Cuarta parte.

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-Déjame ir de una vez, Thierry -rogó Caroline. Pero su tono a la hora de pronunciar su nombre fue burlesco.

-No -dijo-. Si voy a morir por esta causa, siquiera espero que sepas cómo es tu novio... -Caroline ya sabía la palabra que le seguía.

-Un monstruo.

Y a pesar de que la oía casi a diario, no se acostumbraba ni un poco a ella.

-Tu novio, Klaus -no había burla en su manera de decirlo. Sólo odio.-, mató a toda mi familia. No queda nadie de los Warren. Estás viendo al único -hizo una mueca triste.

Y aunque no vio mayor expresión en el rostro de la rubia, continuó.

-Como debes saberlo, tenía una maldición sobre él.

-Ocultaba su lado licántropo. Lo sé.

-Obligó a cada bruja de mi familia para que llevaran a cabo su ritual en las distintas veces en que intentó hacerlo.

-Faltaba el doppelganger.

-Exacto -pestañeó apenas-. Y se desquitó con los brujos quienes, de alguna u otra manera, sí querían ayudarlo con tal de que no les hiciera más daño.

-¿Pero el collar por qué tiene tanto valor?

-Que le pertenezca a la bruja original, basta para que sea más valioso pie cualquier otro, rubia -se remojó los labios-. Además, solo con él se pueden lograr demasiados hechizos.

-¿O sea que han estado privados de poder durante mil años?

-Exactamente.

Caroline frunció el ceño.

Thierry no era malo. Y no se trataba esta vez de que ella hubiera visto lo mejor en una mala persona. Él simplemente quería recuperar algo que le pertenecía. No lo había hecho del mejor modo, pero eso no le quitaba verdad a su objetivo.

-Te lo devolveré.

-¿Qué? -Esperanza. Sus ojos verdes brillaban.

-Convenceré a Klaus -respondió con convicción.

-Tu novio ya me dio por muerto.

-Confía en mí.

Y recién en ese momento, se dio cuenta de que aún la mantenía esposada.

Caroline se abrazó a sí misma intentando cubrir sus heridas.

-Lo siento mucho.

-No sientas nada. Comprendo la idea de luchar por algo o alguien que significa mucho para ti.

Thierry asintió con la cabeza.

-Pero tú no eres una mala chica, y debo haberte hecho pasar el peor susto de tu vida.

Caroline rió.

-Estoy en peligro de muerte desde hace años. Solo fue un susto más.

Realmente no. Pero no quería hacerlo sentirse más culpable de lo que ya lo hacía.

-Debe ser complicado tratar con el híbrido -dijo, con pena.

-Un poco. Pero veo cosas en él que los demás no -suspiró-. Eso ayuda, supongo.

-De alguna forma debe haber mejorado entonces.

-Eso me han dicho -frunció los labios, sonrojada.

-No tengo ninguna duda -observó sus heridas-. Permíteme curarte.

Caroline había estado aguantando el dolor durante toda su conversación. Quería parecer fuerte, pero no hacía más que sentir que se partía en pedazos.

El hombre posó sus manos en los lugares en que antes había presionado con maldad, recitó unas cuántas frases en latín y esperó.

Ya no habían huellas de los hechizos. Tampoco dolor.

Gritos.

Más gritos.

Una voz inconfundible: Klaus.

-Ya sé que estás aquí, brujo estúpido. Prepárate para morir.

Caroline observó al brujo sentado a su lado. Tiritaba, y su cuerpo estaba bañado en sudor.

La rubia salió en su encuentro.

-¡Klaus! -dijo, con alivio, apenas lo vio aparecer por el pasillo. Al segundo, él se encontraba frente a ella buscando rastro de sus heridas.

-Estás...

-Intacta -lo besó muy fuerte-. Por favor no le hagas daño. Por favor.

Apretó su mano con fuerza y la arrastró hasta el sótano.

-Thierry... -tenía esa mirada asesina que acostumbraba adquirir al momento de buscar venganza-. ¿Cómo pudiste ser tan estúpido al meterte con el ser más poderoso de la Tierra?

Dio un paso.

Thierry no estaba asustado. Se encontraba en un trance.

-¿Acaso eres sordo? ¿No intentarás defenderte siquiera?

No había respuesta.

-Cobarde -pronunció, al momento de apretar sus puños.

-Klaus... -Caroline observó al brujo con pena.

-Ahora no, amor.

-¡Klaus! -se interpuso en su camino -. Estoy intacta. Mírame. Tócame -posó sus manos en la cara del híbrido-. Me curó.

-Porque sabía que venía a matarlo -murmuró. Sus ojos ya tenían el color miel. Estaba listo para atacar.

-¡No! Me curó porque yo lo perdoné.

-¡Te torturó, maldita sea!¡Vi todo! ¡Y te miraba como si fueras su postre!

-Pero lo perdoné -chilló, histérica-. Y si yo, que fui la que resultó con secuelas, lo perdoné, tú también lo harás.

-Yo no perdono -su voz era fría, aun cuando la estuviera mirando-. Mucho menos si le han hecho daño a quién más amo.

-Tú sí perdonas -Caroline tocó el lugar en el que debía estar su corazón-, porque me amas. Y porque yo te amo.

-No me hables así... -bajó la cabeza-. Por favor no lo hagas. Te torturó, hermosa. No lo puedo perdonar.

Thierry había despertado. Cerró sus ojos, como si eso fuera a alejar a Klaus sin mayor problema.

-Tú te llevaste a su familia -susurró, Caroline.

Klaus abrió mucho más los ojos.

-Sí, lo sé -permanecía inquebrantable-. Y sé que justo ahora traes el collar contigo. Quiero que se lo devuelvas.

-Es muy poderoso -reafirmó Klaus.

-Por lo mismo. Merece comunicarse con sus antepasados. O al menos tener lo que le perteneció a su familia por siglos.

-Caroline...

-Klaus, a mí no me interesa un collar por el simple hecho de que sea de hace mil años. No me interesan los regalos.

Klaus la observaba fijamente.

-Y si te incomoda el hecho de que los brujos tengan más poder, considera el hecho de que Thierry está solo -hizo una pausa y concluyó-, por causa tuya.

Klaus cerró los ojos y reprimió las lágrimas que se asomaban.

-Sólo déjalo ir.

Acto seguido, Klaus sacó el bello collar de su bolsillo y se acercó hasta el brujo.

-Nunca olvides ese rostro -pronunció, mientras apuntaba a Caroline-, porque gracias a ella te será devuelto esto.

-Gracias -dijo, Thierry.

-No tienes nada que agradecer. Suerte con los hechizos.

Y salió del sótano tomada de la mano con Klaus.

-No puedo creer que acabo de entregar un arma tan poderosa porque la chica que amo me lo pidió.

-Eres capaz de eso y mucho más. Y tú lo sabes.

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⏰ Última actualización: May 17, 2014 ⏰

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