Capítulo II

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Vamos caminando por las calles con mis amigos y de pronto siento un líquido en mis zapatos. No se siente como agua, pero tal vez pisé una poza... Miro el suelo y me quedo petrificada: ¡es sangre!. Levanto la cabeza y veo que mis amigos no me miran. Lu saca un cuchillo y esboza una sonrisa torcida. Estoy mareada, siento que alguien me mueve y escucho una voz a lo lejos.

Mi hermana me mira con ojos como platos mientras me habla, qué es lo que dice?... Annie, Annie (suena preocupada) — qué pasa?, ¿te sientes bien?, fue sólo una pesadilla. Sólo una pesadilla, me repito a mi misma intentando recuperar el ritmo de mi corazón. Cuando me siento persona otra vez, me incorporo en la cama y le aseguro a Ema (unas mil veces como mínimo) que estoy bien.

Luego del accidente (y como he comprobado durante mi recuperación), mi hermana Ema se comporta como mi hermana mayor, a pesar de que es un año y un par de meses menor. Eso no me gusta, quiero ser yo quien la proteja, quien la aconseje y la que la calme cuando tenga pesadillas.

Ya en el instituto (en la cafetería mientras esperamos nuestros almuerzos) analizo la opción de contarle a Alex sobre mi pesadilla. Me creerá una loca, o tal vez, se preocupará excesivamente por mí. Luego del accidente todos lo hacen.

—¡La odio!, y si algún día tengo la oportunidad de patearle la cara, lo haré, te lo aseguro —Alex me saca de mis pensamientos.

—Cálmate, ¿quieres?, ella no puede ser tan mala...

—Sí, si puede —dice interrumpiéndome.

Alex y Elena son peores amigas (el sentimiento de odio entre ellas es mutuo), desde que tengo memoria...mejor dicho: desde que las conozco. Pero bueno, Elena es una... mala persona.

Tengo miles de preguntas para mis amigos, necesito que lleguen pronto o comenzaré a preguntarle a Alex.

—¿Dónde están los otros? —al terminar las clases estaba tan ocupada en mis pensamientos que no me fijé en mis amigos.

—Lu se quedó copiando algo de la pizarra y Jeff fue a guardar sus libros. Te sientas con él y no lo notaste, ¿estás bien Annie?

—Sí, es sólo que... necesito preguntarles un par de cosas. A todos.

—Oh. Ok.

Alex y yo caminamos en silencio a “nuestra mesa” con las bandejas en nuestras manos.

—¡Hey!, esto huele delicioso, ¿qué es? —como siempre, es Lu, salvándome de un momento incómodo.

—Creo que son Ravioles —es mi comida favorita, pero no tengo mucho apetito. Mis pensamientos y el recuerdo de mi sueño me revuelven el estómago.

—¡Son Ravioles!, ¿no deberías estar feliz?

—Estoy feliz —digo sin mucha convicción—, pero necesito preguntarles algunas cosas.

—¿Por qué no?, dispara —dice Lu.

—Primero, quiero saber porqué estaban tan nerviosos el otro día.

¿suicidio o venganza? *detenida*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora