Capítulo 7

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Está tirada en el suelo y mira el techo. Sí, sigue viva, no le ha pasado nada, solo un pequeño golpe al tirarse.

Dos cuartos y en ambos ya ha estado a punto de sufrir algo grave.

— ¿Julia estas bien?

La chica se incorpora y sale de la habitación. De nuevo la mente en blanco.

—Perdona, yo no lo he hecho a propósito... es solo que... estaba fatigándome y pues... uff... no tengo excusa. Perdóname.

Julia permanece en silencio.

—No te preocupes —dice por fin a Ramsés— sé que no lo has hecho adrede, en serio está bien. —y le sonríe.

El búho siente un alivio enorme. No está molesta y lo más importante es que no le pasó nada delicado. No puede ocultar su felicidad, sabe que seguirá confiando en él, no tuvo la culpa de nada.

—En serio lo siento.

—Ya no te aflijas. Al menos ya tenemos claro de que yo no manejo ni el agua ni la tierra.

Siempre tan buena persona. Esa chica tiene un corazón tan noble.

—Gracias.

—No me agradezcas. Dime, ¿qué elemento sigue?

—Fuego, Julia, fuego.

A la chica le vibra el corazón y se le acelera de sobre manera. ¡Ese es el elemento que maneja Sebastián! Sería algo perfecto que controlaran el mismo, conviviría mas con él, hablarían más y serían más unidos, al final ella lo que quiere es saber si tiene una oportunidad con ese atlético chico. Se pregunta dónde estará.

—Okay, vamos, Ramsés. —dice con una gran sonrisa.

El búho decide mejor no preguntar, ya sabe la respuesta. Es Sebastián.

—Caminemos... bueno, yo volaré.

—Lo sé. —sigue sonriendo como tonta.

Salen de esa cueva minera y comienzan a caminar por donde están los girasoles y todas las demás plantas, pasan por la fuente y de nuevo entran a la gran mansión con cuadros y paredes rojas.

En silencio, no dicen ni una sola palabra.

Para Julia han sido días extraños, llenos de acontecimientos desagradables y muy tristes. Situaciones que ella nunca le desearía ni a su peor enemigo. Claro, si tuviera uno. Esa chica es completamente una buena persona y no tiene enemigos, bueno, al menos ella no considera a nadie como un enemigo.

—Ojalá este elemento si sea el que domine, porque ya no quiero más probabilidades de muerte.

—Julia, sea el elemento que sea todos tendrán un nivel de dificultad y será arriesgado. Tendrás muchas cosas que aprender y una gran responsabilidad al controlarlo, esto no es cualquier cosa.

—Lo sé, sé que no es cualquier cosa, lo tengo claro.

—Esperemos que sea así.

Julia hace una mueca que refleja molestia y no dice nada más. Sin motivo aparente ese búho parece que se molestó, ¿qué le pasa?

Continúan caminado por la mansión, es muy grande. Van hacia las escaleras y suben al segundo piso, Ramsés va volando y llega más rápido, en cambio Julia llega un poco más tarde. Todo es culpa de su baja estatura y sus pies pequeños.

Entran a un cuarto o eso pensaba Julia; más bien es una especie de pasadizo secreto, como esos que se ven en las películas de espías, aunque este no parecía estar escondido, es solo una puerta, entrando hay otras escaleras pero mucho más largas. Unos siete pisos o más, pero sin pisos, claro. Parece algo subterráneo. No lo entiende muy bien, pero lo que tiene muy claro es que tiene mucho desánimo, no le apetece bajar todas esas escaleras, está un poquito... bueno, más o menos pasadita de kilos, pero no tiene muchas ganas de hacer ejercicio en este momento. Como le gustaría que este enorme lugar tuviera un ascensor.

Aprendiz de ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora