Prólogo

350 43 15
                                    

La vida era sumamente hermosa, así lo veía Tsuna en los últimos tiempos donde todo con Reborn quedó aclarado... Más o menos, por lo menos sabía que los fantasmas eran la menor de sus preocupaciones cuando del Gran Rey se trataba.

A estas alturas, el chico no comprendía lo raro de sus gustos. Primero un vampiro rarito y violento, ahora un rey amargo. Aún así jamás se rebajaría a decirle a aquel Rebornio lo que sentía, no mientras la piña acosadora acosara a...

—¡¿Cómo que desapareció?! —el grito alarmado de HIbari destrozó la pacífica vida del castaño, quien miró hacia él con una mueca—. ¡No voy a calmarme, Nagisa Margarita! ¡Busca a ese idiota o sino...!

Y por su mueca, Sawada supuso que le habían colgado. Sonrió poniéndose cómodo y degustando el té que su buen amigo le había ofrecido antes de que todo se le fuera a la mierda.

—¡Herbívoro!

Kyoya llamó su atención, y el castaño suspiró.

—Omnívoro al menos, Hibari Kyoya. ¿Qué quieres?

—¡El herbívoro piña desapareció!

Tsuna parpadeó sin ver lo malo de la historia.

—Mejor para ti, ¿no? Así no te acosa.

El azabache torció el gesto, claramente contrariado con ese hecho y desvió la mirada con incomodidad. Tsuna podía olerse la confusión de su amiga la ave y sólo negó divertido.

Después el tsundere era él.

—Eso no es lo que importa —siseó el vampiro—. El tema aquí es... Bueno... Me debía dinero.

Giotto y sus dramas eran más convincentes, la decepción invadió a Sawada y suspiró.

—Vale... ¿Quieres que te ayude a buscarlo?

Kyoya era una persona orgullosa.

Y orgullosa para él significan dos cosas:

Una, nunca admitir que no podría vivir sin los acosos de su piña.

Dos, nunca aceptar ayuda directamente.

—Pensé que era tu amigo. Al menos te preocuparías —se cruzó de brazos.

—Supondré entonces que no estás preocupado.

—Para nada. No me interesa lo que haga ese acosador.

Por supuesto que no, no es como si en esos momentos le temblara la ceja izquierda en muestra de su inestabilidad. Tsunayoshi le miró con fingida incredulidad y decidió hacer de eso algo más sencillo.

—¡No puedo creerlo, Hibari-san! —dramatizó llevándose una mano al pecho—. ¡Mukuro también es tu amigo, debemos buscarlo!

Pareció calmarse un poco, pero la altanería seguía allí. 

—¿Por qué debería ayudarte? No me importa para nada ese herbívoro.

Por supuesto, claro, ajá.

—Tiene qué porque yo lo digo —obvió con molestia—. Y porque me lo debe.

—Si tanto insistes, al final tendré que ayudarte... De mala gana, pero bueno.

Tsuna suspiró con una sonrisa.

—¿Y por dónde empezamos? ¿Tienes alguna idea, Hibari-san?

—Bueno, suele ir por... —calló y se corrigió—. No sé, no tengo interés en su vida.

El castaño bufó. No podía ir en serio

Estaba siendo más difícil y molesto de lo que pensó, más le valía a Mukuro estar en peligro de muerte y no de vacaciones porque sino...

—Por favor, si sabe algo dígalo —sus ojos empezaron a cristalizarse, sorpresivamente se le había ido a meter algo en el ojo... Kyoya no necesitaba saber eso—. Mukuro podrá ser todo lo molesto que usted (y el mundo) quiera pero él... ¡Él es mi mejor amigo!

Hibari lucía verdaderamente desconcertado, Tsuna se llevó las manos al rostro y fingió sollozos mientras se sacaba el polvo de los ojos. Odiaba esas malditas cosas.

—Sí sabes que intentó matarte hace unos días, ¿no?

—Eso significa que nos amamos, ¿no te digo yo? —le miró con dolor—. Reborn y yo siempre nos estamos sacando los ojos para demostrar nuestro amor mutuo, lo de Mukkun ya no es odio... Somos los mejores amiguis, por eso...

En el orgullo de Kyoya también entraba el «jamás admitir que se ponía celoso y quería matar a quien se fijara en su acosador».

Y este niño estaba siendo demasiado emotivo respecto a su desaparición.

—¿Tú y el herbívoro piña...?

Tsuna se sacó el polvo, pero los ojos le quedaron rojizos.

—¿Qué?

—¿Estás engañando al carnívoro con el herbívoro?

El castaño se quedó en silenio por unos segundos, procesando la información y sonrojándose ante la mención de su pareja no declarada pero más que aceptada.

A Hibari no le estaban gustando las reacciones de su amigo.

Finalmente, casi llegados al minuto, el desconcierto tintó la expresión de Tsuna y negó con ligero horror. ¡Jamás engañaría a Reb...! ¡Jamás estaría con esa fruta de mal gusto!

—S-Sólo somos amigos —no realmente, no eran nada parecido—. Es... Es sólo que con Mukkun he pasado tantos momentos divertidos...

Como la vez que Hibari casi le sacó la cabeza al encontrar una de sus cámaras en su baño o la vez en que el propio Tsunayoshi se infiltró en la guarida del hada de la fruta mientras este seguía a Kyoya a una reunión con Cavallone. 

Experiencias como esas eran hilarantes...

—¿Qué clase de momentos divertidos?

A Kyoya no le estaba gustando para nada como sonaba eso.

—Ya sabes, lo típico... Pijamadas, infiltraciones, esas cosas...

Tsuna no veía la posible doble interpretación de sus palabras.

Kyoya sonrió.

Y su sonrisa no auguraba nada bueno.

—Conque eso es, ¿eh?

Empezó a reír.

Y Tsuna tembló.

—¿Hibari-san...?

—Esa piña malnacida... Ya verá cuando le encuentre...

Tsuna sólo entendió una cosa después de eso... Bueno dos.

La primera, que Reborn mandaba a un adolescente (la mar de sospechoso y el motivo por el que había ido a quejarse con Kyoya) a vigilarle cuando no estaban en "casa". No podía odiar a Lambo por eso, pero sí a ese rey estúpido.

La segunda, que sea lo que sea que estuviera haciendo Mukuro, debía valerle la mano de ese vampiro tsundere.

—V-Vale... ¿Me ayudará a buscarle?

Y la mirada que le fue dedicada sólo podía significar una cosa. Esa segunda búsqueda sería su tumba.

¡Salut, lectores!

¡BaAl ha vuelto con la segunda temporada!

Porque todes la estabais pidiendo...

¡The Search II: La Reencarnación ha llegado a sus países we!

Okiz no.

Poz... eso. Bacchi no me responde así que solo me tenéis a moi.

Espero que os haya gustado 7u7

¡Au revoir! ¡Nos leeremos pronto!

The Search II: La ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora