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Duele mirarlo ya que ilumina más que el mismo sol.

Es algo que es demasiado hermoso para tus ojos color miel,

sabes que debes apartar la vista. Pero no puedes.

Es duro mirarlo pero es aún más duro apartar la mirada.

Lo primero que supo Thomas fue que sus ojos estaban destinados a reunirse con la visión del cuerpo de Newt desde el principio. Sus ojos color miel eran como un imán y el rubio era como un metal, atraiéndolo sutileza provocando una conexión irrompible entre ambos. Una vez Newt entraba en el campo de visión del morena, era imposible escapar aquel fuerte magnetismo, era imposible escapar la mirada. 

Pero al mismo tiempo observarlo demasiado tiempo le dolía, no era un dolor amargo de una patada en el estómago o el dolor que helaba tus venas ante una despedida duradera, era un dolor agridulce que te dejaba un sabor gustoso en la punta de la lengua. Era el tipo de dolor que te calienta el corazón mientras este bombea nervioso llevando el mensaje de la vida por todo el cuerpo, era el tipo de dolor que te producía una pequeña efervescencia en la boca del estomago la cual acababa por esparcirse hasta la punta de los cabellos. Era aquel tipo de dolor que despertaba su cerebro, anunciando que debía apartar la mirada pero al mismo tiempo lo paralizaba haciendo imposible tal acción, aunque en un fondo él no quería.

No mirar a Newt era una tarea casi imposible para Thomas, pero era más fácil que apartar la mirada de los ojos castaños del rubio; sin embargo el sujeto A2 del laboratorio de C.R.U.E.L. nunca elegía lo fácil. Ya que prefería ser victima de aquel hechizo, antes que quedarse mirando al suelo sin saber que se estaba perdiendo durante toda su vida.  

Fue así desde el principio de todo cuando se vieron por primera vez, aunque Thomas no podía ni recordarlo.

Cuando ambos eran aún niños, niños inocentes quiénes empezaban a ser corrompidos por la crueldad del mundo en el que les había tocado vivir, Thomas sintió por primera vez aquel magnetismo, el cuál movía su cuerpo en especial sus ojos.

Fue cuando iban a hacer una intervención quirúrgica para implantarles algún aparato electrónico en el cerebro, Thomas no sabía que era pero no le hacía mucha gracia, es más tenía miedo. Su miedo aumentó en el momento que sintió el magnetismo. Había una cortina blanca y pura como la nieve entre ellos pero la atracción fue más fuerte que aquel trozo de tela que impedía la visión del chico de los ojos miel, así que sin pensarlo el chico de lunares apartó la cortina de un tirón y por primera vez su mirada conectó con la figura del rubio. 

Al instante Thomas sintió un temblor en las piernas y en las manos, el chico nunca supo si era por el aspecto del rubio, el miedo que lo invadía o por aquella fuerza dolorosa que lo había impulsado a tirar de la cortina blanca y pura, manchándola de un tono amarillento.

¿Pero qué más daba? Thomas nunca lo supo y ahora, nunca lo sabrá ya que aquel lejano recuerdo fue borrado de su memoria. Sin embargo aquella sensación, aquella dolorosa atracción entre su mirada por aquel entonces inocente y el rubio, no.

✔Five Things;Newtmas✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora