Capítulo 5

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Día soleado. Una hermosa jornada, con nubes y un sol resplandeciente. Julia se despierta con unas inmensas ganas de salir adelante, este día no quiere pasarlo mal y mucho menos pensar en esas cosas negativas, las situaciones que tiene que resolver ahora están claras. Nada de estar triste y nada de malos ratos, hoy es un nuevo día. Julia piensa en que estos días ha usado la misma ropa, excepto el día del funeral, le prestaron un hermoso vestido negro, tiene que ir a su casa por nueva vestimenta, no puede ya traer ese atuendo apestoso.

El pomo de la puerta gira un poco y luego se escucha un «Toc, toc».

—¿Quién? —pregunta Julia.

—Hola, Julia... Perdón si te desperté, solo venía a decirte que cualquier cosa... puedes hablar conmigo y si necesitas ropa en el ropero de la habitación hay un par de conjuntos.
Es Sebastián. ¿Por qué suena tan nervioso? Es muy raro, en todo el tiempo que lleva aquí nunca lo había escuchado así, además le leyó la mente, exactamente necesitaba ropa y ya la encontró. Un buen inicio de día fue escuchar su voz.

—Gracias, Sebastián.

—Otra cosa, queremos hablar contigo, te esperamos en la sala principal. Espero no haberte molestado.

—No, nada de eso Sebastián, ya bajo ahora.

—Bueno, te esperamos.

La chica comienza a revisar el armario mientras Sebastián baja a esperarla junto a Ramsés y el maestro Mehmud. Abre el armario, una inmensa variedad de ropa: vestidos, faldas, zapatos, tenis, camisetas, blusones, etcétera. De todo hay en aquel armario. No sabe que ponerse, le echa un ojo a una camiseta roja sin estampado. Si, esa es la mejor opción, unos jeans causales y por último se pondrá sus mismos tenis.

Lista.

Es hora de bajar para decirles su decisión.

Sale de la habitación, recorre los largos pasillos y por fin llega a aquella enorme sala. No había prestado mucha atención al lugar, las paredes de todo el lugar son rojas. Es hermoso aquel sitio, le encanta. Vivir ahí no le molestaría para nada, de hecho es una gran idea, le encantaría estar ahí, tiene de todo. Los muebles son muy rústicos y está lleno de cuadros cada pasillo. Sinceramente es el mejor lugar al que ella ha ido.

Esta enfrente de Sebastián y el maestro Mehmud. —Buenos días. —dice Julia.

—Buenos días. Veo que Sebastián ya te dijo que puedes tomar ropa del armario, es para todos los aprendices.

—Sí, es muy linda la ropa que hay.

—Me alegra que te guste. —dice el maestro.

—Y dime, ¿qué has pensado? —suelta de repente Sebastián.

—No la presionen, déjenla pensar un poco más. —Ramsés sale de una de las ventas de aquella inmensa mansión.

—No me están presionando para nada, Ramsés. Ya tome una decisión.

El maestro y el chico la miran fijamente, expectantes, los dos pensaron mucho cuál sería su decisión. Si no los ayuda todo estaría terminado y si les auxilia tienen que enseñarle muchas cosas en poco tiempo. Es bueno, al menos ya tomó una decisión.

Ramsés la mira tranquilo, para él Julia no es solo esa "salvación".

—¿Cuál es tu decisión, Julia? —dice muy tranquilo Ramsés.

—Aún sigo un poco molesta, pero les ayudaré. No puedo darle la espalda a la gente que me vio crecer y además, entiendo un poco que no me hayan dicho lo de mi madre, querían protegerme y aunque yo quería salvaguardarla a ella, no hubiera podido, gracias. Y pues ahora estoy para aprender.

Aprendiz de ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora