H: La Reina de las Bromas

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-¡Helena!- Oigo a mi madre gritar, lunes por la mañana pienso mientras lentamente me levanto y visto, adormilada me maquillo pienso en lo que soñe.

Estaba en una habitación muy bonita , sin duda de mi gusto mientras leía una libreta blanca y negra con unas palabras que no logro reconocer en ese momento me escuchaba decir:
-Ese maldito me las pagará-
Entonces alguien abría la puerta, era una mujer muy parecida a mi, teniamos el mismo pelo, ella me sonreía mientras decía algo de premios y ganar.

Se notaba que estaba muy emocionada por su tono de voz pero yo no sentía ganas de ponerme a saltar con ella de alegría, yo estaba triste y enfadada, además cuando se iba yo  mascullaba algo de que me habían encontrado.

Sin duda mi subconsciente es muy creativo pienso mientras desayuno a la carrera, y me voy al instituto.

Al llegar a esa cárcel busco a mi mejor amiga Julia. Ella es como decirlo maja pero pegajosa, también es cruel a veces pero es por su popularidad, mientras admiro mi negro cabello la veo llegar con una sonrisa.

-Hola- Exclamó feliz

-Hola, ¿lista para la cárcel?-

-Eso ni lo dudes-

Empezamos a caminar hacia las clases cuando toca la campana y me separo de ella yendo a Francés, una de mis asignaturas favoritas.

Una vez en clase me siento en el aula, delante de otra chica llamada Sheila, del equipo de animadoras, es muy maja. Recuerdo haber estado con ella de pareja en una coreografía hace tiempo.

Hablo con ella toda la clase mientras la profesora da temas que ni les a los cerebritos de la clase les importa, total todo sabemos que no nos suspenderá por qué somos los niños de su corazón.
Sinceramente prestaría atención pero los idiomas se me dan extrañamente bien y no corro peligro de suspenso.

Mientras pasan las clases, llega la hora de la salida donde voy a un bar cercano (de esos que sirven comida de la abuela) y me siento a comer mientras reviso mi amada libreta de bromas (no os recomiendo leerla alguno ha quedado traumatizado). Mi hermosa libreta, tiene bromas para todos, de todos los tipos, pasando por el tinte de pelo hasta la lata agitada. Pienso que la profesora de lengua últimamente esta muy amargada, sin duda la hace falta una visita de ese "chico del instituto enemigo" que se pasa el día gastando bromas, la mejor idea que he tenido hasta el momento. En el pueblo hay deis institutos el Baronesa y el Baldieb, y los alumnos se odian entre ellos así que un día gaste una broma y "accidentalmente" me confundieron con un chico del Baldieb.

A la salida voy a casa de Julia, para hablar de un proyecto de ciencias que tenemos que repetir.

Digamos que la primera vez casi exploramos un par de recipientes, pero fue son querer, creo.

Nada más llegar, quien me abre la puerta es su hermano, Juan si no me equivoco.

-Hola, ¿esta Julia?- Pregunto sonriendo.

-No, pero me avisó de que vendrías, puedes pasar estará aquí en poco tiempo-

Paso a su salón mientras el chico cierra la puerta, se le nota incómodo así que intento hablar con el de temas graciosos.

-Creo que Julia te contó de nuestro experimento-

-Si- Dice reprimiendo la risa, claro que quien no lo haría teniendo en cuenta la cara que su hermana puso.

-Ey, ahora que te veo creo que tú y Julia os pareceis mucho, además de las iniciales.

-Bueno, eso es cuestionable- Me dice bromeando

Yo le sonrió al ver que he conseguido que se suelte aunque fuera un poco y sigo conversando con el hasta que Julia llega.

Subo a su cuarto y empezamos a hablar sobre el proyecto, esta vez creo que nos salió bien por qué no empezó a salir el humos rosa del último intento asi que me voy a mi casa tranquila.
Luego me "voy a la cama".

Una vez mis padres se duermen me levanto y vivo la libreta, es la hora de las bromas.

La primera cosa que hago es ir al Baldieb y colarme, cosa que es más que fácil desde que hace unos meses me hice con la llave maestra (sus profesores son más distraídos que yo y eso cuesta) y voy a la sala de profesores haciendo el "espía" (total las cámaras son más falsas que el culo de la Jenny y no hay nadie).

Al girar una esquina me sorprendo mucho por que oigo ruidos, las voces de dos chicos o más. Asustada miro a mi alrededor en busca de un escondite mientras las voces se acercan.

Desesperada me meto en una sala que creo es la de arte. Guardo el silencio y me muero cuando oigo una llave girar, están abriendo esta sala o cerrándola.

Entonces abren la puerta y dan la luz. Dos pares de ojos me miran extrañados y yo les sonrió mientras intento salir por la puerta corriendo. Un intento fallido por que uno de ellos me detiene y me alza al estilo de los recién casados.

-Mira lo que he cazado Tobías- Le dice sonriendo al otro chico.
-Una pequeña hada del bosque, al parecer- Le responde el de tez negra, que supongo es el tal Tobías.
-Te importaría bajarme- Le digo al chico que me tiene en brazos, mirando al suelo como llevo desde que entraron.
-¿Y que me asegura que no saldrás corriendo princesa?- Dice notablemente divertido.
-Mmm digamos que hipotéticamente no salga corriendo, ¿que pasaría?- Digo intrigada por saber que hacían estos chicos en el instituto a estas horas.
-Pues tendrías el placer de conocer a los mejores artistas de este instituto, Gabriel y yo.- Dice Tobías creo que sonriendo por su tono.
-De acuerdo, bájame grandullón- Le digo a Gabriel.

En cuanto me baja salgo corriendo, no sin antes gritarles:
-¡El viernes en el parque de la tirolina!

Y así voy hasta mi casa donde duermo y espero con ganas que sea viernes.

Operación OethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora