Casa.

61 5 0
                                    

—Hola, Akabane-Kun.

El peliceleste sonrió un poco al ver la cara de desconcierto del pelirrojo, parece que aun no se creía lo que veía.

Karma —con lo poco que conocía de Nagisa— creía que era un chico serio, alerta, que no salía de su casa si no fuera necesario, pero ahí estaba, frente a él, sonriendo junto a un leve temblor que empezaba a asomarse por el frío.

—¿Por qué tan tarde en la calle? —preguntó Shiota metiendo sus manos en los bolsillos del abrigo, había olvidado llevarse los guantes a la hora que salió, por lo que sentía sus dedos entumecidos.

—Vuelvo de trabajar —respondió Akabane con toque de timidez y duda en sus palabras, le incomodaba un poco el que el chico frente suyo fuera tan serio, sentía que si intentaba hacer una broma terminaría como Justice cuando intentaba decir algo que no le convenía al peliceleste: con una piedra en la cara.

—¿Te dejan trabajar tan pequeño? —ahora lo que Shiota sentía era curiosidad, curiosidad hacía la vida del joven Akabane.

—Bueno... Necesito dinero para que Akari y yo sobrevivamos —Shiota abrió los ojos impresionado, ¿Acaso Rokuro no los ayudaba?

—Rokuro...

—El dinero no es suficiente, generalmente el no se da cuenta de que salgo de noche, siempre que llega de casa se va a dormir —sonrió Karma con pena— el también trabaja en un hospital, y como es médico general no le va muy bien.

A ambos les rodeó el silencio, no era incómodo, al contrario, se sentían tranquilos con la presencia del otro.

—¿Y usted, Shiota-Kun? —preguntó Akabane después de un tiempo— ¿Que haces tan noche sin estar en casa?

—Bueno... —murmuró el mayor, ¿Debería confiarle eso a Akabane? Pues ya lo estaba haciendo— tuve la visión de la muerte de una chica con habilidades... Y me estaba sofocando en casa.

—Ya veo...

Y volvieron a quedar en silencio, ahora Nagisa se sentía un poco más liberado al haber dicho eso, como si se quitara una carga de enzima.

Estaban tranquilos, en sus propios pensamientos mientras disfrutaban de la presencia del otro hasta que un gruñido llamo la atención de Akabane, quien al voltear se encontró con Nagisa sonrojado mientras apretaba sus manos en su estómago.

—¿Tienes hambre? —preguntó y rió al ver el puchero que dió su contrario en respuesta— si quieres te invito a algo, hoy fue día de paga.

Shiota miró por unos segundos al menor, iba a negarse, pero un gruñido más fuerte, proveniente de su estómago, lo hizo retractarse de hacerlo.

—... Esta bien. —dijo aún con el sonrojo en el rostro.

Akabane sonrió y ambos se fueron caminando hasta llegar a un supermercado.

—¿En serio quieres comer ramen instantáneo? Tengo más dinero, si quieres te invito a algo mejor —dijo Karma viendo con duda al peliceleste.

—Si. No te preocupes, estoy bien con esto —tomó dos envases y ambos fueron a caja a pagar.

—¿De dónde conseguiremos el agua caliente? —preguntó el menor.

—Los poderes de los Akabane son los cuatro elementos —respondió Shiota— solo utiliza el agua y fuego al mismo tiempo.

—Eh... —Akabane vaciló unos momentos y Nagisa abrió los ojos hasta más no poder.

—Acaso ¿Jamás has intentado usarlos? —el mayor le miró con reproche.

Hasta Mañana [Karmagisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora