Adv: Capítulo lo corregido al 100%. Disculpen faltas de ortografias
La primera cita, ¿que tan importante puede llegar a ser una primera cita?, la primera vez que conoces a un persona con interés romántico puede llegar a causar presión, claro, siempre que las expectativas nublen nuestra razón; el nerviosismo de ver por primera vez a esa persona que, posiblemente, podría ser el amor de tu vida pero... las cosas dan un gran giro si somos nosotros los que estamos obligados a conocer alguien mas, obviamente, este no era su caso.
Y aquí comienza nuestra historia, con un nervioso coreano que, después de muchos intentos, tendría su tan ansiada primera cita.
Seung Gil Lee, un estudiante de medicina que cursaba tu sexto semestre, alto, de pelo tan oscuro como sus imperturbables ojos negros, con la palabra "amargura" como cualidad y récord personal - o eso decían sus amigos- conoció a Pitchit Chulanont un lunes por la mañana, exactamente a las 9:30 am. ¿Pero quien lo recuerda? Su orgullo no, por su puesto; no fue tan especial, ni el gran encuentro plasmado en películas, pero creía que aquel moreno jamas notaria su crush por el y estaría bien con mirarlo desde lejos. Los días pasaron y su obvio enamoramiento llamo la atención de los dos únicos y grandes amigos que tenia - Otabek y Jean- quienes no tardaron en burlarse y exhibirlo delante de su "futuro esposo" con burlas o gritos para llamar su atención de forma discreta -o al menos eso fue lo que pensó Jean.. Días más tarde, el coreano notaría un especial encuentro entre su enamorado y un japones al que no conocía, derramando el vaso de su orgullo, le pidió salir.
Fue por eso, que aquella mañana no dudo en correr por toda la casa intentando verse lo mas presentable posible para aquella primera cita...
Por octava vez en esos quince minutos, repasó con cuidado su vestuario bajo la cansada mirada de sus mejores amigos.
-Te vez bien Seung, ¿No puedes simplemente calmarte? Es sólo una simple cita -Aseguró Jean
Por otro lado, Otabek miraba igual de inseguro el extravagante resultado. Si bien Seung les había pedido ayuda para vestirse, él prefería que - para una primera cita- se mostrara lo más cómodo posible, demostrando quién era él desde un comienzo y no fingiendo ser alguien más pues sin importar que tan bien se viera con aquel estilo de chico rudo, ese NO era Seung.
Aunque la lógica de mostrarse con los típicos abrigos tejidos por su madre tampoco causaban gran impresión, Y menos con alguien que sería la cita de su amigo ¡¿Que rayos había pasado en la cabeza del coreano para enamorarse así?! Todos sabían lo llamativo que era Pitchit, siempre siguiendo la moda y atrayendo gente a partir de sus múltiples redes sociales, si... lo contrario a su amigo
-Ah... Seung,-le llamó- ¿A que hora debían juntarse?
- A las seis, para tomar un café.
-¿A tu amiguito le gusta esperar? - preguntó divertido el canadiense antes de señalar el gran reloj de pared y hacerle entender que llevaba quince minutos de retraso - Así que... ¿Cómo me decías que se conocieron? - bromeó al ver salir a su amigo olvidando aquello Que mas importaba, su billetera.
Tal vez no sea sorpresa para algunos saber que él coreano no era él "Rey de las expresiones" o el más amigable, pero eso no impedía que tuviera sentimientos, siendo el hijo de una gran familia de doctores El dinero no era algo que le faltara, por suerte, amigos tampoco, ya que gozaba de la gran felicidad de haber conocido a dos hombres que demostraron amistad Real a pesar de su terquedad y brutalidad. Siendo ellos los primeros testigos de su falta de tacto cuando de amor se tratara. Claro que las burlas por parte del más animado del trío de amigos -felizmente comprometido- nunca faltaron llevándolos a malas citas a ciegas. Esto hasta que, un día, la vida del pelinegro dio un giro de 360 grados cuando el último de sus amigos admitió haber conseguido pareja dejándolo como el último soltero en la mira.
