No teníamos nada que perder, nada que ganar. Nada que deseáramos más[...]
No era que el tiempo se le escapara de las manos, ni mucho menos que él supiera algo exacto qué hacer con su vida. Podía incluso decir que estaba un poco perdido en el medio de todo, y realmente apestaba eso, de estar varado sin saber en la dirección en la cual remar.
Él se sintió así luego de haber creído perder mucho.
Se sintió como si flotara sobre el océano enorme, tan insignificante y tan libre... y era una mezcla de todo, de ganas de gritar y hacer explotar todas las sensaciones que subían por su garganta.
Leo podía justificarse con un millón de argumentos válidos, sin embargo, algo no le satisfizo jamás. Había un asunto pendiente que le mantenía alerta en varias ocasiones, quizás siempre. Había querido con muchas ganas solucionarlo todo, pero en aquel entonces era tan joven que no lo terminó entendiendo.
Hubo una vez una persona que le hizo creer que él iba a ser el dueño del mundo, alguien que le hizo pensar y sentirse capaz de hacer cualquier tontería, alguien que le hizo creer que todo estaba bien, que ellos estaban bien. Que no iba a haber más que felicidad en un camino gigante. Quería gritar que había sido feliz, que cada día algunos años atrás habían valido cada una de las penas posteriores. Pero no fue así, y Leo no quiso mentirse. ¿Qué iba a sacar?
Era similar a lo que sientes después de llorar, justo en el instante en el que luego te dan un abrazo. Una mezcla de tristeza y felicidad, extraño.
- ¿Otra vez pensando demasiado?
Escucha una voz detrás a lo que él asiente, apoya sus manos en las palmas y sus ojos oscuros chocan con los contrarios y azules.
-Tengo ganas de...-suspira, sin quitar su posición anterior. -Nada, olvídalo.
El otro suelta una risa ligera, y acompaña su acción dejando unas cuantas carpetas sobre la mesa de trabajo de Leo, este último quiere morir cuando ve el cumulo de trabajo que aún le queda.
- ¿Estás pensando en ella?
No. Claro que no pensaba en ella desde ya hace mucho tiempo.
No era un tema que él quisiera recordar, de hecho.
Niega lo más rápido que puede y después se encoje de hombros, restando importancia al montón de cosas que se le vienen a la mente. Tenía que estar despierto y mandar a edición el montón de fotografías que había tomado, seleccionar, corregir y hacerse cargo de varias ediciones.
Y no quería... precisamente porque tenía un miedo enorme de volver a revisar esa pequeña parte de su pasado. Leo estaba aterrado de trabajar con las fotografías de Guang, y no tenía idea de cómo había logrado tomar esa cantidad de fotos decentes si incluso le temblaban hasta los huesos. ¿Se había acordado de él? ¿Guang le habría reconocido?
Había sentido un calor enorme apretándole el pecho, casi como la primera vez cuando lo vio, de pie fuera de la estación de metro pareciendo tan desorientado, con sus manos tan blancas y pequeñas aferradas a los arciales de su mochila, con su cabello castaño y desordenado y ese montón de pecas bonitas en su cara. Aquella vez Guang tenía dieciséis años, tenía las mejillas redondas y era adorable, tan brillante como el cielo adornado por una luna enorme y cubierto de estrellas.
Leo suspira porque esos recuerdos le aprietan el estómago. Y no sabe si es correcto que sentimientos tan avasalladores se instalen en su cuerpo.
Guang lucía casi tan pequeño como la última vez que lo vio, con sus ojos preciosos llenos de lágrimas, y las mejillas rojas porque no quería decirle adiós. Pero también era diferente, Leo podía darse cuenta de lo fuerte que era, de lo mucho que su personalidad había variado. De lo distinto que era ahora.
Ambos eran diferentes, él lo sabía mejor entre los dos. Y, sin embargo, algo dentro de él quería tomar la mano de Guang con todas sus fuerzas. Quería ser todo lo egoísta que no fue antes.
Leo suspira fuerte, intentando como siempre buscar soluciones. Si las cosas que sucedieron en el intervalo que estuvieron separados no hubieran ocurrido. Si las cosas fueran como antes, el moreno quiere reír con todo y las ganas, no puede siquiera pensar de esa manera. ¿Qué pasa con todas las decisiones que tomó? No solo puede ir y decir que se equivocó en todo. ¿Por qué se iba a esmerar en recuperar algo que-aunque se sintiera como el fuego admitirlo- nunca había sido?
Guang había sido su amigo por casi dos años y él lo había dejado ir en un momento durísimo, justo cuando el castaño necesitaba de la fuerza que Leo siempre supo que tuvo. Pero no era su culpa, no del todo.
Había intentado justificarse también con eso.
Tuvo que decidir y estaba tan confundido, los sentimientos y ese montón de mierdas no eran lo suyo ¿Guang se sentaría a hablar con él? Leo tenía una curiosidad enorme por todo lo que habría pasado, ¿Qué fue de Guang antes de convertirse en modelo? ¿Qué fue ese libro que lanzó unos meses atrás? Leo tenía muchas ganas de decirle lo impresionante que era.
Tenía un montón de preguntas, y también, por supuesto, iba él a contarle de su vida... ¿Qué fue de él? ¿Qué fue de ellos? ¿Qué fue de ese beso que nunca se dieron?
Leo supuso que eran cosas de adolescentes, y que ya lo que alguna vez sintió no iba más...
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Whisper It [LeoJi]
FanfictionY luego de mucho tiempo, eso, para lo cual él no tenía nombre, seguía estando allí.