, casarte, formar una familia... ya sabes, lo que se dice siempre.
