Capítulo 1 - Cerillas en el suelo

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- ¡Tzzz! ¡Tzzz! ¡Tzzz!

Sí, ese es el infernal ruido que me despierta cada mañana. Y cada día, tengo que desenchufarlo para que se calle.

-Lunes, odio los lunes. ¡Pero estoy de vacaciones!

Me vestí en menos de tres minutos y bajé a desayunar. Ya en la cocina vi un tazón de leche y una buena porción de cheescake junto a un póss-it:

"Tu padre y yo nos hemos tenido que ir a Japón unos meses por trabajo, sentimos no habernos despedido de buenas maneras.-ponía en la nota-Volveremos antes de septiembre. Te quiere: Mamá."

-Típico de ellos.

Siempre me hacen lo mismo, se van y ponen una nota con lo mismo. Pero esta vez se han pasado, ¡se van a Japón sin mí! Adoro Japón, y lo saben. Pero son así, ponen la excusa del trabajo para todo.

-Que se le va a hacer.-dije como si alguien pudiera oírme.

Desayuné y me levante para ir a mi habitación para pasarme el día entero frente al ordenador, pero nada más salir de la cocina alguien toca a la puerta. Por algún motivo mi pulso empieza a acelerarse, me acerco a la puerta que tiembla de los golpes que recibe. De repente se oye un sonido metálico, como de unas llaves, y la puerta empieza a abrirse poco a poco. Cojo el espray bucal de mi padre que siempre deja a la entrada. La puerta se abre del todo y sin pensármelo dos veces le rocío el espray extra fresco sabor menta en la cara.

-¡Mis ojos!-dice frotándose los ojos-¿¡Qué demonios te pasa!?

Aparta las manos de la cara y veo a Derek, mi amigo desde que tengo uso de razón.

-¡Me has asustado! ¿Cómo has entrado?

-Tío, sé que guardáis unas llaves debajo del felpudo. Típico de películas americanas.-dice cerrando la puerta detrás suyo.

Derek es chico alto, como de 1.85, rubio y de ojos castaños y amarillos como la miel (ahora rojos por el espray). Está en buena, debería llevar gafas pero desde los 14 lleva lentillas. Es tan friki como yo pero seguimos discutiendo sobre si es mejor One Piece o Naruto, Naruto obviamente.

-¿Y qué quieres?

-Nada, sólo quería saber si te apetecía hacer algo.

-Venga, vale, te echo una a...

Y volvieron a llamar a la puerta. Derek y yo miramos la puerta como si detrás estuviese la mismísima muerte.

-¿Viene alguien más contigo?-le pregunto pero temiendo la respuesta que no deseo.

-N-no...-tartamudea.

Volvemos a mirar la puerta con más miedo aún y me acerco para abrirla cuando los golpes cesan. Abro la puerta con delicadeza y... No hay nadie. Vuelvo a cerrar la puerta sin siquiera mirar si hay alguien cerca.

-Qué raro.-digo todavía algo asustado.

-Sí, la gente no suele huir hasta conocerte.-bromea con una sonrisa pícara.

Le doy un golpe en el brazo en el brazo y nos movemos hasta el salón. Enciendo la televisión y le paso un mando de la Play.

-¿Te enteraste de lo del psicópata?

-¿Psicópata?

-Sí, ay, ¿cómo se llamaba? "El Cerillas", eso era.

Siento que mi corazón se para; hace años que no oigo ese nombre pero sigo teniéndole miedo. No le he contado a nadie mi encuentro con él, ni a Derek.

-No.-digo temblando-¿Qué ha pasado?

-Dicen que le han vuelto a ver, y no solo eso, dicen que le han visto por aquí.

El temor recorre mi cuerpo y me siento como si volviera a tener 13 años y "El Cerillas" estuviese enfrente de mí, mirándome con sus fríos ojos. Intento olvidarme y nos ponemos a jugar, pero el miedo sigue dentro de mí y provoca que pierda una y otra vez. Después de una hora siendo  agujereado con todos los balazos que nos meten en el Halo los malditos del Covenant, Derek me pregunta.

-Te han matado ya como cincuenta veces, ¿estás bien?

-Sí, bueno, más o menos. Tengo malos recuerdos sobre el pirómano ese.

-¿Por? ¿Mató a alguien que conocías?

-Larga historia, no quiero hablar de ello.

-Pues nada.-dice levantándose para coger su teléfono-¿Pedimos unas pizzas?

Le sonrío y asiento con la cabeza, no sé qué haría sin él. Pasó el día entero aquí, cenamos lo que sobro de la pizza y estuvimos hablan sobre anime y videojuegos. Incluso nos acabamos el Halo 4. Ya a las doce y media se tuvo que ir.

-La próxima vez te vienes tú a mi casa.

-Si consigues levantarte del sofá para abrirme la puerta.-bromeo.

Se despide y mientras se aleja veo algo encima del felpudo. Una cerilla. La recojo y veo unas pequeñas marcas, son letras. Es muy pequeño pero se pude leer. Pone: "Recuerdos".

-No lo entiendo, ¿qué quiere decir?-digo en voz alta.

Entro en casa y recuerdo lo que dijo Derek: <Dicen que le han vuelto a ver, y no solo eso, dicen que le han visto por aquí>. No puede ser, ¿habrá sido él? No, imposible, no se puede acordar de mí, ¿no? Decido irme a la cama y esperar al día siguiente.

***

- ¡Tzzz! ¡Tzzz! ¡Tzzz!

-Un día más de vacaciones, ¿qué me deparara hoy el futuro?-digo en voz alta.

Hoy ni me planteo vestirme, si me visita alguien ya me cambiare. Bajo a desayunar cuando me llaman al móvil.

-¿Diga?-pregunto sin ni siquiera mirar el número.

-¡Tendrías que habernos llamado ayer!

-Hola, mamá.-digo reconociendo su voz.

-¿Por qué no nos has llamado?

-Lo siento, estuve con Derek todo el día. Pero no es mi culpa. Si vosotros no os fueseis siempre sin avisar no tendría que estar llamando os.

-Es por el trabajo de tu padre, bueno, y ahora el mío.

-¡¿Cómo?! ¡¿Tú no trabajabas en el banco?!

-Sí, pero los jefes de tu padre me han propuesto trabajar para ellos para no tener que dejar el trabajo para acompañar a tu padre, además, me pagan mucho más.

-Bueno, supongo que no cambiará mucho.-digo dirigiéndome a la cocina.

-En verdad sí va a cambiar. Como trabajo con tu padre nos han propuesto quedarnos más tiempo en Japón como sus representantes, y hemos aceptado. Vamos a tener que quedarnos unos meses más.

-Lo que faltaba. ¿Cuánto?-digo antes de abrir la puerta de la cocina.

-Antes de Navidad estaremos ya allí.

-No me lo creo.-me paro sin abrir la puerta.

-Lo siento, hijo. Pero no te preocupes, te mandaremos dinero y estaremos en contacto. Te tengo que dejar, nos han llamado para una reunión. Adiós, te quiero.

-Adiós...-digo sin creerme lo que está pasando.

Suspiro y entro en la cocina, donde veo mi nuevo problema. Hay alguien en mi casa.

Quemaduras ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora