C A P Í T U L O 52

693 49 17
                                    

V I E R N E S

V I E R N E S

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Simón

El único sonido que se pudo escuchar en toda la casa fue el de mi guitarra que aún sostenía en manos al momento de dejarla sobre la silla de la cual mi padre la había tomado. Ni siquiera mi corazón que comenzó a latir con tal velocidad que juraba se me saldría del pecho en cualquier momento.

Sabía que tarde o temprano este momento ocurriría, que mis padres se encontrarían frente a frente luego de todos estos años, pero no pensé que este momento llegaría tan pronto, aun cuando no terminaba de asimilar la idea de que había regresado, algo que claramente mi mamá intentaba procesar, abriendo su boca que se contorsionaba tal como si intentara pronunciar palabra alguna, pero sin conseguir que un solo sonido saliera de esta.

Martín: Silvia...

Musitó mi padre, tornando sus labios en una apenas imperceptible mueca y estoy seguro que escuchar su voz en persona luego de tantos años fue suficiente para que el corazón de mi mamá se estremeciera, pues sus ojos se cristalizaron en apenas un par de parpadeos.

Silvia: ¿Qué hace él en mi casa Simón? -cuestionó en un hilo de voz- ¿Qué... qué significa esto? ¿Desde hace cuánto lo buscaste?
Martín: Silvia, yo...
Silvia: ¡No estoy hablando contigo! -replicó dura, sin dejarlo terminar su oración- Estoy hablando con mi hijo -exclamó acortando distancia conmigo- Sabes perfectamente que no quería que lo buscaras, ¿por qué lo hiciste Simón? ¿Por qué me desobedeciste de esta manera?
Martín: Silvia fui yo quién lo buscó -respondió apresurado, interponiéndose en el medio de ambos- Lo contacté hace unas semanas porque necesitaba verlo.
Silvia: ¿Unas semanas? -se dirigió a mí levantando ambas cejas- ¡¿O sea que me has estado ocultando esto todo este tiempo?!
Martín: Silvia yo creo que estás siendo muy dura con nuestro hijo...
Silvia: ¡No!

Gritó apuntándolo amenazante para que no dijera una sola palabra más, y fue entonces que aquellas lágrimas que había logrado contener durante todo ese tiempo finalmente rodaron por sus mejillas.

Silvia: ¿Por qué hiciste Martín? -continuó negando- Creí haber sido muy clara contigo al decirte que una vez que cruzaras esa puerta era para no regresar jamás... Y sin embargo aquí estás...
Martín: Silvia, yo necesitaba a mi hijo, no podía seguir viviendo apartado de su lado, no ha habido día que no me arrepienta de haberlos dejado de la manera en que lo hice y por eso lo busqué, porque quiero recuperarlo, quiero recuperar el tiempo perdido, quiero volver a ser parte de su vida.
Silvia: ¿Para qué? -rió en un tono irónico- ¿Para volver a romperle el corazón cómo lo hiciste? ¿Para ilusionarlo pensando en que todo volverá a ser como antes? ¿Para decirle que nunca más te irás de su lado? ¿Para eso lo quieres? ¿Para crearle una esperanza que no existirá jamás?

Exclamó desbordando rabia con cada una de sus palabras, algo que indudablemente hizo que mis ojos se cristalizaran. Jamás la había visto de esa manera, es decir, ahora que era mayor sabía cuánto le había dolido la partida de mi padre, pero nunca antes la había visto mostrar esos sentimientos, esos dolorosos sentimientos que ahora sabía había reprimido por tantos años, había ocultado con tal de no hacerme daño.

Crecimos Juntos | Terminada | Editando |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora