Las nubes opacan el sol, mientras el viento sopla un poco más helado. Tal vez llueva, pero aún quiero disfrutar la vista.
Y aquí estoy. Recostado en este pasto. Donde mi única compañero es Bruno.
Mientras el juega con su pelota, sigo mirando al cielo.
Si dicen que hay otra vida en ese cielo, entonces ella está ahí.
Su corazón era tan noble. Incapaz de hacer daño.
Aunque este dolor que dejó, no fue su culpa. No lo provocó, y nadie podía detenerlo o cambiar las cosas.Tal vez ahora que ha pasado los meses, me siento un poco mejor. El dolor ha sido llevadero este último mes.
De tanto pensar en ella, decidí comprar un inmenso ramo de rosas rojas para ir a visitarla.
Tiene tiempo que no lo hacía.Me dispuse a ir al lugar de su morada. Mirando su tumba, me sentí tranquilo sabiendo que descanza.
Pero aún me arrepiento de no haberle dado ese ramo de rosas en vida, para dibujarle una sonrisa que deleitara mis pupilas.Estuve un rato con ella. No le dije nada, sólo escuche el silencio y busqué su presencia en la tranquilidad que se respiraba en el aire.
Un rato después me tuve que retirar, pronto obscureceria.Al salir del camposanto tuve una sensación extraña, jamás me había sentido así.
Me dolió tanto la cabeza que la vista se me nublo. Oí a Bruno ladrar muy fuerte.Me senté en unos escalones que estaban cerca.
El viento sopló tan fuerte, que me provocó un poco de temor. Los árboles de movían estrepitosamente, por un momento creí que se arrancarían desde la raíz.
Unos segundos más y todo de detuvo, el tiempo se congeló.
Frote mis ojos para poder reincorporarme y lo logré.El panorama había cambiado por completo. Había muchas flores que jamás me di cuenta que estaba sembradas. La gente entraba y salía sin ningún problema.
Caminé hacia la parada del autobús.
Callé a Bruno más de una vez, pero no dejaba de ladrarle a las demás personas.
Cuando comencé a a cruzar la calle, algo me detuvo.Un presentimiento.
Me volví a sentir mal, y caí mareado.
A lo lejos escuchaba los ladridos de Bruno. Tuve mucho miedo.Cerré mis ojos, y una sensación de desesperación y paz, me envolvía. Algo inexpplicable me arrulló. El dolor físico y emocional, de momento desaparecía.
Era tan ligero como una pluma.Bruno no dejó de ladrar.
Mi vista daba vueltas, y en mi cabeza retumaba voces ajenas y el insistente ladrido de Bruno.Poco tiempo después, escuché sirenas de ambulancias.
Algo no andaba bien.-hey, despierta. No es momento de dormir. No cierres tus ojos...
Esa voz...
El sol me iluminó el rostro.
Era algo raro, puesto que ya pasaban de las 6 cuando fui a verla y el sol comenzaba a ocultarse.Entonces lo supe.
Tal vez mi momento había llegado. Allá arriba se escuchó mis ruegos, pedí tanto al cielo, que el día en que marchará de este mundo, viniera mi Sol por mi, para verla por última vez.Ahí tirado entre abrí mis ojos. No la ví. Pero un rayo de Sol chocaba en mis ojos.
- Sol... Se que eres tú.
-Si... Pero eso no importa, sólo quiero que no cierres los ojos, no te duermas.
-No. Por favor, quiero verte, sólo dejame verte.
-Aquí estoy...
Vi muchas siluetas rodeandome, supe que eran los paramédicos que me revisaban. Mi cuerpo me ardía mucho.
No tenía idea de lo que pasaba, pero estaba contento. No había podido estar tan cerca de Sol, ni siquiera en sueños me la permitieron verla.
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Deja vu
Teen FictionCuando llegó el amor, no supe cómo actuar y muchas cosas pasaron en mi mente. No tuve el valor para decirle que la quería y adoraba. Cuando quise decirle sobre mi amor a ella, me la arrebataron. Este amor trascendió con el tiempo, sin su presencia...