❄05|пять

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A paso lento llegué al instituto

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A paso lento llegué al instituto. No había dormido demasiado por todo lo sucedido la noche anterior con Eva, así que me encontraba con las fuerzas bajo mínimos. Todo esto sin contar que nunca conseguí el helado.

Suspiré y traté de evitar los bostezos que estaban por escaparse de mi boca a cada rato, posando mi atención en el teléfono. Un mensaje por parte del Sector V acababa de llegar, y en él se especificaba el partido que habría mañana.

-Así que un 3-0 en contra ante los empollones... Que mala suerte -Sonreí ante aquel texto, ignorante de las personas que caminaban a mi alrededor.

-Hey, Leena -La chica que me llamaba, si no estaba equivocada, era de mi clase. Le devolví el saludo en cuanto fui consciente de ello, y esta -una morena de ojos rosados- se unió a mí de camino al aula-. Me preguntó que será lo que has visto que te puso esa sonrisa.

«Cotilla. Que molesta».

-Nada muy interesante, la sonrisa la suelo llevar siempre. -Reí un poco contagiando a la otra, quien me siguió el juego sin querer. Ambas seguimos charlando hasta llegar al aula, donde se despidió con un exageradísimo gesto de mano.

Me senté y eché todo el aire contenido durante el paseo. Lo último que le faltaba a mi mal humor y falta de sueño era tener a una niñata dándome por saco todo el rato. «¡¿Qué he hecho para merecer esto?!».

-¡Capitán Di Rigo! -Unas cuántas chicas, por no decir el noventa por ciento de alumnado femenino de la clase, fueron a la entrada a intentar animar a su capitán; quien acababa de llegar acompañado de su amigo con coletas.

No podía resistir el asco que me daba aquello. No por el hecho de que sean sus fans -dejando a un lado el gusto de las chicas-, sino por la hipocresía. El equipo se va a la mierda, pero ninguna hace por unirse, o siquiera participar de alguna forma y que este no se vaya a..., bueno, la mierda.
A ver, poco conseguiría, pero al menos sería más productivo que ponerse a hablarle como locas en mitad del aula. De la otra forma no molestarían a los que queremos estar tranquilos.

Traté por todos los medios que las horas pasaran lo más rápido posible. Mis bostezos cada vez eran más seguidos, tanto que hasta algunos chicos me hacían comentarios sobre ello. Su falsa preocupación me revolvía el estómago.

Nada más oír la sirena de final de clases salí disparada, diciendo un par de veces "adiós" y con la mirada fija en el edificio fútbol. Restregar por la cara de todos el bonito resultado que les tocaba era demasiado tentador.

Corrí un poco hasta que estuve en la puerta, para después dirigirme sin dudas hacia la sala de reuniones. Di por hecho que si estaban sería allí, y en efecto, no me equivoqué. El único fallo era que estos ya sabían el resultado.

Leena [IE Go]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora