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En teoría partiríamos ese día, pero Minami prefirió esperar, sin embargo Minako comentó que tenía un caballo disponible por si quería partir en ese momento, el caballo estaba descansado, así que podría llegar al amanecer si partía en ese momento.

Sentía que ya me había retrasado demasiado, debía tratar de llegar pronto. Acepté el caballo y me despedí de Minami.

- Gracias por todo, Minami te veré cuando llegues al castillo - Le sonreí y estreché su mano.

- De acuerdo, con cuidado Yuuri y gracias por acompañarme.

Me despedí de Minako agradeciendo el caballo, me entregó una linterna que llevaría en la mano para alumbrar el camino . Cargué algo de comida y salí con un buen trote.

Todo iba bien, hacía un viento fresco, pero con mi capa no padecía el frío. Más adelante, me pareció escuchar ramas quebrándose detrás de mí, me giré, pero en la negrura no podía ver nada. Seguí mi camino, alumbrado lo más que daba la luz de la vela de la linterna, no era mucho, pero con ello el caballo podía ver donde pisar sin desviarse del camino empedrado.

Volví a escuchar ruido detrás, detuve un momento el caballo y me giré con la linterna en alto. No pude ver nada, pero los nervios comenzaron a aparecer.

Decidí avanzar más rápido, pero a medida que apresuraba el paso se oía más el sonido de pasos.

Al dar la vuelta a unos árboles llegué a unos pastizales, fue cuando vi a mi perseguidor, no era sólo uno, si no por lo menos veinte y si mi vista no me engañaba podría jurar que eran los ladrones.

Por el espanto apresuré más al caballo. Y ellos igualmente ya iban a galope.

- ¡Muchachos miren quien es! - Dijo el que estaba más cerca - Es el chico que nos donó su caballo y sus cosas.

Escuché risas, no pensaba dejarlos acercarse, pero el miedo me iba dominando.

Ellos se acercaban cada vez más, seguramente conocían la zona. Con la carrera trataba de sostener la linterna pero al ver que estaba muy cerca uno. No dude en aventarle la linterna, el objeto le pegó al caballo, el cual se distrajo por la llama de la vela y tropezó cayendo junto con el jinete.

No me detuve a ver que había pasado, sólo escuché que ya no habría piedad.

Seguimos la carrera, tenía una terrible tensión en mis manos sobre las riendas. Y escuché un zumbido junto a mi oído.

Al principio no supe que fue, hasta que una flecha pasó zumbando. ¡Me estaban disparando! Traté de apurar al animal.

Una flecha me alcanzó en la espalda, sentí la punta entrar, el movimiento del caballo me provocaba mucho dolor, pero no quería detenerlo o sería mi perdición.

Sin embargo otra flecha le pegó está vez a mi caballo, en alguna de sus patas y lo hizo caer conmigo.

Rodeé cayendo boca abajo, por suerte no me había caído encima el caballo. Traté de levantarme, pero uno de los ladrones llegó antes y me piso, tomando el palo de la flecha.

- Pudimos ser amables contigo, pero escogiste mal - Me enterró la flecha haciendo que sintiera un dolor indescriptible.

Me retorcí para soltarme, pero algo perforó la flecha que me impidió respirar bien, comencé a toser sangre y entre espasmos encontré el final minutos después.

Fin

Este no es el final correcto, puedes volver al Capítulo 1 o ir a la Nota de la autora

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Este no es el final correcto, puedes volver al Capítulo 1 o ir a la Nota de la autora.

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