Acuerdo.

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SeokJin recorrió la ruidosa sala con la mirada. Sentía una profunda ira ante la oleada de acusaciones que se estaban lanzando sobre la encorvada y patética figura de su padre, a quien los acontecimientos de
los últimos días le habían privado de toda su flamante altivez.

El salón de la antigua rectoría era espacioso y elegante. Sin embargo, el centro floral que Jin se había esforzado tanto en preparar presentaba un aspecto ajado y triste. Habían pasado tres días desde que el mundo en el que él vivía se había hecho pedazos y, con el, algunas de
sus más sentidas convicciones.

Kim DongYul había sido acusado de fraude, falsedad contable y
falsificación y, además, se le había informado de que se le podrían añadir más delitos a aquel desgraciado listado. Al principio, todo el mundo había
salido en su defensa, no sólo su familia, sino amigos y vecinos también, dado que se trataba de una figura muy popular. No obstante, el hecho de que su jefe y compañeros de trabajo se mantuvieran en silencio y guardaran las distancias había sido su condena pública. Podría ser que las personas pensaran en la seguridad de sus trabajos, dado que sólo hacía una semana que Fumridge Leather había sido absorbido por Kim's, un
enorme imperio empresarial propiedad de Kim NamJoon

Tal vez la sorpresa más desagradable de todas fue el hecho de que, al ser interrogado, Kim DongYul confesara su culpa.

SeokJin se había sentido verdaderamente destrozado. El hecho de que el padre al que
adoraba y admiraba hubiera caído tan bajo como para robar dinero lo escandalizaba, aunque se sentía orgulloso de que hubiera tenido el valor necesario para aceptar sus culpas. Cuando por fin se le permitió regresar
a casa, DongYul tuvo una charla en privado con Jin. Allí, su padre le había confesado que había llevado un estilo de vida algo extravagante que le había empujado a acumular unas deudas que ya no podía pagar…

—Un mes tomé prestada una pequeña cantidad para salir de un apuro—le explicó su padre—. Por supuesto, tenía la intención de devolverlo. Desgraciadamente, Rosie decidió casarse por todo lo alto sin previo avisto y eso me costó una fortuna. Su madre se gastó otra fortuna reconfortándola cuando su matrimonio fracasó. El año pasado, Jenie necesitó una buena suma para montar su escuela de hípica. Como sabes, eso fue otro desastre y yo perdí mucho dinero. Sé que no es excusa para
robar. Y no quiero que pienses que trato de echarle la culpa a nadie…

—No… no pienso eso —susurró SeokJin, con los ojos llenos de
lágrimas mientras abrazaba a su padre. Sabía muy bien que su madrastra y sus hermanastras sólo se conformaban con lo mejor.

—Jamás se me ha dado muy bien decir que no a la gente que quiero. Me temo que hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades durante mucho tiempo, pero me resultaba imposible negarle nada a JinWoo. La quiero tanto, Jin… No sé lo que voy a hacer si ella decide divorciarse de mí por esto.—Después de esta conversación, a Jin le resultó muy difícil mantenerse al margen mientras el resto de su familia lo convertía en el centro de amargas recriminaciones.

—Han congelado tus cuentas y no se me ha pagado mi asignación.
¿Cómo se supone que voy a pagar la factura de mi tarjeta de crédito? —le decía su hijastra, Rosie con el hermoso rostro retorcido en un gesto de
furia. Jin se preguntó qué ocurriría si él le sugiriera a su
hermanastra que se buscara un trabajo. Las dos hijas de su madrastra seguían viviendo en la casa paterna. Rosie tenía veintisiete años y en ocasiones ejercía como modelo. Sin embargo, seguía esperando que su padrastro le pagara los lujos que tanto le gustaban. Jenie, su hermana, era dos años más joven y no había tenido ningún trabajo que le durara más de seis semanas.

—¿Y las letras de mi deportivo? —le preguntaba Jenie—. ¿De dónde voy a sacar el dinero para pagarlas?

—Hasta ahora, jamás había apreciado el hecho de que, con mi primer esposo, nunca nos faltó de nada —apostilló JinWoo con crueldad.

Revenge. •NamJin°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora