Primera noche.

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Pocos minutos más tarde, Jin se vio por casualidad en el espejo
de su dormitorio. Tenía las mejillas sonrojadas y la boca
hinchada. Parecía una desvergonzada ramera.

Sintió frío cuando NamJoon le quitó los botones de su camisa y se la retiró.

—Me siento como un prostituto...—NamJoon le dio la vuelta rápidamente.

—Eso es lo más ridículo que he escuchado en toda mi vida, belleza mía. Te deseo y tú me deseas a mí. ¿Qué podría ser más natural que el deseo de hacer el amor? —le preguntó. Entonces, le acarició la mejilla con un gesto tan suave que él parpadeó de la sorpresa—. Te vi y te deseé antes de que tú pronunciaras palabra. Con una mirada fue suficiente.

—Pero eso es una locura...

—Dios mio... Te aseguro que habría sido capaz de mover el cielo y la tierra para llegar a este momento. Ser deseado hasta ese punto debería ser un orgullo para ti.

—Nosotros... nosotros no pensamos igual...

—Te aseguro que no te desearía si fueras como yo.—Cuando lo besó, Jin se echó de nuevo a temblar. Mientras él
trataba de recuperar el aliento, NamJoon le despojó su ropa en su totalidad y lo tumbó sobre la cama, para allí quitarle los zapatos primero y luego, muy
lentamente las medias. Por fin, quedó sobre la cama tan sólo cubierto con sus ropa interior. De repente, se sintió tan desnudo y tímido... Observó cómo él se quitaba la chaqueta y la corbata, para centrarse luego en los botones de la camisa. Cuando las dos partes se separaron, quedó al descubierto un torso bronceado y musculado, y el tenso y liso abdomen. Aquella visión puso a Jin aún más nervioso.

—Relájate... Estás precioso—dijo él, tratando de utilizar un tono de voz tranquilizador por primera vez en su vida.

Jin lo miró de mala gana. Se había quedado simplemente con unos boxers de seda negra que revelaban más de lo que
ocultaban sobre su estado de excitación–Jin no se quedaba atrás de todos modos.–Aquella visión lo ruborizó, por lo que apartó inmediatamente la mirada. De repente, le pareció increíble que estuviera
a punto de acostarse con un hombre al que apenas conocía.

—Me vendría muy bien otra copa...

—Están en el mueble, a tu lado.—Jin había esperado tener que salir del dormitorio para ir a buscar la bebida a alguna parte de la casa, por lo que miró desconsolado la botella de champán y las copas. NamJoon se dirigió hacia el lugar en el que estaban y descorchó la botella para poder verter el líquido dorado en la delicada copa. Entonces, se la ofreció.

—Entiendo que estés nervioso...

—No seas ridículo —dijo él, tras tomar un buen trago de
champán.

—Yo haré que todo vaya bien. De hecho, te aseguro que
la experiencia será adictiva.

—Eso es imposible...—NamJoon se sentó en la cama.

—Creo que alguien te ha estado contando historias viejas. Te
aseguro que no te dolerá.—Jin se sonrojó.

—¿Y tú qué sabes?

—Tal vez seas el primer virgen con el que me acuesto, pero tengo inteligencia, sentido común y una excepcional habilidad en ciertos
campos—susurró, tomándolo entre sus brazos. Entonces, le quitó la copa—. No dejes que el alcohol te prive de lo que promete ser un acontecimiento muy placentero.

—Eres un creído...

—No, estoy muy seguro de mí mismo. Confía en mí. No soy un
amante torpe ni
egoísta.—NamJoon lo miró a los ojos y, de repente, sintió que podía confiar en él.

Revenge. •NamJin°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora