Le rogué a Magy nuestra compañera, para que me llevará a donde estaba.
Sería muy difícil que pudiera entrar, pero la necesitaba ver.
En todas partes se oían los rumores, de un fatal accidente que yo desconocía totalmente.Desde ahí comenzó esa cruda realidad.
El espacio vacío de su escritorio me dejaba un nudo en la garganta. Ella no merecía eso.
Esa noche no dormí.
La pasé en vela.
Los ratos que dormía, me jugaban una broma, haciéndome creer que sólo era un sueño, que al despertar, la volvería a ver ahí sentada. Con su hermosa sonrisa, y su hermosa figura, deleitando mi panorama.Jamás llegó.
Entré en desesperación.Un par de días pasaron y mis ojeras cada vez eran más visibles. A cada momento miraba mi teléfono esperando una respuesta, una respuesta a mis tantos mensajes que le envíe.
"Bonita, dime que estas bien."
Pero del otro lado, quedó en silencio. Ese silencio que me mataba y comenzaba a demoler mis sentidos, matando por completo mi sentido del humor.
4 días después pude recibir una oportunidad.
Magy, pudo ayudarme para poder visitarla.
No dudé ni un segundo cuando ella me comentó esa locura.
No me pregunten cómo, pero lo logramos.
El pasillo era tan largo que no parecía tener fin. Temblé de miedo, de preocupación y de arrepentimiento.En la sala de espera, vi a sus padres y a el hombre que pronto la tendría a su lado. Las ojeras tambien eran muy visibles. Se notaban demacrados y con el rostro pálido. Todos ellos totalmente ajenos a mi.
Yo también estaba como ellos, así. No era su familiar, ni su prometido.
Era simplemente un hombre que la amaba, y también sufría cada minuto.Cuando al fin llegué a la puerta, sentí algo de calma en mi alma.
Pero todo se me destrozó al verla.
No podía respirar por si sola. Unos tubos salían de su boca.Su rostro ya no era el de ella.
Lejos de asustarme decidí acercarme un poco más.
Sabía que la cuidaban lo mejor posible y por esa razón no la toqué. Me quedé a su lado sentado en un pequeño banco que estaba al costado.
Un nudo en mi garganta me dolía bastante. Mis lágrimas instantáneamente brotáron de mis ojos.
Lloré como no lo había hecho, pero en silencio, sin opacar el sonido de las máquinas médicas.
La vi tan mal.
Anhelaba verla sonriendo, hablando... Y la recordé esa sonrisa una vez más, cuando aquella tarde le compré dos rebanadas de pastel.Mis pensamientos se vieron opacados por un ruido extraño.
Al verla, pude ver que era ella, que trataba de decir algo.
Sus ojos eran más pequeños, muy pequeños.-tranquila. No hables- apenas le dije, aguantando las ganas de llorar.
Su mirada se posó sobre mí.
Me levanté para que no hiciera esfuerzo. Mi corazón dio un vuelco doloroso.
Pero sentí su mano levantarse hacia mí.
La tomé con todo mi cariño.
- Daniel.
Escuché mi nombre. Apenas formadas en pequeñas sílabas, susurrando muy despacio. Sólo le dije que no hablara más.
Sostuvo mi mano con un leve apretón, ya no me importó que no se pareciera a ella. Yo sabía que era ella, lo podía sentir con su tacto. Me transmitió su calidez.-Bonita... Te he extrañado como no tienes idea. Me haces falta. Pero aquí estoy, esperando a que te recuperes. Iremos de nuevo dar un paseo junto al lago y te compraré tu postre favorito. Tienes que ponerte bien. Te estaré esperando.
Nunca me soltó y me miraba con ese brillo tan hermoso.
Pero tenía que irme, antes de que me corrieran."Te quiero"
Concluí dándole un beso rápido en su delicada mano. Y me marché hecho un mar de lágrimas.
Por la noche de nuevo mis sueños me molestaron. Rogué al cielo, que la dejara vivir. En verdad no creía en algún ser supremo que tuviera dominio sobre los humanos, pero si era verdad, pedí que la dejara, que yo la iba a seguir amando sin que me importara su apariencia.
Estaba más que decidido, con tal de tenerla una vez en mis brazos.Me quedé tranquilo, pensando en ella.
En mi interior tenía la la esperanza de que regresaría y yo tenía que estar ahí.4:30 a.m. Magy me llama para decirme que mi Sol, se apagó.
Mi alma murió en ese instante con ella.Lloré con todas mis fuerzas. Mal dije lo que tenía que maldecir. Perdí el control, rompí muchas cosas, destui todo a mi paso.
En mi vida había sentido un dolor así, tan inmenso. No sé comparó con la partida de mi abuela, que falleció cuando tenía 12 años.
En ese entonces no me preocupaba nada, la extrañe y la sigo extrañando.Fue tan duro ese golpe.
La primera vez que me he enamorado de una mujer que valía todo el oro del mundo y me la quitaron. Lo peor para mí, fue que no pude hacer absolutamente nada.Con mayor razón no creí, en aquel ser al que le rogué por Marisol.
Ahora me sentí tan solo. Tan tonto.
ESTÁS LEYENDO
Deja vu
Teen FictionCuando llegó el amor, no supe cómo actuar y muchas cosas pasaron en mi mente. No tuve el valor para decirle que la quería y adoraba. Cuando quise decirle sobre mi amor a ella, me la arrebataron. Este amor trascendió con el tiempo, sin su presencia...