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Estabas andando por las calles de tu ciudad. Era navidad, ese día en el que compartes amor, felicidad, alegría... Y sobre todo, regalos.
Porque sí, los regalos eran la única razón por la que la gente le gustaba la navidad. Era de lo que se preocupaba las personas ,si el regalo era bueno o no; Pero nunca del gesto o del amor que ponen en hacerlo o en comprarlo.
Llegaste a una calle en la cuɑl habían demasiadas personas pidiendo limosna, pero había una persona que te llamo la atención.
Era un niño, de mas o menos cinco años. Tenía solo un pantalón roto y unas zapatillas desgastadas; En su torso desnudo se le podían apreciar muy bien las costillas, como si no hubiera comido en años; Y su cara, era demasiado delgada, tenía sus mejillas rojas del frío y sus labios eran delgados, con forma de corazón y resecos; Y luego te fijaste en sus ojos.

Sus ojos decían ayudame.

El niño se desmayó
No dudaste ni un segundo y lo llevaste a tu casa; lo bañaste, lo vestiste con ropa cálida y lo abrigaste con una manta, esperando a que despertara.
A los pocos minutos él despertó, se sorprendió de que ya no estaba en la calle; sino en una casa, con ropa cálida y acostado en un sofá cómodo.
Miró alrededor y te vio, preparando la cena para él y para ti.

Su primera cena

Sentiste una mirada en ti, giraste tu cabeza y le viste; Tenía una gran sonrisa en la cara y sus ojos...

Sus ojos mostraban alegría.

Comisteis la cena y os preguntasteis un montón de cosas, "¿Cuál es tu nombre?" "¿Qué edad tienes?" "¿Qué te gustaría ser...?"... Y en una él te preguntó "¿Eres un ángel?" Lo cual tú le contestaste "no".
Ya era hora de dormir, pero él quería saber más del mundo y quería que tú le enseñaras cosas y le leyeras libros, y tú no te podiste negar.
Cogiste un libro y leíste

"Todos los seres vivos tenemos que morir, decir adiós al mundo y a la vida y dejar nuestras almas salir de nuestros cuerpos.
Cuando salen, se convierten en estrellas, unas pequeña bolas de fuego que iluminan los cielos oscuros y nos hacen saber que nunca estamos solos"

- ¿Entonces las estrellas son personas?.
- Sí, son gente que tuvieron que dejar su cuerpo para vivir en el cielo y observar a las personas que queremos mucho y así ellos saben que nunca les han dejado
- Si tú mueres... ¿Serías una estrella y me observarías?
- Sí, estaré ahí todas las noches para observarte.
El niño sonrió de una manera alegre y tú no te resististe en devolver esa sonrisa, una la cual era muy sincera, una que decía "Te protegeré y nunca me iré de tu lado".

Pasaron los años y le trataste como si fuera un hijo tuyo; Le llevaste a la escuela; Le dejaste vivir en tu casa... Y como no, le enseñaste mas cosas sobre las estrellas.
Pero claro, la gente cambia con el paso de los años y él se volvió más frío, más distante y peor persona.
Te acercaste a ese adolescente de quince años, le preguntaste:
- ¿Quieres ver conmigo las estrellas?
- No papá, no pienso ver otra vez esa mierda de estrellas y esa mentira que tú me dijiste de que las personas somos eso.
Él te echó una mirada con unos ojos muy distintos a los de pequeño.

Sus ojos decian no quiero estar contigo.

Y te fuiste a tu habitación con lágrimas en tus ojos; miraste ese marco de foto decorado con macarrones en tu mesilla de noche, un regalo navideño de él cuando tenía siete años, con una foto de suya en su interior. En ese momento te llegaron todos los recuerdos de las navidades con él y pensaste "¿Qué hice mal para que cambiara tanto?".

Los años pasaban cada vez más rápido y tu salud estaba empeorando.
Hace algunos meses te diagnosticaron cáncer de próstata y te aseguraron que no podías vivir muchos días más.
Y ahí estabas, tumbado en una camilla del hospital, con él al lado tuyo.
Tenía lágrimas en los ojos. Se sentía horrible; horrible por haberte tratado tan mal en los últimos años, por no poder hacer nada para que estés con él.

Horrible por no haber sabido apreciar todo lo que habías hecho por él.

Ya era tu ultimo minuto, y te fuiste, intentaron hacer lo que pudieron pero no funcionó.
Y antes de cerrar los ojos pudiste ver los de él.

Sus ojos decían no te vayas.

...

Pasaron las horas y ya era de noche, salió del salón y miró al cielo estrellado, tratando de diferenciarte entre todas las estrellas que habían, hasta que vio una estrella que se iluminó más que las otras, y supo que eras tú.
En ese momento fue en donde en sus ojos salieron lagrimas de felicidad, porque se dio cuenta que nunca le dejaste solo.

Pequeñas historiasWhere stories live. Discover now