Soyoung deseaba que él hubiera mentido, que todo hubiese sido sólo una pesadilla tomada de un libro de historias de terror en el que sólo olvidas con pasar la página. Pero Jungkook estaba en lo cierto.
Ella vio a todos sus hijos fallecer, uno tras otro. Sobrevivir el dolor del nacimiento fue suficiente para que su primer hijo muriera, sin siquiera tener la oportunidad de ver el mundo. El segundo le sucedió igual. Sólo el tercero, un niño, sobrevivió unas pocas semanas y luego falleció inesperadamente. Cada muerte se añadía a sus matrimonios ya problemáticos, su huida era inevitable.
Al noveno año de su último matrimonio, ya era momento de huir. Una vez que había planeado el asesinato de su esposo para llevarse el secreto de su longevidad con ella, pero decidió dejarlo vivir.
Después de haber vivido por tanto tiempo, Soyoung se dio cuenta de que algunas eras no siempre serían las mejores y que otras funcionarían mejor con su forma de vivir. Esta era, entre las otras, era una a la que siempre le tendría un gran aprecio.
Soyoung había recorrido el tiempo y el espacio como una viajera del tiempo y sabía que lo que moralmente era aceptado era una cosa que sólo iba mejorando, y eso estaba perfecto. Para ella, nada se sentía más liberador y agradable que sentir la arena entre sus pies en ese verano de 1962.
Todo el mundo hacía lo mejor que podía con mucha tranquilidad. Las guerras pasadas habían sido perdonadas, pero no olvidadas. Y la gente de California tenía una dulce y pacífica forma de hacerte sentir bienvenido.
Ella podría pasar la eternidad allí observando la puesta de sol de ese mes de agosto, con el sol dibujándose sobre el mar lejano. Alrededor de ella, las personas jugaban en el agua antes de irse, mientras otras terminaban de comer.
La brisa de la fría y fresca noche se acercó peinando su cabello, haciendo que cayera como cascada sobre sus hombros. Ella acercó sus rodillas a su pecho cuando aun se hallaba sentada sobre la cálida arena, se mantuvo así por un rato mientras recordaba los años que habían pasado y lo que la había llevado a ese lugar.
Jungkook no sólo estuvo en lo correcto sobre sus hijos, sino que también fue cierto lo que dijo sobre los humanos. No todos sus matrimonios fueron forzados y debía admitir que se enamoró algunas veces dándole a su vida un estilo de historia como de novela, pero nada perduraba. Ella pensaba que tal vez eso se debía a que nunca conoció a alguien con el cual ella realmente estuviera destinada a estar. Estuvo casada alrededor de cuatro veces e intentó dar a luz a siete hijos en total. Nada funcionó, ni los partos ni los matrimonios.
Si algo pudo aprender a lo largo de estas décadas, era que los humanos cambiaban más rápido de lo que ella lo hacía. Usualmente, siempre se casaba con hombres de aproximadamente 25 años, pero siempre resultaba lo mismo. Primero, una luna de miel asombrosa donde creían estar realmente enamorados. Pero luego, maduraban. Después de un estado de felicidad de conocer a la persona con la que pensaba pasar la eternidad, terminaba cayendo de esa nube donde ella se encontraba.
Cuando sus esposos lo hacían, se decepcionaban grandemente de ella, adjuntando el hecho de que nunca les podría dar hijos; ellos sólo se terminaban concentrando en otros asuntos o llenaban actas de divorcio. Su último esposo, Jack quien era un militar que participó en la segunda guerra mundial, fue uno de esos hombres de mediana edad a los que no les parecía interesante la vida sin hijos.
Y aquí estaba de vuelta con ella misma, lista para repetir el mismo ciclo. Incluso si sólo era una euforia momentánea. California era perfecta para esto, después de Jack, con el cual vivió en unos suburbios de Nueva York, se mudó a este lugar con la esperanza de conocer a alguien que compartiera su visión de las cosas.
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Come With Me J.J
FanfictionPara todo aquel que los viera mientras pasaran por allí, sólo verían a una pareja coqueteando, lo cual era completamente normal en la corte. Un juego un poco peligroso en el que todos, incluso el Rey y la Reina tenían permitido jugar con quién sea q...