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Pulsé el timbre de mi propia casa, lo que era extraño, pero mis manos cargaban a Jisoo, mi pequeña sobrina que venía a pasar unos días con su tía.

Todo había sido por el fallecimiento de sus abuelos, por lo que mi hermana y cuñado no dudaron en viajar a tal pueblito de la periferia para asistir al velorio.

Y para que no les fuera más complicado de lo que era ese viaje, decidieron pedirme que la cuidara por una semana.

-Gracias- le agradecí a mi novio con un casto beso en los labios, y quien no dudo en arrebatarme a la pequeña bebé de los brazos para jugar con ella.

Se veía tan lindo, bueno... siempre lo hacía, pero ahora su poleron de color blanco con negro, acompañado de un gorra de la misma tonalidad.

Primero la cargó un rato en sus brazos mientras caminaba por la sala de estar y comedor, pero después decidió acostarla en la mesa para mimarla.

Primero la cargó un rato en sus brazos mientras caminaba por la sala de estar y comedor, pero después decidió acostarla en la mesa para mimarla

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-¿Crees que algún día tengamos hijos?- preguntó sin mirarme, sino que fijando su vista en la pequeña manito que agarraba su dedo índice.

Su pregunta me ruborizaba, éramos novios hace tres meses solamente, aunque de amistad ya iban 7 años.

-Creo que sí... yo... no sé si podría estar con alguien más que no seas tú- murmuré nerviosa mientras juntaba las puntas de mis dedos- Aunque si no tuviéramos igual sería feliz.

Él me miró sonriendo de oreja a oreja y tendiendo su manos para que la tomara.

-Yo si quiero tener hijos contigo, Sominie- sus palabras no se me  olvidarían jamás- y tampoco me veo con alguien más que no seas tú.

Sus labios pegaron dulcemente con los míos, transmitiendome todos esos sentimientos que trataba de explicar con palabras.

Su mano se enredó en mi cabello, acortando aún más la distancia que nos separaba.

Mis manos se fueron a delinear su barbilla, lo que hizo que soltara un pequeño gemido.

Un llanto nos separó, ambos sonriendo miramos a la culpable, quien al recibir nuestra atención se dejó de llorar.

-Pobre de sus padres si siempre es así- bromeó mi chico mientras le hacía cosquillas en la barriguita.

Me reí al no ver rastro de enojo de mi novio, ya que siempre que alguien nos interrumpía (casi siempre eran Jiwoo y Jseph) gruñía y lanzaba miradas asesinas.

Me levanté por unos café helados que yacían en el refrigerador, siempre habían de esos porque con BM éramos adictos, así que si uno no preparaba, lo hacía el otro.

-¿Quién es mi pequeña ángel?- preguntaba una y otra vez con voz aguda, y se respondía solo- tú.

Inmediatamente me acordé de la primera vez que la conoció, mi hermana la había llevado de sorpresa al estudio porque sabía que yo estaría ahí.
Hacía bastante tiempo no la veía, ya que vivian en otra ciudad y se me hacía imposible ir a verlos por mis estudios.

Sonreí, recordaba que BM la había tomado para molestarme, pero en realidad me había fascinado que el chico del que me había enamorado desde el inicio, hubiera conocido a una parte de  mi familia.

-Ten- dije tiernamente mientras le dejaba el vaso a su costado derecho.

-Gracias, ángel- respondió mirándome mientras me sentaba a su lado y frente a  la pequeña nuevamente.

-De nada- me apoyé en su hombro y realmente me sentí como si fuéramos una familia- ¿Vas a ayudarme a cuidarla?.

-Por su puesto, así voy practicando- dijo causando que yo riera.

-Tú no te cansas- comenté golpeando en puño su bíceps.

-¿De ti? Jamás- respondió de vuelta mientras me volvía a besar.

Realmente era una afortunada por tenerlo como novio.

Una paternidad improvisada (BMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora