🕶Los Chicos Populares🕶

Parte Cinco

La ventaja de que tu madre tenga una peluquería en el porche de su casa, es que si es un corte para ti, no te cobrara.
La desventaja ahora era que ya no estaba segura ya del plan de Jungkook.

- Madre- dije comenzando a levantarme de aquella silla de peluquería- ya no estoy segura de esto.

Ella me tomó de ambos hombros y me volvió a sentar ahora mirándome en el espejo frente a mi.

- No seas amargada- respondió y comenzó a mojar con un líquido mi cabello.

Ahora que lo pensaba bien, este plan era una locura.
No quería pertenecer a ese grupo de perras y putos a quienes odio.

Comenzaría a reclamar y decirle a mi madre que me arrepentía, pero ya era tarde la mitad de mi pelo ya estaba en el suelo y mi madre tranquila continuaba con lo demás.

El timbre sono, esa hubiera sido mi salvación diez minutos antes.

Mi madre entró del porche a la casa y me dejó ahí.
Me sentía ridícula, me había comenzado a cortar el cabello en capaz y mi fleco lo dejaría más corto de lo que yo quería, al final le haría unas cuantas ondulaciones permanentes y lo acomodaria para que me viera "sexy", según ella.

Jungkook entró seguido de mi madre, el seria el siguiente "cliente" al cual le cortaría el cabello.
Me miro de una manera que no podía describir, pero sus ojos no se separaban de mi cara.

- ¿Qué tanto me vez, galleta?- le reclame algo molesta- está fue tu idea- mi madre tomo mi cabeza y me hizo volver a mirar al espejo.

- Puedes sentarte ahí- mi madre señaló un sofá detrás de nosotras, ahí aguardaban los clientes que usualmente tenía.

Habían pasado 30 minutos y mi madre había terminado conmigo.
Era hermoso ese corte, para alguien a quien si le guste ese estilo, se veía ridículo en mi, mi cara se notaba demasiado.

- Ya me arrepentí- le dije a mi madre mientras me veía al espejo.

- No seas aguafiestas- me sonrió, tomo mis hombros y beso mi mejilla- te ves hermosa.

Mire hacia Jungkook y el tenía la misma mirada que antes, no la apartaba de mi cara.

- Sigues tu- le dije y entre a mi casa.

Quería un jugo de naranja, que suponía mi madre había comprado.

Pase a la cocina y mi hermano llego a ella tambien y me miro, quedó en shock por unos segundos, suponía que se lo esparaba.

- Te ves horrible- se rió y salió corriendo.

Le arroje el bote de jugo vacío y lo mire con cara de enojo cuando me sacó la lengua a mitad de las escaleras.