Cap. 2: Mica

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Llevar una sudadera a pleno verano es asqueroso.

Miro a la gente pasar con bolsas grandes en las manos, quizá así de enormes son las que yo llevo debajo de los ojos. Tapo mi rostro, sé que es repugnante, además de labios siguen totalmente secos (y creo que se quedarán así por mucho tiempo), sé que me veo blanco como papel y creo que he adelgazado al no comer nada, evitando que Aby se lleve más de mi saliva. 

Han pasado 8 días desde mi encuentro con esa bruja, las alucinaciones (me convencí que eso fue lo que me pasó antes de perder mi yogur) no siguieron, pero me repito constantemente que soy el dueño de mi mente.

Como si eso fuera a ayudar.

-Dmitri- oigo una voz masculina, volteo y acomodo mis lentes.

Un chico con camisa de largas mangas y rayas verticales me saluda con su mano izquierda. Tambien lleva pantalones ajustados y lentes oscuros. Su aspecto no es el de una persona que sabe tanto de un culto como me lo mostró por chat; lo único extraño en él son las perforaciones en los labios, una a cada lado, el arete en la ceja y el de la nariz, sin embargo no exageraré en eso, yo mismo tengo una perforación en el lóbulo de la oreja izquierda.

Lo que más llama la atención es el color gris de su brazo derecho.

-¿Tú eres Mica?- pregunto casi en un susurro y me paro. Veo lucitas y el mundo da vueltas, debo comer algo.

-Ese mismo- dice y mis ojos se salen de sus orbitas. Cuando habló pude ver su lengua, está partida a la mitad. También tiene varios agujeros a lo largo de su oreja. Observo su brazo gris, es una prótesis muy bien hecha, parece que puede mover los dedos.

-¿Qué?- se encoje de hombros-¿Te doy miedo?- se quita los lentes, sus globos oculares son totalmente negros solo el color avellana de sus iris resalta.

Doy un paso atrás y tropiezo con la banca en la que estaba sentado, por suerte no caigo.

Mica ríe entre dientes.

-Muy triste, Dmitri. Alguna vez me habría encantado tu miedo, ahora me ofende mucho- lleva la mano sobre su pecho, todos sus movimientos son suaves y finos.

-Y yo casi me cago encima y no es que me guste.

Se vuelve a poner los lentes.

-Bien, según tengo entendido, la tipita esa te mandó a asesinar a unos tipos.

-Sí, los asesinos de su líder, ni siquiera sé quien es el líder.

Él empieza a caminar miro como se aleja, petrificado.  "Muevete idiota" me regaño mientras tambaleo para ponerme a su lado.

-En esta ciudad hay solo un culto- dice mi acompañante-, el líder de ese grupo es Alec, un tipo muy extrañamente normal.

"Ale". Ese es el nuevo nombre que resuena en mi cabeza.

-Alejandro- busco en mi mente a todas las personas con ese nombre.

-No, Alec, de Alexander.

Qué pendejo soy.

"Alec" de...

"Alexander"

Me quedo parado, todo a mi alrededor va vueltas y mi estómago hace mucho ruido, estoy más que hambriento. Sin embargo eso no es lo importante, pero sí el nombre: "Alexander" como el ex de Aby. Era un chico demasiado ordinario para ser líder de algo como eso. Lo recuerdo, era delgado con cabello rudio y largo, nariz enorme y dientes de rata, un imán de burlas.

Sé que hay miles de hombres y niños llamados así, pero no creo que Aby llegara a preocuparse tanto por otro, por muy su jefe que fuera.

No sabía sobre su muerte, nunca había notado su ausencia... Aunque pocas fueron las veces que noté su presencia. No sé mucho de él, solo que tiene un hermano menor que es idéntico a él, solo que su nariz es aún más pronunciada, la vez que hablé de frente con él creí que me iba a sacar un ojo.

Cuando intento volver a caminar tropiezo con mis propios pies. Mica me sostiene.

-Oye- me dice- ten más cuidado.

-Quiero sentarme- mi estómago empieza a gritar, necesito algo para calmarlo.

Mica me observa extrañado.

-¿Cuanto llevas sin comer?

Pongo mis lentes en su lugar y mis piernas me ayudan a volver sobre mi antigua postura.

-Desde que te escribí por primera vez.

Le sonrío.

Él traga grueso.

-Esa no es forma de huir, ¿no has salido de tu casa?

-No.

-Eso es lo peor que puedes hacer, dejar que la maldición sea dueña de tu mente.

Como si aún no lo fuera.

-¿Y qué quieres que haga?

Empieza a avanzar.

-Vivir, si no sales tu mente estará expuesta. Distraete, y has cualquier cosa. No besar no te va a matar, puedes sobrellevar el problema sin necesidad de cumplir la matanza bruja te pide, o puedes ser un cobarde y tomar la salida fácil.

Mi elección es obvia, pero una parte de esa palabrería tiene sentido.

-Sin importar lo que elijas, yo te apoyaré- concluye.

Llegamos a un puesto de licuados, pide dos de fresa y banana y me da uno.

Veo el vaso detenidamente, me da miedo hacer cualquier cosa, pero mi apetito tiene control sobre mí. Meto la pajilla en mi boca y empiezo a sorber.

Que sabor más peculiar.

Estoy a punto de vomitar, saco el popote de entre mis labios y quito la tapa blanca. El contenido es una sustancia verde y viscosa, hay cabellos, uñas, un dedo entero flotando y la cereza del pastel, un ojo que me mira.

Dejo caer el vaso, en el suelo el líquido es rosado con algunos hielos y trozos de ambas frutas.

Mi acompañante se saca de la boca el pequeño tubo y me extiende la bebida.

-Sé que es asqueroso, pero es la única forma, mi ADN ya está allí.

Lo cojo y tomo de él.

Casi lloro al sentir el sabor a fruta en mi lengua.

Kiss my curseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora