Capítulo III

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En otra ocasión, maldición. Terminó con BaekHyun reiteras veces en su cama por lo que fueron unos tres meses o más. Lo hicieron en la cocina, en el salón y hasta en las escaleras de caracol. A veces pedían cosas para comer y otras tantas cocinaban o se emborrachaban, pero los dos primeros meses fue una avalancha de sexo total que ChanYeol hasta se sintió renacido, como si todo el estrés se hubiese drenado. Lo albergó un aire jovial y alegre, aunque no supo si fue por su nueva pareja sexual o por el sexo mismo.

Le encantó incluso cuando BaekHyun llegó una tarde calurosa a su casa y pareció salir recién del trabajo a las diez de la mañana. Se veía agotado a morir, pero le recordó que se comprometió el día anterior a quedarse el fin de semana con él y que ya pidió permiso en el trabajo, aunque de seguro por eso lo hicieron trabajar de más. De igual forma el más bajo se duchó en su casa, pidieron comida y vieron películas durante lo que restó de día.

ChanYeol lo notó cansado y a pesar de que BaekHyun no se lo dijese directamente no era un bastardo que pensaba con el pene, así que simplemente se entretuvo con el otro, casi como dos mejores amigos prepubertos.

Ya entrada la noche le hizo un masaje en la espalda y no pasó nada más porque BaekHyun se durmió apenas le puso una mano encima y despertó a medio día. No obstante, ChanYeol se la pasó con el chico durmiendo entre los brazos mientras escribía la letra de una canción como si hubiese recibido un rayo del cielo con inspiración y cuando el otro despertó pareció saldar lo pasado con una disculpa sincera, un beso en los labios y la invitación a una pizza con queso extra. Esa noche tampoco tuvieron sexo porque vieron películas de terror y a ambos les dio miedo, así que se apegaron por debajo de las mantas, bromearon un rato y se quedaron dormidos. Al otro día el rubio se fue. Y lo sucedido fue sorpresivamente suficiente para ChanYeol.

Síp, aquel encuentro no fue para nada sexual a pesar de que consiguió el número del otro exclusivamente por ese motivo, pero no le importó. Más bien aprovechó su contacto directo para hablar con él de todo y nada a la vez, a veces le pedía recomendaciones de cómo vestirse para las reuniones en la universidad y después terminaba preguntándole si estaba de acuerdo con la industrialización.

Jamás en su vida se hubiese imaginado que conseguiría algo así en una aplicación gratuita y somera, donde el setenta por cierto de los registrados vendían droga y los otros se prostituían. Sin embargo, apareció BaekHyun en su vida gracias a eso y estaba bien, era realmente cómodo para él. Pensó que lo mejor que podría conseguir en ese sitio sería sexo insatisfactorio o acompañantes con infecciones de transmisión sexual.

Lo sucedido era digno de debatir porque aún habían posibilidades de que haya algo oculto detrás, pero la confianza fue automática, casi innata, y fue justamente por eso que su corazón dio un vuelco extraño cuando llegó a su casa ya bien entrada la noche y vio que la entrada al lugar no estaba igual que siempre.

—¿Baek? —Con el ceño fruncido miró al pequeño bulto que parecía estar en la oscuridad. ChanYeol se sintió idiota al reconocer sus costosos zapatos de vestir.

—¡ChanYeol! —El rubio se puso de pie y caminó hasta él para estrecharse con su cuerpo, dándole un abrazo—, m-me dijiste que nos encontr-raríamos a las nueve.

No tenía ni idea de qué hora era. Se olvidó esa mañana de ponerse el reloj de muñeca y su celular se quedó sin batería pasada las siete de la tarde, así que supuso que las nueve no eran. Pensó en cómo disculparse y explicar lo sucedido, pero solo entonces notó a BaekHyun temblando, abrazándose a sí mismo y con la frente sudándole de forma evidente.

—¿Te sientes bien?

El chico negó con la cabeza y le susurró a modo de lamento—: Te... Tengo f-frío.

No lo confundas con el amor • || ChanBaek ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora