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  [Habitación]


    — ¿Te quedarás a dormir en mi casa? Mi madre no estará —pregunta mi mejor amigo.

Me hago el interesante mirando mis uñas con desinterés. Me gusta molestar, ¿qué le puedo hacer?

         — No sé, soy un chico ocupado, ¿sabes?

Él explota a carcajadas falsas. Finge limpiarse una lágrima y cambia su cara a una que me juzga muy duramente.

          — ¿Cómo? ¿Comiéndole la boca a una pobre chica que antes de conocerte tenía un futuro brillante?

          — En parte. Por otro lado también me gusta masturbarme.

Me golpea con una fuerza inesperada en el abdomen y no puedo evitar perder el aire mientras me doblo. Estoy por reclamarle qué cojones le pasa cuando me agarra del pelo levantándome la cabeza para que lo mire.

             — Vendrás a mi casa aunque tenga que ser yo quien te masturbe, ¿entendido?

Asiento intimidado por su agresividad. Joder. Este no es el SeungCheol que conozco, para nada. Esto de descubrir que quien pensaba que amaba realmente le era indiferente en ese sentido debe haberle sentado mal.
Me sobo el abdomen haciendo una mueca. Sí o sí me sale un moratón.

           — Maldito hijo de perra —maldigo por lo bajo.
Vuelve a tirar de mi pelo acercándome a él, nuestras frentes se tocan. Puedo sentir su aliento en mi cara y siento un escalofrío recorrerme.

            — ¿Qué has dicho?

Sonrío malévolamente. Hora de que aprenda que a Lee Jihoon no se le toca. Woozifer ha llegado. Pero... En un modo alternativo.

             — Que te amo, oppa —exclamo poniendo la típica voz de las niñas que lo gritan continuamente y doy rápidamente un pico en los labios.

Cheol me suelta rápidamente alejándose. Suelta una maldición y se limpia los labios con asco.

               — ¿Qué mierda te pasa? —gruñe pero seguidamente parece entenderlo porque suspira sonriendo mientras levanta las manos —. Está bien, está bien. Entendí. No puedo tratar de dominar al tipo que destrozó a Mingyu con una guitarra.

Lanzo la mochila a la cama de Cheol y, detrás, me lanzo yo. Ruedo un poco hasta quedar con mi nariz pegada al edredón luego cerrar los ojos.
Me invita a la fuerza a su casa pero el muy imbécil no está presentable a la hora. ¿No podría haberse duchado antes? Maldito gordo.
Vuelvo a dar la vuelta suspirando. ¿Un susto en la ducha? ¿Sería demasiado gay? No sé... Somos amigos de toda la vida. Se la he visto prácticamente las mismas veces que me he visto la mía. Me temo que la tiene más grande que yo... Pero no por mucho. Gruño. Ni en esto soy más grande que él. Que le den. Mientras voy pensando parece pasar el tiempo y mi amigo sale de la ducha.
Hola, Copa; Hola, Minicopa.

Me incorporo dándole una sonrisa socarrona.

           — ¿Te has duchado con agua fría? Digo... Porque si no no entiendo cómo está tan encogida.

           — No me jodas —gruñe.
Me echo a reír mientras agarro la mía.

            — Supongo que por fin te gano.

Él me mira alzando una de sus negras cejas mientras se pone unos bóxers. Eso parece ser suficiente ropa para él puesto que comienza a caminar hacia mí con una mirada amenazante.
Al llegar frente a mí me empuja para que caiga de nuevo tumbado en la cama. Él se coloca sobre mí aprisionándome. ¿Quién me mandaría meterme con alguien que va al gimnasio, eh? Eres tonto, Woozi.

Hetero. ✓ [JiCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora