CAPITULO 23

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Tuve que llamar a Jedite para que me ayudará a llevar a los niños a casa de mis padres, mis pequeños sabían que algo estaba sucediendo porque no hicieron preguntas, solo arreglaron una pequeña maleta con un poco de ropa, no sabía que había sucedido y mucho menos cuanto tiempo tardaría en resolverlo. 

Después de ver que mis hijos fueran con su tío, acompañe a los militares, me condujeron a un auto, Shingo seguía sin mirarme. Si duda me llevaban al hospital, pues ese camino se me hacia conocido – Shingo por favor, dime que es lo que esta sucediendo

Mi hermano seguía sin mirarme -Señora, en cuanto estemos en el hospital el médico le dirá el estado de salud de su esposo

Gire a ver a Shingo, seguía evitando mi mirada y eso me molestó mas aun, así que aumentando en hecho de no saber nada de Mamoru, mis nervios estaban a punto de colapsar, tenía tantas emociones encontradas, quería salir corriendo a buscar a Mamoru, cuando el capitán que estaba al mando allí, se fue junto con otro de los que lo acompañaban, intente sin éxito ,mirar a Shingo.

La situación ya era bastante incómoda, los dos que estaban allí, solo me miraban y después se veían entre ellos, ya cansada y molesta, me acerque a mi hermano - Shingo, por favor dime que sucede

- Prefiero que el médico sea quien te lo diga

Lo tome  por la chaqueta y lo sacudí - ¡demonios Shingo! Necesitó saber que pasa con mi esposo, ¿no entiendes?

Bajo su mirada - perdóname - susurro

- ¿que?

- no pude encontrarlo a tiempo, esta muy mal, lo siento

- no, eso no puede ser cierto, el no puede estar tan mal

No dijo nada solo giro su cabeza - lo siento

Caí de rodillas - no es cierto, esto no puede estar pasando - las lágrimas corrieron por mi rostro libremente, no hice nada por detenerlas, uno de los que estaban allí trato de ayudarme, pero Shingo le hizo un ademán con su mano y lo detuvo

- perdóname muñeca, lo lamento mucho - trato de ayudarme a levantarme, pero de un manotazo aleje su mano

- no soy tu muñeca, ya no más - me levante sintiendo que mis piernas no soportarían mi peso, como pude llegue hasta uno de los sillones que allí estaban - esto no puede estar sucediendo, el no puede estar tan mal

Shingo se acerco hasta mi - de verdad muñeca perdóname, si no lo hubiera dejado atrás, quizá

Cubrí mis oídos, tratando de concentrarme en lo que estaba pasando, comencé a sentir como si algo estuviera oprimiendo mi pecho, sabía que Mamoru estaba muy mal, exactamente como, no lo sabia pero dentro de mi sentí que él me necesitaba, yo necesitaba estar a su lado, decidí esperar un poco deseando que el medico no tardara mucho

El médico tardaba demasiado y yo comenzaba a desesperarme, saber que Mamoru estaba allí, sin poder verlo, saber como se sentía, era algo que me estaba matando. Ni Shingo, ni sus compañeros se habían movido ni un poco, no querían moverse, tal pareciera que los habían dejado cuidándome

No pude soportar más la espera, me levanté del pequeño sillón y camine hacia la puerta - ¿a donde vas muñeca?

No siquiera gire a verlo - voy al sanitario, no creo que quieras seguirme allí también - dije molesta - necesito un minuto para pensar y quiero estar sola.

Salí de la pequeña sala de espera, al darme cuenta que nadie me estaba viendo, camine hacia la estación de enfermeras - disculpe señorita - la enfermera me miró extrañada - estoy buscando la habitación de mi esposo, es el capitán Chiba

Ángel SolitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora