Aún no comprendía cómo pasó todo tan rápido. Primero estaba riendo en la cocina con mamá y luego estaba encerrada en el armario teniendo un ataque de pánico y con la sien latiendo a mil por minuto. Ellos ya no estaban... Mis padres habían muerto. Los mataron cruelmente sin ningún motivo aparente.
Es tan bajo el nivel al cual pueden caer las personas por un poco de dinero o unas cuantas joyas. Capaces de asesinar, destruir familias y sus propias vidas sólo por objetos que a fin de cuentas no nos llevaremos a la tumba.
Pequeñas imágenes de ese día llegan a mi mente, la casa rodeada de policías, sirenas muchísimas sirenas llenando todo el espacio sonoro de la habitación, un policía acostándome en una camilla y es justo ahí cuando todo mi mundo se derrumba. Cuando veo dos cuerpos cubiertos con una tela gruesa y un brazo sobresaliendo con un brazalete dorado igual al que le regalé a mamá en su cumpleaños. Es ahí cuando no puedo más.
Siento que mi pecho pesa y me cuesta respirar, mis manos tiemblan levemente y gotas de sudor empiezan a bajar por mi frente. Un nudo doloroso comienza a instalarse en mi garganta. Jesús, otra vez no.
—Hey, pequeña, deja de pensar en eso –Pasa su mano por mi mejilla y seca lágrimas que no sabía que habían caído. —Cálmate, estás más pálida que Casper. -Intento de hacerme reír fallido.
—Si... Lo siento tía Lisa. Sólo... aún es fuerte. Han pasado 2 años pero aún me aterra recordarlo. Se siente como si estuviera pasando justo en este momento es tan...sofocante.
—Cambia esa cara, nosotras podemos. Juntas podemos con todo. –Sonreí. Esa era tía Lisa. Cariñosa, comprensiva y sobretodo optimista. Le ve el lado bueno a la vida en casi todas las situaciones. Y ha estado conmigo desde hace 2 años, 3 meses y 6 días.
Tía Lisa es la mujer más bondadosa que debe haber en este mundo. Se encargó de mi asumiendo todas y cada una de las responsabilidades que criar a un adolescente requieren. Y no fue fácil. Pagó muchas visitas a diversos psicólogos por más de un año y medio a causa de mi mudez temporal desde el "accidente". Le debo mucho a este ángel convertida en mujer.
Tenía 24 años cuando todo pasó. Dejó sus estudios de leyes a medias y se dedico exclusivamente a mi. Cuando empecé a hablar de nuevo tras el shock, invirtió todos sus ahorros en una pequeña cafetería en el centro de la ciudad para mantenernos. Toda su vida dio un giro de 360° y sé que fue mi culpa. Sin embargo, ella siempre me cuidó, amó y se interesó en mi como si fuera su propia hija. Verla es como ver a mi padre convertido en mujer.
—No sé si pueda hacer esto... Digo, apenas puedo hablar contigo ¿cómo se supone que entablaré conversación alguna con cualquier persona si sólo el hecho de que me miren me hace entrar en pánico? ¿Y si me toca una habitación llena de chicas ricas que hablan y hablan sobre maquillaje y moda? Me gusta el maquillaje, y la moda, pero no me gusta hablar con otras personas. Dime, ¿qué voy a hacer? -comencé a exasperarme-
—Imagina que todos son yo, así los espantas con lo mucho que siempre me hablas. –Me guiñó el ojo.- Llegamos, tu nuevo hogar, pequeña Athalia –Aparcó la minivan negra cerca de la entrada de la Universidad dónde había cientos, y no exagero, de autos y personas saludándose, dándose abrazos y descargando quién sabe cuántas maletas para llevarlas a sus habitaciones.
Hilltop University, el sueño de todos los artistas y estudiantes. La mejor universidad en todo el estado de Oregón. Y hasta podría decir que en todo el país, pero ya no quiero exagerar. Áreas verdes, extensas zonas deportivas, alrededor de 3 bibliotecas por facultad y además de eso una sala llena de reproducciones exactas de famosas pinturas desde el XVIII hasta la actualidad. Edificios llenos de grandes ventanales en los que la vista seguramente era espectacular. Era como un castillo moderno y realmente estaría feliz de ser la princesa encerrada dentro de éste.
—Tierra llamando a Lia –Pasa sus manos delante de mi cara- ¿Estás ahí? Vamos, tenemos que buscar la oficina de becas para finiquitar tu inscripción y asegurarme de que llegues sana y salva a tu nueva habitación en el campus.
Así es, una beca. Obtuve lo que con tanto esfuerzo luché todos estos años en la odiosa secundaria. Tendría que vender muchos órganos y un par costillas para poder pagar una universidad tan prestigiosa y de nivel como ésta. Estoy bastante feliz por conseguir esta oportunidad y quitarle un peso a mi tía de encima, porque aunque ella nunca lo haya dicho, sé que eso soy.
O al menos así me siento. Ya ha hecho demasiado por mi en estos años, y aunque es mi mejor amiga y único apoyo tengo que soltarme de su mano y pintar mi propio horizonte, como diría mamá. Rayos, la extraño un mundo. O tal vez dos.
Recuerdos sus bellos ojos cafés; mamá era una de las mujeres más hermosas que he visto en mi vida. Y no solo con respecto a su físico, sino a su interior. Dedicada, trabajadora y siempre sabía que decir o hacer ante situaciones irregulares en la familia. Y papá... Sabía cómo hacerme reír con tan solo abrir la boca. Él la miraba a ella como si fuera una especie de antídoto para el mundo real y ella lo miraba como si fuera el único planeta en todas las galaxias. Sólo éramos ellos y yo. Se amaban y me amaban por sobre todo en el mundo.
Fueron y siempre serán los mejores
—Sabes –comenzó ella-. Siempre podemos regresar a casa y estudias en la universidad de Salem, puedo costearla, no quiero que te sientas pre...
—No –la interrumpí- Lo haré. Esto es todo lo que he deseado desde que tenía 6 años y papá me regaló mi primer kit de oleo. Tengo talento, lo sé, no puedo dejar que esto me siga jalando al vacío. Te amo tía Lisa, no tienes que preocuparte por esto. Lo superaré. -tomé nuestras manos y las entrelace- Tu lo dijiste, juntas...
—¿Estás segura que no quieres volver a Salem conmigo a comer mis deliciosos panqueques que tanto te gustan? –Reí ante su comentario-
—Estoy segura. Vamos, tenemos un largo día por delante.
Y sí que iba a ser largo.
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Demonios Cruzados
Teen Fiction¿Cómo describirlo? Exactamente cómo se puede describir el sentimiento más jodido del mundo. El dolor nos ha dado a todos una golpiza alguna vez. De esas que te dejan totalmente hundido en el piso sin ganas de mover ni un músculo para no sentir algo...