Y los problemas siguen...

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Steve entró a la oficina de Fury con toda la seriedad de la que fue capaz luego de semejante escena en el taller de Tony. Realmente, no le importaba encontrar a uno de sus compañeros masturbándose en lugares fuera de privacidad total, es decir, él pasó toda una guerra en el ejercito, dónde los soldados no eran juzgados por buscar una forma rápida para "desestresarse". El problema en todo ese caso es que, fue precisamente el hombre que antes le propuso tener un revolcón al que encontró en pleno acto.

No era mentira que él se vio a si mismo imaginándose como sería pasar una noche con Tony Stark. Tampoco es como si su curiosidad sexual se desplazara por probar con hombres en general, sino más bien era "Tonycurioso". —Como él mismo se denomino cuando terminó por entender que, al único con quien se le antojaba estar era justo con Stark.—

Su Tonycuriosidad lo llevó a tal punto de asegurarse nunca estar completamente a solas con el millonario, con el firme objetivo de evitar un encuentro como el que tuvo hacía unas horas atrás con el genio millonario.

Quiso —Y por todo lo divino que de verdad trató— de borrar esa imagen de su cabeza. Ver a Tony erecto no lo dejó exactamente satisfecho de su curiosidad, sino más bien lo único que logró fue avivar esa chispa de morbo en su interior; y en su entrepierna, también.

Porque ahora no solo le interesaba saber que sentiría al ver a Stark excitado, también quería saber como gemiría debajo de él mientras lo penetraba una y otra vez, repitiéndole que era suyo, escuchando la afirmación de los propios labios de Tony, que le confirmaban jamás estaría con nadie más que con él. Rogándole por más, corriéndose completamente en su mano, mientras él hacia lo propio en su interior (o exterior, que más daba) marcándolo para asegurarse que el mundo supiera que estaba con él.

Steve nunca creyó que encontraría su lado más posesivo por alguien. Mucho menos por un hombre. Casi imposible que fuera por Tony Stark.

Cada vez que su mente creaba la dichosa ilusión de estar juntos unidos en cuerpo y alma recordaba que entre ellos había algo mucho más fuerte que sus deseos carnales y eso era la estable relación Stark-Potts. Una penumbra pesada y un aura de depresión se instalaban alrededor de Rogers y lo aplastaban con todo el peso de la desilusión.

Sus suspiro cada vez más sonoros y frecuentes le indicaban a Fury que no escuchó nada de lo que le estaba diciendo. Y eso que era una misión bastante importante la que llevarían a cabo. Confió ciegamente (parcial) que el capitán encontraría la solución para llevar al éxito la tarea encomendada, aunque ni siquiera le prestara atención.

— Entonces, Stark será tu pareja.

Esas palabras pusieron a trabajar la maquinaria mental de Steve que en seguida se puso a la defensiva.

—¡Me niego a eso! Sabe muy bien que no puedo estar con él, hay... Circunstancias que nos separan.

Calmado Fury alzó una ceja y esperó que la rabieta de su mejor elemento terminara.

—No sé, ni quiero saber a que quiere llegar con semejante afirmación, lo que me interesa es que se consiga atrapar a todos los criminales y encerrarlos en un calabozo. Ahora, si sus problemas con el señor Stark están a nivel... Sentimental, puedo hacer una excepción y dejarlo fuera de esta misión.

Steve se sintió auto humillado por no ser más discreto y cuando pensó que el razonamiento del director era el más acertado pensó en un compañero que llenara el vacío de Stark.

—Llevaré a Clint conmigo. — Dijo decidido y notó como el hombre del parche sonrió. Eso no presagiaba nada bueno.

—Me temo que no entendió, mandare a Stark con otra persona. Usted es el que será relevado de su tarea.

Stark's FantasyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora