❄️01|один

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Hace poco me enseñaron que cuando esté furiosa por algo, pero no quiera dejar que nadie vea ese sentimiento; he de contar hasta 47 en mi idioma natal

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Hace poco me enseñaron que cuando esté furiosa por algo, pero no quiera dejar que nadie vea ese sentimiento; he de contar hasta 47 en mi idioma natal.

El problema es que solo recuerdo hasta el número treinta en ruso.

-¡Maldito mentiroso! -Agarré el móvil y vi la pantalla ennegrecida, señal de que había terminado la llamada-. ¡Te mataré nada más poner mis manos sobre tí, Víctor Blade!

Bufé furiosa, y la mirada de un viejo se posó sobre mí con pánico. Sí, he de admitir que aquel no era el mejor de mis días.

-De verdad que no sé que hago en este estúpido sitio. -Suspiré y de un trago me terminé la lata de refresco que llevaba en la otra mano. Ya que estaba, aprovechaba el camino-. Soy demasiado buena para que me traigan a este lugar perdido de la mano de Dios.

Terminé mi queja con un leve gruñido al aire, y tras tirar la lata decidí que lo mejor era preguntar. Si no, veía imposible que llegara al instituto Raimon a su hora.

Un tipo que parecía disfrutar de la hojarasca me dió unas sencillas indicaciones, y tras un educado gesto por mi parte tomé rumbo a aquel lugar.

«De verdad que enviarme a mí a esta estúpida misión. ¿Qué estaría pensando el emperador?».

Reflexioné un poco sobre lo último que me había dicho. Mi misión, unida a la de aquel crío estúpido; era la de destruir el equipo del Raimon.

Bueno, en realidad destruir no es la palabra más exacta. Pero suena demasiado genial.

Reí un poco en mi cabeza, y de repente recordé por qué quería llegar temprano. Desde hacía unos días había ideado un plan infalible para lograr nuestra misión de una forma rápida, pero el idiota de Blade tuvo que mandarme a un parque en la otra punta de la ciudad e irse él solito.

Pues bien, ahora voy a cargarme lo que sea que esté haciendo.

~❄⚽❄~

Supe que me acercaba cuando comencé a ver los pétalos de cerezo en el camino. Mucho antes me habían hablado de la belleza de los mismos en esta época, y no pude más que corroborarlo antes de atravesar las puertas del centro.

Allí, un gran cúmulo de gente se agolpaba alrededor del campo de fútbol. Y, si mi vista no me engañaba; uno de los chicos que estaba allí era Víctor.

No me interesaba lo más mínimo lo que le estuviera haciendo al otro chaval, quien parecía tratar de detener sus disparos; pero esto nos colocaba como los malos de la película.
Y ese no era mi plan.

Avancé hasta hallar una zona vacía en el lateral izquierdo del campo. Si era necesario que actuara tenía pista libre para ello. Aunque ir vestida enteramente de blanco no es que fuera de lo más cómodo.

Sin embargo, debo agradecerme a mi misma por haber cogido deportivas esta mañana.

Desvié mi atención de nuevo al campo. Allí el castaño desconocido y con cara de niño parecía bastante magullado; y Víctor algo aburrido con todo aquello.
Finalmente, este pareció decidido de lanzar con su supertécnica. No sé que habían hablado, o apostado; pero iba a matar al chaval.

Leena [IE Go]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora