♥capitulo tres♥

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Lonely hearts club × parte 2 de 2

El molesto timbre clásico que él mismo había instalado en su habitación retumbó en sus oídos. Abrió de manera ínfima uno de sus ojos para observar y concrentar donde se encontraba. Su habitación. Se había quedado dormido frente a la computadora. Se estiró, su espalda dolía en demasía debido a la posición en la cual se había quedó dormido. Se quejó por lo bajo mientras rodaba. ¿Quién rayos venía a molestarlo a aquella hora? Se preguntaban a pesar de que había que apenas eran las 7 de la tarde. Casi vuelve a quedarse dormido cuando logró sentarse en el sofá, su rostro estaba hinchado y su cabeza nublada. El timbre volvió a llamar su atención.

—¡JiMin-hyung! ¿Puede abrir la puerta?— logró escuchar a YugYeom desde el baño —Estoy...estoy en la ducha.

—Ya— ronroneó —Ya voy.

Logró levantarse a duras penas sintiendo la fría briza cruzar sus desnudas piernas. No quería ponerse su pantalón, aunque esté estuviera a solos metros que el. Sabía que al acostumbrarse a la temperatura, el calor volveria a apoderarse de él. Vaya flojera volver a sacarselos.

Abrió la puerta encontrándose con su amigo JungKook quien le regalo una pequeña sonrisa en cuando lo vió. JiMin pasó uno de sus puños por su ojo derecho, tallandolo y bostezó brevemente.

—Hola— le saludó aun tallando uno de sus ojos.

—JiMin-ah...yo— el menor posó una de sus manos, las cuales se encontraban ambas previamente tras su espalda, en forma de puño cerca de sus labios y tosió —Quisiera pedirte perdón por lo que dije hace un rato.

El pelirubio dejó caer ambos brazos a sus costados y frunció el ceño. Sus ojos se posaron rápidamente en los de JungKook y se quedaron ahí por varios segundos hasta que pasó una de sus manos por su propio cabello, desordanandolo, y mencionando con un bufido las siguiente frase:

—¿Qué mierda quieres, Jeon?—Pues Jeon JungKook pidiendo perdón para él era un chiste.

—Ah, hyung~. Me conoce tan bien. — JiMin rodó los ojos frente a los honorificos —Vine en busca de YugYeom ¿Puedo pasar?

—Oh, Dios. ¿Desde cuando preguntas si puedes pasar? —Dichas las palabras, el pelirubio se hizo a un lado permitiéndole el libre acceso a su menor. En cuando esté estuvo dentro, copió su acción y cerró la puerta tras él.

—Estas en boxers, JiMin. Pensé que había llegado el día de suerte de YugYeom. Ya sabes...con eso de que le gustas.

El nombrado bufó y caminó nuevamente hacia el sofá para recostarse. Acercó su laptop y la desbloqueó con su rápido movimiento manual, era algo casi instantáneo e involuntario.

—No sabía que le gustaba a Yug.— le respondió mientras continuaba tecleando en su computadora.

—Debes estar bromeando.— JungKook sacó una soda del frigobar de la habitación de JiMin cuando ya hubo desocupado sus manos y se sentó junto a su amigo en el sofá.—Se le nota mucho. Como te mira, como te habla.

Mientras las palabras eran dichas, la distancia entre ambos cuerpos eran reducidas. Era algo común en ellos, hasta parecía que lo hacían de forma inconsciente. El muslo derecho de JiMin quedó casi encima del izquierdo de JungKook y apoyó la cabeza en el hombro del contrario, subiendo su mirada para responder.

—En realidad sí lo noté, pero no me gusta hablar de ello. No quiero hacerle daño a Yug. Quizás de que manera me ve.

—El cree que eres genial.— JungKook decidió continuar hablando al predecir la siguiente pregunta de JiMin —Habló conmigo pensando en que le podía ayudar.     

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