Pobre corazón.

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A veces el corazón se adueña de la mano,
y escribe poemas salidos del alma.
A veces el corazón se adueña de los labios,
y le roba un beso a la persona que ama.
A veces el corazón se miente a sí mismo,
con tal de no salir lastimado.
Y nosotros, a veces retenemos al corazón.
Nos negamos a escucharlo,
y le clavamos dagas.
Pobre corazón,
que depende de nosotros para poder amar.

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