Բɑɱiʆiɑ ʀɛʆigiѳรɑ

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Estabas con tu amigo, te lo pasabas en grande, juntos erais de lo más.
- Ey, esa nube parece un burro - Decías tú.
- No creo que un burro sea tan burro como tú.
Y ahí le pegaste un puño en el hombro en plan de amigos, lo cual él se quejó.
A veces él te hacía sonrojar, también te hacía sentir mariposas en tu barriguita, ni siquiera sabías por qué. Porque enamorado... ¡Qué va!, eso es un pecado.
Ibas ya directo a tu casa, pensando en como lo habías pasado, y sobre todo en como habíais rozado vuestras manos por el camino, se sentó tan bien, ¡Y eso que solo fue un roce! Porque imaginate como se sentiría si os cogierais de la mano, una sensación tan cálida...
En ese momento en el que pensaste eso sacudiste la cabeza, no querías pensar eso, no de tu mejor amigo, no de un chico.
Nada mas llegaste a casa y viste a tus padres discutiendo de tu amistad con él y que parecíais maricas, porque sí, si eres gay ya vas al infierno.
Te dijeron que no te juntaras más con él, y tú como idiota les hiciste caso.

Cuando él te vio, tú solo le ignoraste, ¡Dios!, odiabas ignorarle, pero tenías que hacerle caso a tu familia para no ir al infierno.
Él te llamaba para quedar y tú solo le respondías "No quiero quedar, adiós" o directamente colgabas. Odiabas eso, pero era por tus padres.
Y así pasaron los días, de días a semanas, de semanas a meses.
Tú ya no podías dejar de pensar en él: en su voz, tan suave, tan dulce; en su suave tacto, que según tú, era mejor que un peluche; en sus ojos azules, como el color del mar; En sus pecas, que le hacían ver muy adorable; Ese pelo anaranjado, que le resaltaba con las pecas; esos labios, delgados y con forma de corazón...
Y por fin te diste cuenta: Estabas enamorado.
Y... ¿Qué mas da si es hombre o mujer? ¿Qué mas da lo que opinen tus padres sobre tú y él? ¿Qué mas da lo que opine la sociedad? ¿Qué mas da lo que opine la biblia o la iglesia? ¿Qué mas da si es un pecado o no?... Porque joder, si estar enamorado de alguien de tu mismo sexo fuera un pecado ya estarías en el infierno.
Y ahí es donde dijiste "¡Qué le den a la vida!", solo querías ser feliz, y eso tu familia no lo iba a impedir.
Y te escapaste de casa, a las 2:00 am, muy pronto pero... ¿Qué mas da?, solo lo querías ver a él.

Ya estabas frente a su casa, respirando dificultosamente, porque sí, habías salido corriendo, pero... Todo por verle pronto a él.
Tocaste la puerta... Pasaron los segundos, pero a ti se te hicieron horas, hasta que por fin abrió él: con una bata que ocultaba ese torso desnudo, y unos pantalones de pijama.
- Ey ¿Qué - No pudo acabar la frase, le habías besado, tu primer beso, te sentiste tan especial...
- Mira, ya no aguanto, joder, te amo, eres especial, me haces sentir mariposas en el estómago, me haces sonrojar, te dejé de hablar por mi familia, ¿Acaso sabes lo mal que me he sentido? Mira, que le den a la religión, eres mi pecado, ¡Dios!, lo siento por besarte, pero no aguantaba, bue-
- Ey ey ey para el carro, ¿Dices que soy tu pecado y que me amas?
- Sí, perdón si ahora me odias si-
- Tonto, yo también te amo idiota.
Y ahí fue donde él te abrazó del cuello para darte un beso en los labios, uno sin nada de pasión, sin nada de movimiento, pero suficiente para saber lo que tú y él sentíais.

"En donde lo malo para los demás siempre es lo bueno para ti".

Pequeñas historiasWhere stories live. Discover now