ʆɑɗʀѳɳɛร ɗɛ รѳɳʀiรɑร

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Tenías 5 años, estabas tan feliz... Ibas a ir por primera vez al colegio, al fin podías conocer a gente nueva y hacer nuevos amigos.

O eso creías.

Nada más entraste y te presentaste, empezaron a murmurar.
- Es fea.
- No la voy a dejar jugar.
- ¿Te fijaste en su pelo? Parece una bruja.
Lloraste, no te gustaba nada que se metieran contigo. Tu mami siempre te decía que eras una niña muy linda, entonces... ¿Cómo es que unas niñas te decían eso? Y lo peor era que te lo creíste.

Ya era la hora del patio y no tenías a nadie con quien jugar.
- Hola, ¿Puedo jugar con vosotras? - Preguntaste a unas niñas de tu curso.
- Sí claro, verás, el juego trata de que nosotras nos escondemos y tú cuentas hasta 100, ¿Entendiste?
-

Sí, Gracias por dejarme jugar - Lo dijiste con tanta ilusión, se te veía el brillo en los ojos de tanta felicidad solo porque te dejaron "jugar", incluso pensaste que podías ya hacer amigos.
Pero había un problema, no sabías contar hasta 100, solo hasta 10, pero aún así contabas demasiadas veces hasta 10.
Sin darte cuenta que en el otro lado del patio las niñas hablaban, no jugaban ni se escondían, y no hablaban de cosas triviales o de cosas de niñas, hablaban de ti.
- Jajaja esa niña tonta, ni siquiera sabe contar hasta 100.
- Ni siquiera está a la moda, solo tiene unas nike falsas.
Y así pasaron el recreo entre risas y risas, mientras que tú estabas ahí contando y contando.

10 años

Te creíste todo lo que te decían; Ya no usabas esa ropa que te encantaba, sino solo sudaderas, porque no le gustaban a los demás. ; Te cortaste el pelo para que no pareciera que estuviera tan alborotado, porque parecerías una bruja; Incluso llegaste a pensar que eras una M, porque no le gustabas a la sociedad.
Ya no sonreías como lo hacías antes de ir al colegio. Te robaron las sonrisas.
Ya no tenías esa relación tan amorosa con tus padres. Te quitaron las ganas de dar cariño.
Tenías esas ganas de golpear al que se te pusiese en medio para descargar tu ira. De ese modo te volviste agresiva y peleona. No aguantabas más.

La gente no paraban de burlarse de ti, ahora eras el centro de atención de la escuela, todo por culpa de ellos.

15 años.

Ahí estabas otra vez en el baño, maquillándote los hematomas de la cara sufridos por los golpes que te daban en el instituto. "¿Por qué a mí?" Te preguntabas todo el rato sin respuesta alguna.
Odiabas tu vida, necesitabas algo para desahogarte, un algo que no era nada bueno.
Corte por corte, cada vez más profundos, dejando derramar sangre de tu blanca piel. Dolía, dolía demasiado pero no tanto como las heridas que te dieron en el corazón. Porque las heridas se curan, los hematomas se curan, pero no los recuerdos.
Te tocaba ya ir al instituto, o como el nombre que tú le pusiste: "El infierno".
Entraste por los pasillos, caminaste hasta que sentiste una punzada en tu cabeza, te habían golpeado, caíste al suelo y te empezaron a dar patadas.
Patada tras patada, puño tras puño, no podías hacer nada, solo esperar a que todo se acabara, si ellos no lo acababan, lo acabarías tú.
Ya se fueron, pero luego iban a seguir, no querías aguantar más esto, no más.
Te levantaste como pudiste, con la navaja con la que te acababas de desahogar y te la clavaste en el estomago, salió sangre, demasiada sangre. Sonreíste para tus adentros, ya no ibas a sufrir más. Se te nubló la vista, cerraste los ojos y dijiste adiós a todo lo que pasaste en la vida.

"Eras tan alegre, tan pura... Que te quitaron todas las razones de sentirte feliz, de sonreír a la vida...
Acaban de hacer llorar a un ángel.
Acaban de matar a un ángel."

"En donde las personas más infelices intentan quitarle las razones de sonreír a la demás gente"

Pequeñas historiasWhere stories live. Discover now