Capítulo dos

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—¡Honey! —grito y mi amiga entra corriendo al cuarto para lanzarse a la cama.

—¿Qué quieres? —pregunta acostándose boca arriba y leyendo sus conversaciones en messenger.

—Un chico me envió un mensaje, creo que se confundió de número. —digo y me acuesto a su lado mostrándole mi celular. Empieza a leer lo que él me envió y lo que respondí.

Solo dice que luego lo ignoré o que siga platicando con él, qué tal vez es el amor de mi vida como sucede en las películas a lo que yo respondo con una risa burlona. Ella sabe que eso jamás sucederá, soy la chica con más mala suerte del mundo, contándola a ella también.

Seguimos viendo la película sin siquiera hacer la tarea que se supone que tenemos que hacer, si mi mamá llega a entrar al cuarto y nos ve de esa manera nos matará.

Por suerte eso no sucede, hasta que ambas nos aburrimos y con tristeza empezamos a crear con lo que expondremos al día siguiente. Honey es demasiado imperactiva y se estresa demasiado, así que con solo escribir un poco lanza las cosas al suelo y va a tirarse a la cama para que yo escriba todo, que ella solo dicte y después dibuje, porque es la mejor en eso.

Desconocido:
Lo lamento, me equivoqué de número, pensé que era el de un amigo.

En cuanto recibo el mensaje se lo muestro a mi amiga, ella me sonríe de la peor manera. Indicando que se le acaba de ocurrir una muy mal idea.
Me arrebata el celular de la mano y corre a encerrarse al baño que tengo en mi habitación. Salgo tras ella y me quedo ahí golpeando la puerta de manera insistente y preocupada por lo que esté haciendo.

—¡Ábreme! ¡No hagas ninguna tontería! —digo molesta pateando la puerta, hasta que la abre y hace que casi caiga al suelo, logrando que ella suelte una gran carcajada.
Me ayuda a levantarme y me entrega el celular con una sonrisa angelical.

Raven:
No hay problema, a todo nos sucede eso.
Yo te dije mi nombre, me gustaría saber el tuyo.

Desconocido:
Si, pero no creo que algo tan estúpido como a mí.
Soy Shawn.

—¡Honey! —elevo la voz demasiado que mi madre entra en el momento exacto en que estoy tirada en el suelo aplastando a mi amiga, intentando matarla.

Nos separa y ordena que nos comportemos como chicas de nuestra edad, pero en cuanto se retira vuelvo a tirar a mi amiga al suelo golpeándola, ella no se deja y me los regresa.
Al final ambas nos detenemos y descansamos en el suelo, observando el techo blanco de la habitación, mis ganas de asesinarla aún no se han quitado, pero me encuentro cansada para volver a intentarlo.

Cierro los ojos y cubro mi rostro con las manos ahogando un grito de furia, me siento y observo a Honey tirada en el suelo casi durmiéndose, estiró el brazo logrando alcanzar una almohada cerca de mí y la golpeó en la cara, haciendo que grite y se siente rápido mirándome enojada.

—¿Por qué lo hiciste? —pregunto intentando guardar la calma.

—¿Qué tal si es el amor de tu vida? —responde intentando alegrarme un poco. — Y tienes que seguir platicando con él, hasta que uno de los dos se aburra.

Le lanzo el marcador golpeándola en una mano, ella hace una mueca por eso y me lo devuelve dándome en la pierna. Me rindo porque si seguimos así jamás terminará esa pelea.

—Estas loca. —afirmo rodando los ojos y volviendo a escribir en la cartulina.

La chica del celular » S. M. [ PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora