Todo había comentado hacia 5 años, cuando yo aún estaba en la secundaria.
Un fatídico día el maestro me hizo ir a recoger unas cosas en el bloque de los octavos, yo de mala gana acepte.
Y allí me encontraba yo, el tío más flojo del salón enviado por el maestro a hacer encomiendas...bueno era eso o quedarme haciendo nada, porque hoy solo harían recuperaciones de periodo y adivinen ¿quien salió más que ileso?, Este personaje.
Cómo sea, lo otro es que odio a las mocosas de los grados inferiores, ¿porque? Fácil, no paran de acosarme.
En fin, entro al salón y no encuentro a nadien a cargo, osea a un profesor claro, solo está una chica tras la mesa del maestro y un salón algo quieto.
—disculpa, ¿quién está a cargo aquí?—me atreví a preguntar. La recorrí con la mirada, era un poco linda.
Esa chica me recorrió de pies a cabeza con aquellos grandes ojos, y un leve gesto de desprecio mezclado con curiosidad, odie que me imitará tan bien.
—yo, ¿que no vez?—respondió con indiferencia, diablos entonces así se siente que te traten como yo trato.
—escucha, el profe Quiroz me mandó por unas cosas aquí, dijo haberlas dejado...—no había terminado de hablar cuando ella ha me estaba señalando el lugar.
Nunca antes me habían tratado así, mucho menos si se trata de mujeres, odiaba a esa chica en el momento en el que la conocí...pero no podía sacarme la de la cabeza.
La segunda vez que la vi, fue ayudándole con unas cosas, le había seguido pues tenía mucho tiempo libre y...al final terminamos hablando, era como si se tratara de mi propio reflejo, ella era igual a mi...fue como el swang que me hacía falta, me complementa...
Desde allí, comencé a visitarla todos los días a su salón, y hablábamos mucho ya que ambos teníamos muy poco que hacer, íbamos más que sobrados en las clases.
Iban pasando los meses y, finalmente decidimos ser pareja, lo cual por un tiempo se le hizo extrañó a todo mundo ya que...ella tenía 14 y yo 16 pero...no nos importaba.
Conocí a sus padres, eran personas muy educadas, y con un status un poco alto.
Por otro lado Kay aun no conocía a mis padres, y ellos solo la habían visto por fotos...teníamos muchas fotos, Kay amaba la fotografía, era su hoobi.
Sin embargo, no todo era color de rosa, porque yo era muy...acosado, y nunca le dije nada a Kay para que no se preocupara, ni hiciera algo peligroso, pero siempre era algo molesto.
Una noche, yo tenía planeado salir a cenar con ella;
Estaba en la calle principal comprando un ramo de rosas negras como a Kay le gustan, cuando derrepente siento como alguien se me arrima encima.Con sorpresa noto que es una de mis compañeras de clase, la saludo el intento irme, pero ella insiste en que me quedé un rato.
Me arte, siempre hacia lo mismo y ya se me hacía tarde para ir a encontrarme con Kay, así que decidí hacer algo...para que nunca más me moleste.
—te parece si entonces vamos afuera un segundo—la peliroja asiente, y me jala hacia la puerta, la sigo y me arrastra hasta un callejón, ya sabía sus intensiones, y no me agradaban en lo absoluto.
—sabes...esa pequeña con la que estás...es pura inocencia, una niña...debes aburrirte ¿verdad...?— lo decía con sensualidad, como el susurro de un gato.
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♠Te declaro la guerra♠ [Min YoonGi] #ColorAwards2018#DD2018
FanfictionPortada gracias a: @impilusa Primera parte de la saga: *corazones perdidos* La historia es de mi autoría, por favor no copias ni adaptaciónes. Kay no cree en el amor Odia sus sentimientos y solo quiere olvidar. Los recuerdos can y vienen resquebra...