CAPÍTULO 11. Renuncia a la corona

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Mientras, en otro lugar. Un par de jóvenes príncipes entablan una conversación entre ambos. Se trataban de los futuros reyes de Prayler: Lana Moonlight y Keyton Flamigeon.

Desde que el joven Flamigeon fue seleccionado como ganador a candidato al trono, no habían tenido tiempo de hablar entre ellos.

Y es que, tarde o temprano ambos serían marido y mujer, a pesar de su corta edad y experiencia.

-Ahora mismo, estamos en el punto de mira de todos. Odio esta situación. Somos demasiado jóvenes para todo esto.

-No somos precisamente queridos por nuestros súbditos, especialmente yo. El pueblo de Prayler cree que los Moonlight llevamos demasiado tiempo en el poder. Nos detestan.

-Lana. Quiero proponerte algo. ¿Por qué no huir?. Si permanecemos aquí, puede que el asesino nos mate, o peor aún, que los ciudadanos del pueblo nos mate.

-Keyton no digas estupideces. No puedo abandonar a mi familia.

-¿Entonces?.

-Tengo un plan mejor.

• • •

Lana entró en el cuarto de su hermana Stella.
Tocó a la puerta antes de entrar.

-¿Puedo?- preguntó desde fuera.

-Pasa Lana. Adelante.

La joven entró en el interior de la habitación. Su hermana mayor estaba concentrada mirando unos antiguos libros que había sobre su escritorio. Alzó la vista no más allá ligeramente para comprobar que se trataba de su hermana y volvió su interés hacia aquellas antiguas páginas.

-Veo que estás absorta en esa lectura- intervino Lana.

-En qué puedo ayudarte, mi queridísima hermana- respondió resoplando sin el más mínimo interés.

-Quiero hablar contigo sobre un asunto importante. Verás, he estado pensado acerca de mi sucesión al trono y...

Aquellas palabras captaron la atención instantánea de Stella. ¿Acaso aún había posibilidad de convertirse en reina?.

-Quiero abdicar- prosiguió Lana- No quiero ser la reina de Prayler. No quiero ese título. Tú eres ni hermana mayor, la primogénita de la familia. Te corresponde a ti ese honor, no a mí. Es por eso que he pensado en hablar con padre y madre. Tú te convertirías en la reina Stella. ¿Qué me dices?.

-No puedes hacer eso Lana- replicó Stella con seriedad.- Eres la futura reina, así lo quisieron padre y madre. No está en tus manos decidir un asunto tan importante.

-Si tan sólo pudieses ayudarme a convencerlos. Por favor Stella. Sé que deseas esto. Tómalo como un regalo.

No iba a negar que aquella era la oportunidad perfecta para conseguir la corona. Podría salvar la vida de su hermana, evitar volver a planificar su asesinato por segunda vez. Sólo debería matar al príncipe Gerard, nadie sospecharía.

La posibilidad de alcanzar su objetivo estaba muy cerca, y no iba a desaprovecharla. No la detendrían.

 No la detendrían

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