Prólogo.

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Hace cuatro años atras.

Narrador omnisciente.

─ Deja de bromear y brincar, pisaras una lápida.

─ ¿Y? Ya están muertos, no les duele.

─ Respeto Carlos.

─ ¿Respeto a que Esteban? –Bufa molesto–. Ni siquiera conocí a alguno.

─ ¿Cuándo mueras te gustaría que un chiquillo de 15 años salte sobre tu tumba?

─ Lucy cállate. –La apunta con una vara de madera que se encontró–. ¿Qué podría hacer yo si alguien me hace eso ya muerto? ¡Nada! Es la magia de la muerte, ya no poder hacer algo.

─ Charly, al menos finge.

─ ¿Para qué Eve? –Se le acerca–. Creer que siguen vivos es lo más estúpido que alguien puede hacer, ahora solo son polvo y están bajo muchos kilos de tierra.

─ Demonios Carlos, cállate un segundo. –Richard explota–. Muerto o no, en algún momento fueron alguien, que probablemente te topaste en la calle alguna vez, pero no tomaste importancia, fueron padres, hijos o hermanos de alguien. –Suspira–. Importantes para muchas personas.

─ Y ahora solo son polvo Rick y nadie puede hacer algo para cambiarlo. –Dijo mientas sonreía cínicamente.

─ Aun no entiendo como el más pequeño de nosotros es el que tiene menos sentimientos.

─Hey Ev detente. –Se detiene frente a ella–. Tengo sentimientos. –Levanta su mano y se toca el pecho–. Pero después de la muerte nadie puede hacer mucho más que llorar en ciertas fechas del año y recordar a esas personas, y discúlpame por intentar sobrellevarlo de una forma distinta a la de todos ustedes.

─ Nadie puede vivir de recuerdos... –Dice Esteban con un hilo de voz, pero, sin embargo, todos se percatan de sus palabras.

─ Exacto hermano.

Eran las 00:03, y uno se preguntara: ¿Qué hacen unos jóvenes en un cementerio a tales horas de la madrugada?

─ Creo que ya casi llegamos. –Esteban daba vueltas hacia todos lados intentado ubicarse.

─ ¿Crees? ¿Cómo es posible que tengamos casi 6 años viniendo a este lugar y aun no saber cómo llegar a las lapidas? –Charly le arrebato el celular.

─ Carlos, no somos gatos. –Esteban le da un golpe por el arrebato–. Como para que podamos ver en la oscuridad, aun es difícil para todos y no es un lindo camino que quisiera recordar. –Mira el celular–. Ahora, a la derecha. –Apunta a su derecha.

─ No Esteban, es la izquierda. –Lo corrige Alex.

─ ¿Izquierda?

─ Dios, no puede ser. –Michael es quien le arrebata ahora el celular y lo mira para intentar ubicarse–. Es a la izquierda. –Comenzó a caminar torpemente tropezando con todo.

─ Este lugar me parece cada vez más escalofriante. – Lucy se abraza a sí misma.

─ Pues yo cada vez me siento más cómoda aquí. – Comenta Evelyn, ocasionando que Lucy la vea raro.

─ Yo igual. –Esteban se para a su lado y la abraza.

─ Y yo, aunque siempre me estén regañando. –Dice pasándolos de largo Charly.

─ Llegamos. –avisa Michael y todos comienzan a bajar los objetos que cargaban.

─ Yo digo que comencemos con la fogata. –Dice Charly mientras comienza a tomar las varas y las acomoda.

─ Solo no te quemes. – Todos se ríen, mientras el ofendido maldice en voz baja.

─ ¿Recuerdan cómo inicio todo esto? –Pregunta Evelyn una vez que ya están instalados, alrededor de una fogata.

─ Yo recuerdo nuestro primer día junto. –Dice Esteban tomando su mano.

─ Yo recuerdo cuando nos conocimos, que Esteban nos presentó. –Michael hablo mientras le daba un ligero empujo a Esteban.

─ Yo solo recuerdo que todos me maltrataban. –Charly dice quejandose.

─ El más pequeño siempre es el que más sufre querido hermano.

─ Cállate Richard, que tu estuviste ausente 2 años.

─ ¡Y volví más fuerte que nunca!

─ Yo recuerdo como conocí a cada uno de ustedes. –Habla Mafer.

─ Y como no, los encontramos a ti y a Richard en el baño de la casa, jamás olvidare ese día. –Hace una mueca y sacude su cabeza como si recordase algo asqueroso.

─ ¡Ese día no pasó nada! –Intenta defenderse.

─ Cariño, déjalos, solo quieren joder. –La tranquiliza Richard mientras la abraza.

─ Miles de recuerdos, sonrisas, historias. –Habla de repente Esteban.

─ Anécdotas, cariño, emociones. ─Le sigue Michael.

─ Amor, felicidad. –Continua Richard mientras abrazaba fuertemente a su prometida.

─ Tristeza, pérdidas, alegría. –Para cuando Evelyn dice eso, se escuchan ya algunos sollozos.

─ Recuerdos –Concluye Alex.

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