CAPÍTULO 15

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No sé cómo serán las demás chicas en cuestiones del amor. Si lloran, patalean o simplemente se dejan consumir por la soledad. Pero yo soy distinta, lo sé y lo probé al no derramar ni una sola lágrima por un idiota que no valía la pena. Hiro me enseñó a no acostumbrarme a las personas, porque tarde o temprano se irán y si bien con Kevin no llegamos a más que un simple beso, agradezco el no haberme convertido en su novia.

Sabía que todo lo que había dicho eran puras mentiras suyas, lo conocía bastante como para intentar engañarme, así que el muy cobarde solo disfrazo la realidad con mentiras. Luego de que se fuera, termine por mi cuenta el trabajo de literatura.

La mayor cobardía de un hombre es despertar el amor en una mujer, sin tener intenciones de amarla

Y sí, eso fue exactamente lo que hizo Kevin conmigo, pero no importa, superare esto y aprenderé de ello para no resbalar con la misma piedra dos veces. Igualmente salí con las chicas, les conté lo ocurrido y Cecilia fue la primera en poner el grito en el cielo

-Le voy a cortar los huevos a ese hijo de... su santísima madre- sí, se encontraba molesta- ¿Cómo se atrevió a enamorarte para luego dejarte tirada así como así?

-Tampoco me dejo tirada como dices- enarque la ceja- solo fueron unos coqueteos y nada más, gracias a Dios no paso más de allí.

-Pero nosotras pensamos que sentía algo por ti- indica Erika- por lo que contabas y como te miraba, pues...pensamos que existía la posibilidad.

-Solo fueron tonterías de él y nada más vamos chicas, dejemos de hablar de ese idiota y divirtámonos, que la noche aun es joven y tengo ganas de divertirme- pedí.

-En verdad te admiramos- me sonríe Dana- cualquier chica estaría llorando si su chico le hubiera hecho algo semejante.

Sonreí negando.

-No soy cualquier chica y mucho menos él es mi chico. Solo es un tonto más. Así que a divertirnos.

-¡Sí!- chillaron las cuatro juntas.

Me la pase toda la noche, en el centro porque entrar a un boliche a bailar, no me lo iban a permitir por ser menor de edad. Así que nos fuimos a comer a un restaurante de cómoda rápida, luego a mirar vidrieras y al final, a eso de las doce, volvimos a nuestros respectivos hogares.

************** **************

-Preciosa, ¿nos ayudaras con nuestros deberes?- me preguntó Lucas.

Asistí sin dejar de mirar mi bebe.

-¿Qué miras?- lo sentí jalarme la chaqueta.

-Creo que va siendo hora que lleve a mi bebe a ser revisada, últimamente el motor no suena como debería ser.

-Porque no le dices a Javier o a Franco que la revisen.

Había olvidado que esta familia además de tener piscina y una casa enorme, también contaba con un taller de motos y autos. A Franco y a Lucas les gustaba arreglar ese tipo de vehículos. No perdían el tiempo, en algo debía de gastar todo el dinero que tenían.

-¿Están en el taller?- pregunte bajando la mira a Lucas.

Asiste.

-Sí, ve y pregúntales.

Por lo que tenía entendido, ellos dos eran muy buenos en lo que hacían, por lo que casi todo el pueblo recurría a ellos ante cualquier inconveniente que tuvieran sus vehículos. Salí por la puerta de la cocina, la cual daba justo al partió trasero de la casa, camine unos cuentos metros, y con el primero que me cruzo es con Kevin, saliendo del taller sin camisa y completamente sudado.

Se detuvo cuando me vio llegar.

-¿Qué estas?

Pase de largo dejándolo con la pregunta a medias. Me adentre en el taller. Javier y Franco se encontraban arreglando el motor de un Mercedes negro.

-Hola chicos- los salude ya que desde que llegue no los había visto.

Ambos voltean a mirarme, sonrientes como siempre.

-Hola lindura, ¿Cómo estás?- se me acerca Javier, para saludarme.

-Hola Kendra- levanta la mano Franco desde donde se encuentra.

-Bien, gracias. Venia para ver si podían ayudarme con algo.

-¿Es sobre el motor de tu moto?- preguntó Javier a lo cual me sorprendí.

-Sí, veo que se han dado cuenta del sonido que hace al arrancar y al acelerar.

-¿Quieres que le echemos un vistazo?

-Por favor, si pueden sino no importa, puedo llevarla a otro lugar, pero como Lucas me dijo que podían verla, pues pensé en ustedes. Además les tengo más confianza, cuando se trata de meterle mano a mi bebe.

-Viniste al lugar adecuado- sonreí ante la ocurrencia de Javier- vamos por tu moto, que la reviso y veo lo que le anda ocurriendo.

Al momento de voltear e ir por mi bebe, me quede helada al lado de Javier. Kevin venia entrando con mi bebe, ¿en qué momento fue y la trajo?

La estaciono frete a una Zanella roja, y se volvió hacía mí.

-Dame las lleves, quiero escuchar su motor- me pide amablemente, pero sin quitar su tono frio.

Que esperara sentado, no le iba a entregar la llave de mi bebe a él. Así que antes de dárselas, yo misma fui, me subí y la prendí.

-¿Escuchas el sonido que hace?- pregunte elevando la voz.

Javier asistió.

-Acelera un poco- pidió.

Al hacerlo el sonido incremento, así que Javier me hizo señas para que la apagara.

-Y ¿dígame Doctor que tiene mi bebe?- pregunte divertida, a lo cual río.

-No estoy seguro, pero creo que es el motor, pero antes de sacar conclusiones erróneas y meter mano donde no se debe, la mirare con más cuidado- me baje y le entregue las lleves a Javier- ¿La necesitas para hoy?

-En lo posible—asistí- me manejo con ella para ir a la escuela y venir hasta acá.

Javier me miro y luego al auto donde se encontraban trabajando, chasqueo la lengua, formando una mueca que no logre descifrar.

-Se nos va a ser difícil- se rasco la nuca- tenemos el motor del auto recién empezado y no creo que podamos

-Déjame a mí revisarla mientras Ustedes arreglan lo del motor- interfiere Kevin, a lo que lo miro seria.

Franco y Javier desvían su mirada hacia mí, esperando mi respuesta.

La pensé por unos largos minutos, no quería que él metiera mano en mi bebe, no confiaba en él.

-¿Qué dices? ¿Me dejaras revisarla?- me preguntó.

La pensé y pensé, hasta que al final tuve que dar brazo a torcer. Si bien no quería que él la tocara, no podía esperar por ella hasta mañana o tal vez pasado mañana. Suspire resignada.

-¿Para cuándo la vas a tener lista?- le pregunte neutra.

-Si es lo que pienso, en cuatro horas estará lista- dice.

-De acuerdo, puedes verla- Javier le pasó las llaves y comenzó a echarle mano.

-¿Ya terminaste el trabajo de literatura?- preguntó, quitándole un pedazo de la chapería.

-Si- conteste seria y fría.

Se quedó callado por un buen rato, sacando tornillos y otras cosas que no tenía ni idea de que existían. Hasta que luego de veinte minutos retomo nuevamente la conversación.

-Perdón por lo de ayer, yo no...

-No te preocupes, mejor concéntrate en la moto.- dije directa y fría, para luego irme de allí. No soportaba estar cerca de él.

PERRO FIEL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora